Afrontando el desafío laboral: flexibilidad, innovación y supervivencia empresarial

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En el mundo actual, el crecimiento económico ya no garantiza automáticamente la creación de empleo. El panorama laboral se encuentra en medio de una crisis estructural que desafía las fórmulas tradicionales y pone a prueba la resiliencia de las empresas y los gobiernos. Ante este escenario, es crucial explorar nuevas estrategias y enfoques que aborden los desafíos del empleo desde diferentes perspectivas y contextos.

Cada país y región geográfica enfrenta una realidad única en términos de recursos, instituciones, costos, cultura y factores competitivos. Por lo tanto, las soluciones para el problema del empleo no pueden ser universales ni mágicas, sino que deben adaptarse a las características propias de cada lugar y a las tendencias que imponen las nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, y el cambio climático, que transformará nuestra vida tan radicalmente que ni siquiera lo podemos imaginar nítidamente.

En el ámbito del desarrollo económico y social, existen dos enfoques predominantes en el mundo industrializado: el que se concentra en crear oportunidades para todos, y el que prioriza la protección de los derechos de los trabajadores. Estos enfoques están reflejados en sistemas económicos que promueven el libre mercado, como Estados Unidos e Inglaterra; y el de economía social de mercado, predominante en países de la Unión Europea (UE). Estados Unidos, por ejemplo, ha optado por la creación de empleos como una prioridad, lo que ha llevado a un aumento en el empleo y las horas trabajadas. Sin embargo, esto a menudo ha tenido un costo en términos de calidad de vida y equilibrio entre el trabajo y la vida personal, cuestiones que actualmente plantean una confrontación entre empleadores y empleados en la época post pandémica por covid19, en tanto una abrumadora mayoría (89%) de la fuerza laboral adulta en Estados Unidos que trabaja tiempo completo respalda y busca empleos presenciales de cuatro días o empleos vía remota o cuando menos híbridos, según un nuevo estudio de Bankrate. Incluso, 51% de los encuestados estaría dispuesto a cambiarse de industria con tal de acceder a esa flexibilidad.

Por otro lado, la UE busca aumentar los salarios y garantizar derechos laborales, lo que ha resultado históricamente en tasas de desempleo más altas en comparación con Estados Unidos. Aunque la UE ofrece un sistema de derechos laborales y beneficios más completo, la complejidad administrativa y los altos costos han llevado a desafíos fiscales insostenibles en algunos países.

En México, a mayo de 2023, la población ocupada alcanzó 58.3 millones de personas (97.1 % de la población económicamente activa), y registró un aumento anual de 1.1 millones respecto del mismo mes de 2022. Sin embargo, en el primer trimestre de 2023 el porcentaje de la población mexicana aún cuando la situación de pobreza laboral ha disminuido de 38.5% a 37.7%, respecto del año anterior, 48.7 millones de mexicanas y mexicanos viven en una situación precaria en la que los ingresos laborales de su hogar no son suficientes para adquirir la canasta alimentaria básica para todos sus integrantes. En México, 63% de los empleos son presenciales, 35% híbridos, y solo 7% completamente remotos, y de acuerdo con la firma de recursos humanos, OCC, nos hemos posicionado como el país con mayor estrés laboral del mundo después de la pandemia.

Un estudio realizado por Pietro Garibaldi y Paolo Mauro, titulado «¿Por qué algunos países logran crear más empleo que otros?», examina las diferencias en la creación de empleo en 21 países en las últimas dos décadas. Este estudio revela que países no europeos como Australia, Estados Unidos, Canadá y Nueva Zelanda tienen tasas de creación de empleo significativamente más altas que los países europeos continentales, con la excepción de los Países Bajos y Suiza. La creación de empleo está influenciada por factores como el crecimiento demográfico y la demanda de productos. Los países con instituciones laborales flexibles tienen una mayor capacidad para responder a la demanda con contrataciones y mayor inversión. La composición del empleo por sectores económicos también influye en las tasas de crecimiento del empleo, y los países con mayor concentración de empleo en sectores como el comercio minorista tienden a tener tasas más altas de creación de puestos.

Sin embargo, este estudio también revela que la historia y la composición sectorial del empleo no explican completamente las variaciones en las tasas de crecimiento del empleo. Las políticas y las instituciones del mercado laboral también juegan un papel crucial en este aspecto. Por ejemplo, en el contexto europeo, la carga impositiva y los costos de despido son posibles factores que explican las diferencias en la creación de empleo entre países no europeos y la mayoría de los países de Europa continental. A pesar de esto, todavía no se ha encontrado una explicación completa para las variaciones significativas dentro de Europa.

En el caso específico de España, se ha discutido la implementación de medidas de flexiseguridad, que buscan una mayor flexibilidad en las relaciones laborales al ofrecer un despido más asequible a cambio de una prestación por desempleo más amplia y duradera. Esto se originó en países nórdicos como Dinamarca y ha sido ampliamente adoptado en otras naciones europeas. La flexiseguridad se podría adaptar a la cultura laboral mexicana, poniendo el enfoque en la protección del empleo en lugar del puesto de trabajo, y abogando por políticas activas del mercado laboral, seguridad social moderna y legislación laboral flexible. El modelo nace y se aplica en Dinamarca, con una tasa de desempleo del 6.9% en octubre, según los datos de Eurostat, y se ha extendido a otros países nórdicos y Austria.

Pero ¿qué tan extraño es el concepto para las empresas mexicanas? Según el libro Tendencias en la dirección de personas: de la flexibilidad a la flexiseguridad, editado por Eunsa e IESE Business School, donde se analizan las prácticas en este campo de diversas compañías. «La flexiseguridad es una filosofía de regulación del mercado laboral que busca que las personas pasen de un puesto de trabajo productivo a otro en el menor tiempo posible. Lo importante es que se encajen las competencias del trabajador con las necesidades de los puestos de trabajo, de tal suerte que se proteja el empleo y no el cargo.

La Comisión Europea detalla que el modelo abarca cuatro objetivos. El primero, el aprendizaje permanente que garantice la empleabilidad del trabajador, lo que supone una formación continua mientras ocupa su puesto de trabajo, a diferencia del modelo danés, que incluye más capacitación durante los periodos de desempleo con el fin de aprovechar esos tiempos para ampliar las capacidades de los trabajadores y facilitar cambios a otras industrias. Para ello, se debe cumplir el segundo objetivo de la estrategia europea: políticas activas del mercado laboral, a fin de facilitar la transición a nuevos puestos de trabajo. El tercer objetivo es poner en funcionamiento «sistemas de seguridad social modernos», para garantizar mejores prestaciones por desempleo, y así, el ser despedido no debería convertirse en un estado de vida traumático, sino una oportunidad para el individuo y también para la industria. Dinamarca garantiza un subsidio del 80% del último salario durante cuatro años, pero si la persona rechaza algún trabajo, se recorta significativamente la ayuda, hasta llegar incluso a un 20%. Finalmente, el último objetivo europeo es una legislación laboral flexible y fiable. Se trata del tema más espinoso, pues implica bajar los costos del despido, lo que enfrenta inevitablemente a empresarios y sindicatos.

Otro aspecto importante es la relación entre el trabajo a tiempo parcial y el empleo total. En países como los Países Bajos, se ha observado que el aumento del empleo a tiempo parcial en el sector de servicios ha resultado en un incremento en el número total de puestos de trabajo. Aunque se ha planteado la posibilidad de que esto no haya llevado a un aumento neto en las horas trabajadas, la necesidad de una investigación más profunda en esta área es evidente. En España, las reformas laborales de los años ochenta que permitieron empleos temporales, en un contexto de altos costos de despido, impulsaron un aumento en trabajos temporales y precarios, lo que ha afectado el crecimiento general del empleo en comparación, pero muchas veces carente de calidad.

Para abordar estos desafíos laborales, se han propuesto diversas soluciones. BBVA Research, por ejemplo, sugiere reducir la alta tasa de temporalidad mediante incentivos para contrataciones indefinidas, y aboga por políticas activas de empleo con más contrataciones de personas mayores de 50 años y la inclusión de más mujeres, lo que ampliaría la base de trabajadores mundial a 500 millones de personas aprovechando la digitalización. La prolongación del periodo de prestación por desempleo en tiempos de crisis también es una medida recomendada para mejorar la seguridad laboral en todos los países.

En última instancia, el problema del empleo en un mundo en constante transformación requiere una combinación de enfoques y soluciones adaptadas a cada contexto. La creación de empleo ya no puede abordarse de manera aislada, sino que debe considerarse dentro de un sistema más amplio de políticas económicas y sociales. La flexiseguridad, la evaluación constante de programas, la protección del empleo y la creación de oportunidades para todos son elementos esenciales en la búsqueda de un mercado laboral más equitativo y sostenible en el siglo XXI.

Fuente: eleconomista

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