Mucho cuidado: las aplicaciones con las que controlas a tus hijos pueden estar explotando su vida digital

De acuerdo con un estudio, en 2020 el 75% de las aplicaciones de control parental en Android contenían librerías de terceros que recogían datos de los usuarios para fines comerciales

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Las aplicaciones de control parental permiten a los padres controlar la actividad digital de sus hijos. Gracias a ellas, pueden evitar que descarguen aplicaciones y visiten páginas que no son aptas para su edad. También sirven para conocer el tiempo de uso que dedican a la navegación, geolocalizarlos en tiempo real y mandar alertas cada vez que intentan acceder a algún que no deben. Tener una instalada puede ser, casi, como tener el móvil del niño en la palma de la mano. Pero, como todo en tecnología, estas herramientas también pueden esconder riesgo. No todas son igual de seguras y respetuosas con la privacidad de los más pequeños.

De acuerdo con un estudio elaborado en 2020 por varios investigadores españoles, la mayoría pertenecientes al Instituto Madrileño de Estudios Avanzados (IMDEA), casi el 75% de las aplicaciones de este tipo para dispositivos Android contenían librerías de terceros que recogían datos para fines secundarios (en concreto, publicidad, redes sociales y servicios analíticos) y que el 67% de ellas enviaban datos privados sin el consentimiento del usuario.

«No sé si las cifras son extrapolables a 2024, pero es muy probable que muchas aplicaciones de control parental continúen integrando servicios de analíticas que pueden poner en peligro la privacidad de los menores», explica a ABC el doctor Narseo Vallina-Rodríguez, coautor del estudio y experto en privacidad perteneciente al IMDEA.

«El problema, además, es que estas aplicaciones y servicios de analíticas recopilan más datos de los necesarios para ofrecer el servicio. Una vez que el dato está en la nube es muy difícil seguir la trazabilidad para saber si se están usando para fines secundarios, como marketing digital, o si se ponen a la venta en mercados de datos», zanja el experto.

Algunas herramientas de este tipo, incluso, son sospechosas de infringir el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD). Una de ellas es Bosco, aplicación de control parental presente en dispositivos iOS y Android que, como adelantaba ‘El Confidencial’ y ha podido saber ABC, ha sido denunciada en varias ocasiones ante la Agencia Española de Protección de Datos (AEPD). Esta, actualmente, se encuentra analizando las quejas.

Este diario también le ha preguntado a la AEPD si hay otras plataformas que se encuentran en la misma situación, pero, por el momento, la agencia no ha ofrecido ninguna respuesta al respecto. Sea como fuere, expertos en ciberseguridad llaman la atención sobre la importancia de tener mucho cuidado antes de escoger una aplicación destinada a monitorizar a los menores.

«En el caso de Bosco, he visto cosas que son muy extrañas en la ‘app’. La redacción de los términos de privacidad son muy extraños y se actualizaron por última vez hace bastantes años en 2019. El link a las condiciones de de privacidad que hay en los términos de uso no funciona. Todo esto demuestra un poco la importancia de la responsabilidad social para la empresa», explica a este medio Hervé Lambert, jefe de operaciones globales de la empresa de ciberseguridad Panda Security.

Formación o control

Aunque es probable que el usuario vea la necesidad de establecer un control parental para evitar que sus hijos puedan consumir contenido dañino o pasar más tiempo del debido con los ojos fijos en la pantalla, Narseo Vallina-Rodríguez señala que, en primer lugar, los progenitores deben conversar con ellos: educarles sobre cómo emplear de forma correcta sus dispositivos. Desde su punto de vista, el uso de una ‘app’ de control parental solo debe darse en casos extremos en los que el niño no atiende a razones.

Lambert no tiene la misma opinión. En su caso, llama la atención sobre la importancia de que los padres no descarguen una aplicación de estas características porque sí. Simplemente porque el resto de padres de su entorno la emplean y la recomiendan. «Lo que hay que hacer es leer bien la letra pequeña de todas las aplicaciones», apunta. Y eso pasa, en este caso, por fijarse bien en cuál es el tratamiento que cada una de estas soluciones hacen de los datos del menor y seleccionar la que sea más respetuosa.

También apunta que, al menos en su caso, «nunca utilizaría una aplicación gratuita para monitorizar»: «Lo barato a veces sale caro. Normalmente cuando una empresa lanza un producto gratuito es que hay otra estrategia para monetizarlo. Eso puede pasar por intentar convencer al usuario para que se haga pago, pero en la mayoría de los casos lo que se quiere es mostrar publicidad y ofrecer otros servicios dudosos que pueden ser no aptos para menores. Indirectamente también podrían comerciar con los datos de los usuarios».

Fuente: ABC

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