Conocerse a uno mismo a veces no es sencillo, pero es fundamental para vivir con un mayor equilibrio hacia uno mismo y hacia los que nos rodean. Así lo manifestó Luis Fontán del Junco, consultor de comunicación, durante su intervención en el 41 Congreso de Fepace celebrado en Alicante bajo el título de «El poder transformador de la educación, una mirada hacia los padres». En su opinión hay, al menos «5 claves para conocerse a uno mismo» y explicó que si analizamos el modo en el que nos comunicamos con los demás nos entenderemos mejor.
Para lograrlo, adelantó que es necesario hacerse una serie de preguntas. La primera de ellas es ‘¿cuál es la calidad de tu circunspección?’, en el sentido de la capacidad de ver lo que está al alcance de la vista cuando, por ejemplo, tú como hombre te comunicas con tu pareja. «Se trata, más en concreto, de traer al presente las circunstancias particulares de ella. Al hacerlo, porque la conoces bien, si las tienes en cuenta es más sencillo hacer un ejercicio de escucha. Esto es lo que hay que analizar porque, de este modo, se fomenta una mayor comunicación entre los dos, y no queda en un mero diálogo interno. Si traes al presente, su estilo de afecto, sus circunstancias laborales, familiares, su cansancio… la comunicación es más fluida y gana en calidad. De lo contrario, la comunicación en la pareja merma».
En segundo lugar, invitó a preguntarse ‘¿Cuál es el saldo de tu credibilidad? Aseguró que «no se puede vivir en el descrédito. La credibilidad es esencial en una relación. Solo hay algo peor que el que te digan ‘ya no te quiero’ y es que te digan ‘ya no confío en ti’. Por eso, hay que proteger a toda costa la credibilidad. Si soy consciente de que no reina la verdad en la relación, hay que recuperar el crédito porque, de lo contrario, se fractura la pareja».
‘¿Cuál es la calidad de tus mensajes?’ es la tercera reflexión que invitó a hacer a las 1.200 familias presentes en el congreso. Explicó que todo comunica: «El coche que compras es un mensaje a los hijos, el beso que das cuando llegas del trabajo, el tipo de vacaciones que planificas, la edad a la que le das el móvil… Todos son mensajes. Además de los actos, a la hora de hablar recalcó la importancia de realizar un esfuerzo para hacerlo de manera clara, amable y oportuna. «No es lo mismo que tu mujer te diga ‘¿Me recoges esta tarde… o me vas a dejar tirada como ayer?, y mucho más si se pregunta delante de los hijos, a decir ‘¿No te importa recogerme esta tarde que ayer me quedé tirada?’. Hay muchos problemas de pareja que están a la espera de una comunicación asertiva», aseguró con rotundidad.
La cuarta pregunta que consideró que hay que hacerse es ‘¿Cuál es tu grado de empatía, de ponerte en los zapatos de tu pareja? Reconoció que es algo sencillo, pero que se suele olvidar en una relación. «Hay que caer en la cuenta de que la otra persona piensa y siente, hay que dar luz a la inteligencia y calor al corazón», advirtió.
Por último, destacó la capacidad de minimizar ‘ruidos’, las interferencias en la comunicación. «A veces está en el código porque no nos enteramos de lo que nos dice la pareja, es cómo la letra del médico cuando nos resulta inteligible. Donde mejor se ataja el problema es en la entrada del receptor. Cuando hay un enfado se tiende a separarse del foco de problema, y a sí no se resuelve».
Apuntó que el idilio es una etapa de la pareja en la que hay mucho ardor, máximo interés por estar juntos, de estar enamorados de la idea de estar enamorados… «y eso, para que perdure en el tiempo, sólo se consigue haciéndose las cinco preguntas anteriores para mejora la comunicación entre ambos», concluyó.