El ‘jumbo deal’ de Pemex revela un faltante abismal

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En marzo de 2021, el saldo de las líneas de crédito revolventes dispuestas por Pemex superó los 10,000 millones de dólares. Era un dato alarmante: implicaba que la empresa ya debía más bajo el equivalente corporativo de saldo de tarjetas de crédito que lo que tenía como total de la deuda financiera de corto plazo apenas tres años antes, al arranque del sexenio. El consuelo de sus directivos era que los montos revolventes, a pesar de que se registran contablemente dentro del corto plazo, no necesariamente vencían en 12 meses.

No tardó mucho para que dejara de ser una excusa viable. En su presentación a inversionistas el pasado 27 de octubre, Carlos Cortez (suplente por ausencia de la Dirección Corporativa de Finanzas de Pemex) habló de “un préstamo por plazo por 2,500 millones de dólares y una línea revolvente a cargo de Pemex por 5,500, que vence en junio de 2024, así como por otra línea revolvente de PMI de 1,500 millones de dólares, que vence el próximo mes de diciembre”. Es decir, del total que Pemex reconocía como pasivo de corto plazo, al menos tres cuartas partes vencían en menos de 9 meses.

Para atender esta nueva crisis de vencimientos, la enésima en lo que va del sexenio, Pemex pasó unos meses negociando lo que ellos mismos denominaron un ‘jumbo deal’. A pesar de que incluía un vencimiento a dos meses de distancia, en octubre Cortez dijo que habían decidido “adelantar las gestiones para la renovación de este combo”. Según él, querían evitar “la volatilidad que podría traer consigo el escenario que se anticipa de elecciones presidenciales en Norteamérica”. La realidad es que no quedaba claro de dónde iba a sacar Pemex 9,500 millones de dólares para pagar los vencimientos de los revolventes en puerta. Para dar idea de la magnitud, eso es más que la inversión total promedio de Pemex en un año de este sexenio.

Tanto así que ni un combo tan jumbo fue suficiente para atajarlo por completo. De acuerdo con una primicia de Xóchitl Herrera y Edgar Sigler de REDD Intelligence, que Bloomberg retomó al cierre de la semana, Pemex habría renovado 6,500 millones de dólares en líneas de crédito de tres años y habría conseguido un préstamo por plazo de 1,800 millones de dólares con vencimiento de corto plazo, hacia junio de 2024. Sumándole los 1,200 millones que habrían quedado desatendidos, esto implica que Pemex sigue teniendo vencimientos revolventes o de préstamo bancario de corto plazo por unos 3,000 millones de dólares. Más manejable, pero sorprendentemente alto después de una transacción de esta naturaleza.

Desafortunadamente, además, todo eso no es más que una pequeña del total de deuda financiera de corto plazo de Pemex. De acuerdo con el desglose de los datos del cierre del tercer que se presentó en la llamada de inversionistas, todavía habría que añadir 15,200 millones de dólares de las amortizaciones de los próximos 12 meses (ahora 10), 4,700 millones de dólares en la monetización de bonos del gobierno federal y 1,200 millones de intereses devengados.

En total son más de 23,000 millones de dólares de vencimientos a corto plazo. Claro que es mucho menos que los 30,200 de hace dos meses. Pero no alcanzó a cubrir el total de los vencimientos revolventes de corto plazo. De hecho, no cubrió ni una cuarta parte del total de deuda financiera de corto plazo. Si esto fue ‘jumbo’, el faltante es abismal. Y de lo caro que salió, con tasas promedio que traducidas a números fijos con sus valores del viernes pasado serían de alrededor de 9.4 por ciento, ya mejor hablar ni hablar.

Fuente: eleconomista

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