La casa de una persona o una familia pasa por ser, además del lugar para dormir, asearse o comer, un refugio en el que crear tu propio espacio para estar a gusto y cómodo sin que nadie te moleste, sea compartiendo el espacio con más personas o no.
Para encontrar nuestro bienestar dentro del hogar hay varios factores que afectan considerablemente, como la iluminación, la decoración, la limpieza o la disposición de muebles y otros elementos. Así, aunque a veces no le damos la importancia suficiente, fallar en alguno de estos factores puede estar perjudicando a nuestra salud mental o incluso física.
Centrándonos en el aspecto de la limpieza y la higiene, hay unos mínimos que son necesarios para estar cómodos y en paz dentro de casa. Cabe indicar que, al descuidar la pulcritud, podemos llegar a contraer enfermedades o desarrollar alergias, en los casos más graves.
Barrer y fregar los suelos, quitar el polvo con frecuencia, desinfectar superficies como encimeras, fregaderos, el váter, la ducha, cambiar las sábanas y las toallas o deshacernos de alimentos podridos o en mal estado son algunos de los mínimos que debemos cumplir para encontrarnos bien en casa. A ellos, sumamos uno que algunas personas apenas tienen en cuenta y que juega un papel crucial para que nuestro hogar mantenga el estado óptimo de habitabilidad.
Ventilar, algo crucial para vivir bien
Como has podido leer, esa acción ligada a la limpieza e higiene de una casa es ventilar. Aunque no es una actividad en la que se limpie como tal, el simple gesto de abrir las ventanas y renovar el aire que se encuentra en el ambiente purifica y limpia lo que estamos respirando día a día. El beneficio principal de la ventilación es que reducimos la concentración de CO2 y ‘refrescamos’ el aire, haciendo que salgan sustancias y partículas que pueden ser perjudiciales o dañinas para la salud, como polvo, ácaros, virus y bacterias, entre otros.
Hacerlo también permite regular la humedad del aire dentro de casa, evitando que el ambiente esté demasiado seco, algo que dañaría nuestras mucosas, o demasiado húmedo, lo que puede producir condensación y moho en varias superficies. A su vez y, aunque parezca obvio, ventilar ayuda a eliminar malos olores del ambiente.
Un dato menos conocido es que, si al ventilar entra directamente la luz del sol, estaf funciona como un alto desinfectante natural, por lo que ayuda a eliminar bacterias y otros microorganismo, además de los que ya desaparezcan al limpiar con productos químicos.
¿Durante cuánto tiempo hay que ventilar la casa y cuál es el mejor momento?
Pero, en un acto tan sencillo como ventilar la casa, puede que se creen algunas dudas como cuánto tiempo es el mínimo que deberíamos tener abiertas las ventanas, sobre todo durante el invierno que es cuando tememos que el frío entre en casa.
Una ventilación de entre 10 y 15 minutos sería suficiente para conseguir todos los beneficios citados. Lo ideal es que se haga en todas las habitaciones a la vez, facilitando la ventilación curzada al dejar abiertas las puertas. Pasado ese tiempo ya podremos encender la calefacción.
En el caso de la cocina, donde se producen vapores y olores, podemos ventilar tanto mientras estamos cocinando como inmediatamente después, ayudados por el extractor. Si nos fijamos en el baño, este lugar tiende a tener condensación y vapor después de ducharnos, así que cuando hayamos acabado se recomienda ventilar para que no se haga moho. Para no perder calor en el resto de la casa, podemos dejar cerrada la puerta del baño mientras la ventana esté abierta.
