Esclavitud en una finca de Sevilla: intentos de suicidio, menores y mujeres embarazadas que terminan abortando

Los responsables no permitían a las víctimas beber ni comer durante la jornada laboral que desarrollaban pese a las altas temperaturas y al trabajo físico

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La Policía Nacional ha detallado este miércoles los entresijos de una importante operación contra la explotación laboral que se ha desarrollado en el campo sevillano. La investigación sigue abierta aunque la fase de desarrollo en la que fueron liberados 21 trabajadores que estaban en situación de casi esclavitud, fue el pasado mes de noviembre. La importancia de la «operación Naeva» está en que demuestra cómo el crimen organizado ha hundido sus raíces en las zonas rurales de esta provincia para lucrarse del trabajo esclavo. Algo que ocurre en pleno siglo XXI, en un país europeo, a escasos kilómetros de capitales como Sevilla.

La historia se repite: el patriarca de un clan, en este caso rumano, que engaña a compatriotas con falsas ofertas de trabajo que la organización movía en redes sociales. Los capta en su país de origen, los trae a España y aquí los pone a trabajar de sol a sol en situaciones límite. En noviembre los investigadores del grupo II de la Ucrif (unidad que investiga las redes de inmigración) detuvieron a 15 personas, seis de ellas fueron enviadas a prisión provisional inicialmente. De ellas, a día de hoy tres permanecen entre rejas, entre ellos el principal cabecilla.

Este individuo, de nacionalidad rumana, de nombre Petre M. y de 55 años, lleva años viviendo en España. Reside en Brenes y ya fue detenido en 2022 por explotar a trabajadores. Lo mandaron a prisión provisional, salió en libertad y regresó a la misma actividad. Aquella primera causa, como ha confirmado este miércoles uno de los responsables de la investigación, aún no se ha juzgado pero tampoco ha sido óbice para que este individuos se dedique a la explotación de seres humanos, según indican al menos dos investigaciones policiales.

Como ha subrayado el comisario provincial, Ernesto López Ganfornina, la explotación laboral forma parte del catálogo de actividades del crimen organizado que ve en el campo sevillano y en otras provincias un espacio idóneo para actuar. La operación Naeva arrancó en 2022 cuando se detecta que había un trabajador que podrían estar en situación vulnerable en una explotación laboral de la provincia. Fue el hilo del que pudieron tirar para llegar de nuevo al clan del principal investigado. Los seguimientos a las cuadrillas demostraron casos de extrema vulnerabilidad como el de una joven embarazada de mellizos, que trabajaba a destajo, y que acabó perdiendo a uno de los bebés.

Víctimas desesperadas

«Son jornadas que arrancan a las siete de la mañana y acaban a las ocho de la tarde. No les dan tiempo para descansar, ni para ir al servicio. No les proporcionan alimentos ni agua», detallaba el jefe del grupo II de la Ucrif. Y esas peonadas interminables también las hacían en verano, cuando las temperaturas obliga por ley a parar determinados trabajos como las labores agrícolas o las de la construcción. Sin embargo, para estos esclavos del siglo XXI no había respiro.

Una de las víctimas, desesperada, intentó suicidarse lanzándose por una ventana, ya que además de soportar condiciones infrahumanas, no le estaban pagando y no podía enviar dinero a su familia. Otra, al finalizar su jornada laboral, se desmayó en un supermercado y los implicados la arrastraron por el suelo para sacarla de allí rápidamente bajo amenazas. En estos casos, la organización los sacaba rápidamente de Sevilla para no tener problemas con las autoridades. Además de rumanos, entre las víctimas de esta red había ciudadanos moldavos.

Inspección policial en el campor
Inspección policial en el campor ABC

La investigación ha contado con el respaldo del grupo III de la brigada central de trata de seres humanos. Así en un operativo conjunto llevado a cabo, los agentes realizaron en noviembre siete registros domiciliarios en Brenes y Cantillana. En la primera localidad reside el cabecilla con su familia. La organización había ocupado varios inmuebles donde metían a los jornaleros. Algunas de esas viviendas llamaron la atención a los funcionarios policiales por las condiciones infrahumanas. «Las estancias tenían en su interior cables sueltos y pelados, sin la vaina de protección, con un grave peligro de que las víctimas se electrocutaran, los colchones estaban sucios, apilados encima de cajas de recolección y había gran cantidad de moho y suciedad en las paredes y en el baño«.

Rolex y coches de gama alta

Una situación que contrasta con el tren de vida de los integrantes de la red. La Policías les ha intervenido tres coches de alta gama, más de 37.000 euros en metálico y varios rolex valorados cada uno en 30.000 euros.

El trabajo policial se ha coordinado con la Unidad de Trata de Personas y Extranjería de la Fiscalía de Sevilla y ha recibido la colaboración de la Agregaduría de Interior de España en Rumanía y del Ayuntamiento de Brenes. La investigación sigue abierta a la espera del estudio completo de toda la documentación porque la organización había creado una completa estructura empresarial que les servía para relacionarse con los dueños de las explotaciones agrícolas que vivían ajenos, según los investigadores. La red opera como una suerte de subcontrata que oferta cuadrillas a los propietarios de los terrenos para la recolección de frutos. Este entramado de empresas pantalla que han destapado los investigadores evidenciaría un mayor perfeccionamiento de estos grupos que se lucran con la explotación de los trabajadores.

Hace apenas un año el mismo grupo de la Ucrif de Sevilla desmantelaba otra red de la Europa del Este que operaba de la misma manera en el campo sevillano. En aquella ocasión, los detenidos llegaron a secuestrar a una de sus víctimas para impedir que hablara con los investigadores. La operación desvelada este miércoles evidencia que hay un negocio muy lucrativo asentado en la Sevilla rural.

Fuente: ABC

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