Las doce hectáreas diarias (un cálculo aproximado de los geólogos) que la lava del volcán de Cumbre Vieja en la isla de La Palma está ganando al mar es ya, automáticamente, dominio público marítimo terrestre, es decir, propiedad del Estado, mientras que las propiedades sepultadas en tierra firme por la colada magmática seguirán siendo privadas.
Hasta el momento, La Palma ha crecido ya unas 28 hectáreas encajonándose en el océano Atlántico, con la ‘isla baja’ de lava formada a los pies de sus acantilados. Según la ley, ese terreno que ha aumentado el territorio nacional obliga al Estado a proteger su nuevo bien, ya que forma parte del patrimonio geológico y por tanto está sujeto a la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad, de modo que este podrá o no expropiar tales propiedades. En literalidad de la Ley de Costas, pertenecen al dominio público marítimo terrestre estatal los terrenos o islas que estén formadas o se formen por causas naturales en el mar territorial o en las aguas interiores de los ríos, hasta donde se hagan sensibles las mareas. Por tanto, estos terrenos que previsiblemente ganará el dominio público marítimo terrestre serán inalienables, imprescriptibles e inembargables».
Y en el marco de la Ley de Patrimonio Natural y la Biodiversidad de 2007, las nuevas formaciones geológicas forman parte del patrimonio, de modo que se establece la obligación de su protección con alguna de las distintas figuras. El delta de más de 50 metros de altura y todo el avance de la lava sobre el mar obligarán asimismo a modificar el mapa, algo que corresponderá, una vez termine el episodio eruptivo al Instituto Geográfico Nacional.
Sin embargo, el experto vulcanólogo del Ilustre Colegio de Geólogos, José Luis Barrera, ha explicado que los terrenos privados que queden debajo de la colada volcánica seguirán siendo de sus propietarios. «Solo será automáticamente del Estado el nuevo terreno que se genere al llegar la lava llega al mar. Entonces ese terreno será de dominio público», precisa. Los dueños de las propiedades sepultadas ya no podrán volver a construir sobre ellos, a no ser que se modifique lo que es patrimonio geológico o histórico y «probablemente» estas hectáreas engullidas por el volcán serán declaradas zona protegida.
En cuanto a la evolución del volcán de Cumbre Vieja, este viernes 1 de octubre, el satélite europeo Copernicus ha informado de que ya ha destruido más de mil edificaciones a su paso. La aparición de estas dos nuevas bocas, separadas entre ellas en 15 metros y a 600 metros al noroeste del cono principal, «emiten lava de forma efusiva» que avanza «aprovechando una topografía favorable» de pendiente y a gran velocidad, ha señalado el director del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende. En este momento esta nueva lengua de lava está «buscando la traza de la colada ‘primigenia’, que ha llegado al mar» aunque aún no ha llegado a enlazarse con ella, provocando un ensanchamiento en sus primeros metros que ya ha generado daños en edificaciones en la zona.
Además, esta colada se prevé que avance aún más rápido en las próximas horas ya que se enfrenta a una importante pendiente en los próximos kilómetros. Morcuende ha detallado que la colada «avanza separada de la primigenia, en el inicio con una distancia entre ambas de 450 metros y buscando la unidad más abajo».
Modelo matemático de probabilidad
Ya ha superado la carretera LP-202, adonde llegó durante la mañana, y continúa avanzando hacia cotas inferiores por el callejón de La Gata. Desde el Pevolca, dijo Morcuende, «estamos monitorizándola y vigilándola», y en las próximas horas «tendremos un modelo matemático de probabilidad» para así poder adelantarse a su ruta y hacer «un mejor seguimiento de la misma». En principio se espera que siga el patrón establecido, aunque no se ha descartado tener que tomar nuevas medidas, por lo que ha pedido a los vecinos y medios «estar atentos a la información».
Aun así, el director técnico del Pevolca ha querido ser optimista, recalcando que a pesar del desastroso avance de la lava a lo largo de las entrañas de la isla «la superficie afectada por este desgraciado evento es un pequeño porcentaje, menos de un 8%», mientras que el resto de La Palma está «haciendo vida normal» dentro de las circunstancias.
Se mantiene el perímetro evacuado y el confinamiento en las localidades de Tazacorte de San Borondón, Marina Alta y Baja y La Condesa por precaución, así como el radio de exclusión en 2,5 kilómetros, con precauciones especiales a cinco kilómetros del entorno de erupción por la posibilidad de un fenómeno explosivo que ocasione rotura de ventanas.
80 millones de metros cúbicos
La erupción del volcán de Cumbre Vieja sigue su patrón estromboliano, con pulsos de mayor y menor intensidad efusiva, principalmente en la boca de emisión del flanco norte y ya ha expulsado 80 millones de metros cúbicos de lava. Desde su erupción el pasado domingo 19 de septiembre a las 15.12 horas, este gigante de Cumbre Vieja ya ha arrojado en 12 días más lava de la que el volcán Teneguía de 1971 en 24. En este momento hay cuatro bocas activas, dos en el entorno del cono inicial que rompió Montaña Rajada y otros dos en el sector lateral del cono.
Como ha indicado la directora del Instituto Geológico Nacional (IGN), María José Blanco, la morfología del cono cambia de manera reiterada, como lo ha hecho en los últimos días y previsiblemente seguirá haciendo mientras siga emitiendo lava.
El frente de lava que ha llegado al mar ya ha hecho crecer la isla de La Palma 27,7 hectáreas, lo que significa que en apenas 24 horas ha duplicado su tamaño con 10 hectáreas más con un tamaño de 39 campos de fútbol. Este delta de lava o fajana ya se extiende por 475 metros de la línea de costa original, con una profundidad en el magma depositado de más de 30 metros. La isla de La Palma ya no tendrá la misma forma, y cada día cambia más su orografía con este fenómeno de la naturaleza, como ya ocurrió con La Bombilla, un área cercana creada por el delta de lava del volcán de San Juan en 1949.
La sismicidad se mantiene en la zona donde se detectó el primer enjambre sísmico el 11 de septiembre, en la zona de Fuencaliente, con decenas de temblores a más de 10 kilómetros de profundidad. El más intenso ha sido de magnitud 3,5, y sentido en 2,4. Además, se han producido temblores en superficie en el entorno eruptivo.
La acumulación de lava en la colada puede provocar desprendimientos y lluvia de piroclastos, que pueden alcanzar hasta los 3,3 kilómetros en los de menor tamaño. El tremor se mantiene en «alta frecuencia», ha señalado Blanco.
Se superan umbrales en calidad del aire
La calidad del aire es una de las principales preocupaciones en la isla de La Palma, con una situación que sigue siendo «segura», como ha señaladoMorcuende. Aún así se mantienen las medidas de prevención, que advierten que niños, embarazadas, y personas mayores o con algún problema respiratorio eviten estar al aire libre, y con mascarillas FFP2 siempre que haya que estar en los exteriores para la población en general, tanto por los gases tóxicos que emite el volcán como por la lluvia de cenizas.
La estimación de la tasa de emisión de azufre «sigue siendo alto, con 8.700 toneladas diarias» vertidas a la atmósfera. Los niveles mayores detectados de dióxido de azufre son «los más altos hasta la fecha», ya que «se superaron los umbrales diarios en Tazacorte, con 219 microparticulas por metro cúbico y hasta 350 entre las 7 y las 10 de la mañana y, aunque ha ido descendiendo, no ha bajada del valor de 100 micropartículas.
En la estación de Los Llanos se han producido superaciones entre las 2 y las 4 de la madrugada, con 198 micropartículas por metro cúbico. En algunas de las estaciones ha habido puntos altos, como en El Paso, pero no se han superado los umbrales establecidos. El resto de las estaciones de la isla han registrado umbrales bajos, ha explicado Blanco. En lo relativo a las partículas de menor tamaño, han aumentado en estaciones concretas como las de Pinar y La Rama en Santa Cruz de La Palma.
Por su parte, la nube de cenizas es cada vez más visible desde el espacio, al subir a los 6.000 metros de altura, con la posibilidad de que un giro en el viento a lo largo de esta tarde la desvíe a la isla de El Hierro.
En lo relativo al penacho marino, es decir a las nubes de vapor de agua, ácido clorhídrico y cristales volcánicos, está «vigilado» por posibles cambios en la dirección del viento. El comité científico ha decidido «mantener las medidas de precaución de forma estricta para evitar ampliar la zona de exclusión», mientras que los que se encuentran a menos de un kilómetro «deben usar gafas de protección y máscaras de gas». En el caso de que llegue a núcleos urbanos, se recomienda permanecer dentro de viviendas, cerrando puertas y ventanas.
Fuente: ABC
