Pedro Almodóvar aterriza en Cannes: «Hay menos libertad ahora que en los 80»

El cineasta manchego presenta en el certamen francés 'Extraña forma de vida', un mediometraje con Pedro Pascal y Ethan Hawke en el que relata un romance en mitad del viejo oeste americano

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Vuelve Pedro Almodóvar a Cannes, el único sitio donde le tratan mejor que en Calzada de Calatrava, el pueblo donde nació hace ya 73 años. Su regreso al certamen es tan particular como su cine: lo hace con un wéstern gay de solo media hora producido en parte por la marca de moda de Yves Saint Laurent y que, pese a ser un mediometraje, se proyectó en Sección Oficial fuera de concurso. Ayuda que sus dos protagonistas sean Ethan Hawke y Pedro Pascal; pero sobre todo ayuda que el manchego sea por estas tierras una estrella difícil de calibrar desde España: ha presidido su jurado, ha inaugurado el certamen –el más importante del mundo– y, aunque se le ha resistido la Palma de oro, han premiado sus guiones y a sus actores. «Siempre hay una cierta inquietud al ir a Cannes, llegas con inseguridad y con excitación de la buena», dijo el manchego en su despacho de Madrid a ABC, horas antes de viajar a la ciudad francesa. «La incertidumbre es algo que va unido al hecho de hacer cine, pero el hecho de no ir a competición, y del modo tan generoso en que nos están tratando, pues es muy grato», afirma el cineasta, que confiesa que en la primera proyección del público estará más atento a las reacciones de las mil personas que lo acompañan en la sala que en las propias imágenes: «El oído de un director está pendiente de cómo respira el espectador. Te da mucha información de la película que has hecho», desgrana.

Entre los datos que recibirá su entrenado oído está la recepción de esta historia de amor y amistad en el viejo oeste. Se titula ‘Extraña forma de vida’, como el fado de Amalia Rodrigues, aunque ya con el título puesto en el cartel el cineasta reconoce que la traducción más correcta se aproxima más a «equivocada». «Sería ‘Una equivocada forma de vivir’, de vivir de acuerdo con sus deseos, porque ninguno ha vivido de acuerdo con ellos. La canción habla del desencuentro de dos amantes que no siguen los dictados del corazón», desgrana Almodóvar, que a cambio apunta a que no se atreve a decir quién tiene una forma correcta o equivocada de vivir.

Pedro Almodóvar y rodar en inglés

‘Extraña forma de vida’, como su anterior corto, ‘La voz humana’, son las dos únicas incursiones en inglés de Almodóvar. Su «salto» al largo en ese idioma debería haber llegado este año, con ‘Manual para mujeres de la limpieza‘, en el que iba a dirigir a Cate Blanchett. El proyecto se truncó porque, confiesa, «era de unas dimensiones que se me escapaban». «Estos dos cortos han sido un entrenamiento con el inglés –y avanza– ya he escrito otra película durante este tiempo de espera que va a ser en inglés, en Nueva York. Es otro tipo de película que a mí me resulta más accesible porque básicamente son dos personajes femeninos en una situación extrema con un personaje masculino secundario», relata el cineasta, que asegura que ya ha ido a localizar escenarios. Cuando dice «accesible», asegura, se refiere a que puede controlarlo todo. «En ‘Manual…’ tenía que delegar muchas cosas, pero en mis películas cada cosa que aparece voy a comprarla yo personalmente, que es lo que hago con la decoración. Además, la de Nueva York es contemporánea y todo el atrezo lo puedo encontrar en las tiendas».

Para dificil, la pregunta que plantea en ‘Extraña forma de vivir’, «¿cuál es tu definición del amor?». «Pues… Es difícil eso, eh. Es… (duda unos segundos, y eso que en el guion escribió la respuesta de uno de sus personajes; pero esta es suya)… Es algo que tiene que ver, sobre todo, con el deseo y con la pasión. Es algo que uno no sabe explicarse a sí mismo. Es algo irracional. Y hay que vivir esa sensación de no ser dueño de ti mismo, pero que desgraciada o afortunadamente ese tipo de amor tiene un límite. Después quedan otras cosas que son muy importantes, que son las de acompañar a alguien, cuidar a alguien, sentirte cuidado, la reciprocidad, todo eso es también amor. Pero… Yo, en este caso, como he hablado en muchas de mis películas, hablo del deseo. Y el deseo es devastador», confiesa el cineasta, cuya productora se llama, como no podía ser de otra manera, El deseo.

Así que Pedro Almodóvar se presentó este miércoles en Cannes de mano de Ethan Hawke para presentar el que se ha vendido como su primer wéstern gay. Una historia que surgió por su interés de dar voz a dos «cowboys» en una situación «que no había visto nunca en este género». «Es un género macho y americano, y creo que había un enorme espacio para investigar. El wéstern siempre ha parecido que está desapareciendo desde los años 70, pero hay tres películas recientes que a mí me gustan mucho, curiosamente dirigidas por tres mujeres, de ‘The Ryder’, de Chloé Zhao; ‘El poder del perro’, de Jane Campion; y ‘First Cow’, de Kelly Reichardt».

Cultura de la cancelación y libertad

Almodóvar se ríe cuando se le pregunta por la cultura de la cancelación y cómo ahora se busca la diversidad en el cine. «Yo desde los años 60 ya estaba muy diverso», apunta, y rápido se pone serio: «Yo creo que hay menos libertad ahora que en la década de los 80. Me parece que es un hecho. Yo en los 80 hice siete películas, entre ellas ‘Entre tinieblas’ (1983), y ahora cuando se ha puesto en televisión me han llamado amigos para decirme: ‘Oye, tú esto no podrías hacerlo ahora’. Y mi respuesta es que yo sí me atrevería a hacerlo. Lo que pasa es que soy consciente de que tendría un montón de problemas entre los exhibidores y los distribuidores. Y si la ponen, habría un montón de católicos que dirían cosas como que hiere su sensibilidad como católicos. Y es algo que entonces no lo dijo nadie. En los 80 estábamos muy lejos de eso», reflexiona, y recuerda aquellos años de juventud.

«Existían también las derechas en los 80. Lo que pasa es que la explosión de libertad que vivió España fue tan enorme, tan ruidosa, que yo creo que la derecha se acojonó y decidieron quedarse calladitos en su casa viendo con horror lo que pasaba en Madrid por la noche y por el día. Pero se cortaron y ahora mismo no solo no se cortan, sino que tienen un vehículo, tienen un partido y tienen un montón de voces que les representan. Entonces el resultado de todo eso es que la libertad ha mermado», señala. Y se defiende: «Ahora, tú me has preguntado, ¿me afecta a mí a la hora de escribir? No, porque yo ya me he desahogado mucho de joven. Por una cuestión biológica desde ‘Julieta’ me interesa contar historias más austeras, menos barrocas. Ahora, nuestra democracia es una democracia con cierto déficit. Y debemos ser conscientes de ello para que no vaya peor».

Tampoco es especialmente optimista con la situación del cine de autor, un espacio en el que para los americanos y europeos Almodóvar sigue siendo uno de los grandes referentes. «No, si yo sigo teniendo fe en el cine… Lo que pasa es que creo que hay menos buenas películas que antes». ¿Y por qué? «Pues… el espectador del cine ha evolucionado de un modo en que el cine más arriesgado, el cine más atrevido, el cine de autor, es el que más ha bajado en taquilla en todo el mundo. Que para mí es la gran decepción, porque yo pensaba que el cinéfilo justamente era el que después de la pandemia iba a ir como loco al cine. Pues no», lamenta, y se ve identificado: «Cada vez me cuesta más trabajo encontrar las películas que me gusten. Y eso es la realidad. Y creo que, además, después de la pandemia y con la presencia de las plataformas, ha ido a más».

«Hay películas como ‘TAR’ o la última de Spielberg que son un fracaso económico. Eso influye a la hora de ponerte a escribir y a la hora de ponerte a rodar. Con lo que podemos llamar la dictadura de lo políticamente correcto, ha generado algo que es la peor de las censuras, que es la autocensura. O sea, ‘Titane‘, que a mí me encanta que exista porque es una película muy exagerada, muy escandalosa y muy atrevida, y es posible porque la hace una mujer. Si esa película la firma un tío, te juro que tiene serios problemas para sacarla», sentencia.

Fuente: ABC

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