Zen, un border collie de cinco años, gira con energía alrededor de un montículo de nieve. Ha captado un olor y sus movimientos rápidos alertan a su manejador: alguien está enterrado bajo la superficie.
Esta escena no es parte de una misión real, sino de un ejercicio de entrenamiento en el corazón de los Dolomitas italianos.
Desde hace tres años, Zen forma parte de las unidades de rescate alpino y recientemente lideró una demostración para otros 20 perros que se preparan para ser certificados como rescatistas de avalanchas.
En esta región montañosa, famosa por sus impresionantes picos que han inspirado a artistas y amantes del aire libre por generaciones, los perros se han convertido en aliados esenciales.
Su papel cobra cada vez más relevancia, ya que en los últimos 25 años, el número de personas atrapadas por avalanchas en Italia ha aumentado un 50%. El cambio climático ha contribuido a esta tendencia: la nieve pesada y húmeda es ahora más frecuente en altitudes medias (entre 1.500 y 2.500 metros), donde la mayoría de los excursionistas se aventuran.
Este tipo de nieve comprime los bolsillos de aire que podrían permitir respirar a una persona atrapada, reduciendo sus posibilidades de supervivencia.
En esos casos, el olfato entrenado de un perro de rescate puede marcar la diferencia, debido a que su olfato es hasta cierto punto más preciso que cualquier transpondedor, explicó Adriano Favre, responsable del campamento de entrenamiento canino en las montañas cerca de Cortina D’Ampezzo, sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2026.
Durante el entrenamiento, Zen detectó una señal de vida bajo la nieve —en este caso, un juguete de cuerda que simulaba una víctima— y comenzó a excavar. Poco después, su manejador desenterró a un voluntario, recompensando al perro con afecto y elogios.
NO TODAS LAS MISIONES TERMINAN CON UN FINAL FELIZ
Apenas nueve días antes, a sólo cinco kilómetros del lugar de entrenamiento, una avalancha en el Paso Giau sepultó a tres esquiadores. Zen y su manejador fueron parte del primer equipo en llegar, apenas diez minutos después del aviso. A su llegada, un hombre de 51 años ya había sido encontrado.
La segunda víctima (un hombre de 38 años) fue hallado gracias a un transpondedor, y la otra, una mujer de 40 años enterrada bajo tres a cuatro metros de nieve, gracias al olfato de Zen. Lamentablemente, solo el hombre de 51 años sobrevivió.
Luca Sbisa, miembro del equipo de rescate lamenta que cuando se necesita un perro para encontrar a alguien, probablemente ya es demasiado tarde. Por eso, los expertos insisten en que quienes practican actividades en la nieve deben llevar equipo adecuado —transpondedores, sondas y palas— y saber cómo usarlos.
La mejor posibilidad de supervivencia sigue siendo el auto-rescate o la ayuda de compañeros.
AUMENTA EL NÚMERO DE RESCATES POR AVALANCHA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS
En Italia, los rescates por avalancha se han duplicado desde el año 2000, pasando de un promedio de 30 por año a 60. En ese mismo período, también aumentó el número promedio de excursionistas afectados: de 65 a 110 al año.
Según Igor Chiambretti, jefe técnico de AINEVA (la asociación italiana de nieve y avalanchas), las posibilidades de sobrevivir disminuyen drásticamente después de los primeros 15 minutos. Pasados los 35 minutos, el 70% de las víctimas fallecen por asfixia.
Aunque los perros de rescate suelen ser parte del primer helicóptero que acude a una emergencia, llegar a la escena suele tomar entre 15 y 20 minutos, más si las condiciones climáticas son adversas.
Por eso, se está considerando la posibilidad de mantener perros de rescate en estaciones de esquí, lo que podría reducir el tiempo de respuesta a tan solo cinco minutos. Actualmente, 80 perros de rescate en avalancha están activos en Italia.
Con información de AP