El tabú de la muerte perinatal: «Parir al hijo, aunque esté muerto, puede hacer que vayas procesándolo»

Una de cada 250 embarazadas pierde a su bebé en el último trimestre, frente al 25% de las que sufren un aborto espontáneo en el primero

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Cada 16 segundos, en algún rincón del mundo una mujer sufre una muerte perinatal -la pérdida del bebé entre la semana 28 de gestación y hasta 28 días después del parto-, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

Ileana García dejó de notar los latidos de su hijo cuando estaba a punto de entrar en el noveno mes del embarazo. «Yo creía que iba a ser una mamá normal, y soy una mamá de brazos vacíos», le cuenta esta venezolana a la BBC. Matías nació vía césarea y sin vida. Ella, tras este episodio, recomienda al resto de mujeres que, si lo sufren, que lo hagan de la forma más natural: «Parir al hijo, aunque esté muerto, puede hacer que vayas procesándolo».

Tras perder a Matías, Ileana volvió a quedar encinta dos años después, esta vez de Gabriel, que nació el pasado verano sin grandes complicaciones. «Es un embarazo de miedo y temor a que pase lo mismo», reconoce. De acuerdo con varias expertas entrevistadas por la BBC, es importante darse a sí misma un tiempo para recuperarse físicamente de cara a un nuevo embarazo, pero sobre todo ser capaz de hacer correctamente el duelo tras la pérdida.

El fenómeno del ‘embarazo arcoíris’

Volver a esperar un hijo después de haber sufrido un aborto espontáneo es lo que se llama ‘embarazo arcoíris’ -porque llega tras la tormenta-, y, pese al miedo, ella afirma que es bueno vivirlo con alegría: «Hay que tener paciencia, autocompasión. Aprender a confiar».

De media, los embarazos suelen durar entre 37 y 42 semanas. Sufrir un aborto, si sucede, suele ocurrir en el primer trimestre. Así les ha pasado al 25% de las embarazadas, aproximadamente. A partir de ahí, solo lo vivirían, según los datos, el 2%. Perderlo en el último trimestre, como Ileana, solo les pasa al 0,4%.

La matrona española Celia Padilla explica a BBC que «es duro hacer un parto vaginal de un bebé que está sin vida, pero es lo mejor para la recuperación física de la mamá y, de cara a un siguiente embarazo, la cesárea no es lo ideal. La cesárea es un modo rápido de zanjar el tema, pero no ayuda al duelo», aunque cada caso concreto siempre es diferente y debe ser estudiado.Las matronas recomiendas ver al bebé fallecido y despedirse de él, para «ser consciente de la realidad»

Ileana, sin embargo, optó por la cesárea para terminar el proceso con rapidez, y de hecho ni siquiera quiso despedirse del bebé, debido a lo traumático de la noticia. «No recibí a mi hijo. Habría sido mejor despedirme de él», cuenta con perspectiva, mientras que reconoce que le gustaría que los médicos le hubieran insistido en cambiar de opinión. Dos semanas después, inició una serie de sesiones de terapia para asumirlo.

Padilla recomienda que el parto suceda «en un entorno tranquilo y con la mínima gente presente» y defiende que es positivo, siempre que la mujer así lo decida, ver al bebé fallecido y despedirse, porque «ayuda a ubicarte en la pérdida y ser consciente de la realidad».

Para llevar mejor el duelo, el protocolo incluye comportarse como si el niño hubiese nacido con vida, y bañarlo y vestirlo con normalidad. «Si lleva mucho tiempo en el útero, el aspecto puede ser impactante, así que se informa a la familia», afirma Padilla. «También hacemos una cajita con las huellas, la pinza del cordón umbilical, algún pañal. Así se llevan algo a casa. Guardar recuerdos puede ayudar al duelo a nivel psicológico», agrega.

El tabú, sin embargo, no solo rodea a la mujer, sino también a su entorno. «Cuando regresé al trabajo nadie me decía nada. Todo el mundo me huía como si yo fuera la muerte. La gente espera que lo metas debajo de la alfombra», recuerda Ileana.

Tras este episodio, se ha abierto una cuenta de Instagram que ha generado una comunidad de mujeres que han pasado por lo mismo. «Perder a un hijo en la semana 38 te hace sentir un bicho raro, te sientes hasta culpable. Gracias a la cuenta conecté con otras mamás», cuenta. «Sanamos juntas».

Fuente: ABC

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