El Real Madrid conquista la ACB tras una épica batalla en Murcia

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Los blancos sellan la eliminatoria contra el UCAM (73-84) y suman su título de liga número 37

El Real Madrid 2023-24 necesitaba una batalla a la altura de su calidad para cerrar la temporada, y el UCAM Murcia se encargó de proporcionársela. Los locales cavaron trincheras en el parquet, se vaciaron e incluso llegaron a minimizar a los blancos como nunca en esta apasionante final, toda «una pelea de perros», como le gusta decir a Ennis, uno de sus astros. Pero sus rivales, ante el peliagudo desafío, decidieron sacar pecho y domar a la salvaje manada local.

Fue como una oda a toda la campaña donde florecieron las virtudes de una plantilla que, por momentos, amenazó con dominar España y Europa sin oposición. Musa fue el líder absoluto en ataque, nombrado como MVP de la final; Campazzo apareció en los momentos más peliagudos con su magia; Hezonja hizo daño como el más peligroso de los depredadores; Tavares y Poirier volvieron a formar un tándem casi perfecto en ataque y en defensa y, la segunda unidad liderada por Llull, Rudy (que jugó su último partido como madridista), Yabusele, Abalde o Causeur, hicieron lo más difícil del baloncesto: sumar mucho en poco tiempo.

La combinación fue demasiado para un UCAM Murcia de culto, que ha coqueteado por momentos con la inmortalidad y ha llegado a la primera final de su historia en la ACB. Pero la historia la escriben los vencedores, y no hay redactor más veraz que el Real Madrid, que firmó los playoffs perfectos (2-0 contar el Gran Canaria, 3-0 contra el Barça y 3-0 contra el UCAM) y que conquistó su título número 37 de la ACB, la guinda a un triplete nacional (también gano la Supercopa y la Copa del Rey) solo ensombrecido por una mala noche en Berlín.

Solo tardó un minuto y medio Sito Alonso en pedir su primer tiempo muerto. Necesitaba un inicio contundente su UCAM Murcia pero fue el Madrid el que golpeó primero, con una gran penetración de Musa y un espectacular triple de Hezonja. Los blancos cerraban muy bien en defensa y obligaban a Diagné, el más flojo del quinteto inicial de los locales, a lanzar con poca comodidad. Pero, de la nada, apareció el jabalí Kurucs, que con su bruto y fantástico baloncesto comenzó a abrir grietas en el búnker visitante.

Ennis estaba fantástico desde la larga distancia, anotó el canadiense tres triples solo en el primer cuarto, mientras que la magia de Musa, el mejor madridista en esta final, mantenía la igualdad en el marcador. El nivel físico era altísimo, siempre había un sobresfuerzo más que convertía la jugada en un laberinto. Y de esa batalla salió vencedor el UCAM, que tras las canastas de Hakanson y Morin, cerró el primer acto con dos puntos de ventaja.

Debía estar nervioso el Chacho por cumplir 38 años, pues fue muy raro ver al genio canario cometer dos pérdidas nada mas salir a cancha. De hecho, el Madrid estaba espeso en los primeros segundos de posesión, la alta presión de los locales surtía el efecto deseado. Lo pasaban mal los blancos y los murcianos estaban muy inspirados, con Radebaugh disparando desde la línea de tres y con el capitán Radovic dándole poso al juego de sus compañeros.

Un triple de Sleva aumentó la diferencia hasta los 9 tantos, por primera vez en la serie el Madrid parecía noqueado. Llull era la única certeza en su juego, imaginativo y valiente el balear, pero se antojaba insuficiente, pues ni el físico ni la defensa de los blancos podían frenar las embestidas locales. Tavares paró la sangría con dos tapones consecutivos y espectaculares pero, cuando sonó la bocina que indicaba el descanso, los visitantes perdían de ocho.

Se calentaba el duelo, eran muchas las acciones que acababan con un empujón o con un codo más suelto de la cuenta. Se cargaba de faltas el Madrid y perdía muchos rebotes defensivos mientras que el duelo entre Ennis y Campazzo alcanzaba pulsaciones inesperadas. Kurucs hacía mucho daño a Musa con su juego en el poste, aunque el bosnio igualaba la balanza con sus genialidades en ataque. Anarquía y fricción eran las reinas del encuentro. El Madrid, en ese escenario adverso, se acercaba en el marcador.

Un triple de Musa tras un parcial de 10-0 permitió a los blancos liderar el electrónico. El UCAM, pese a haber rozado la perfección, comenzaba a quedarse sin ideas, y Hezonja, depredador alfa, aprovechó la situación para hincar el diente. Pero los locales respondieron con contundencia en las primeras posesiones del último acto gracias a cinco puntos consecutivos de Radebaugh.

Parecía reanimado el Murcia y su inyección de adrenalina fue Sant-Roos. Pero el Madrid estaba cómodo, se veía muy cerca del título y ya había puesto toda la carne en el asador. Además, el UCAM perdió a sus dos pívots en cuestión de segundos, después de que Diagné y Morin sumasen su quinta falta personal. Campazzo y Poirier elevaron la ventaja madridista hasta los diez puntos a falta de cuatro minutos. El final asomaba por el horizonte. No quiso morir el Murcia. Pero el Real Madrid no soltó el acelerador hasta que fue campeón.

Fuente: ABC

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