El ecologismo doméstico existe y tú deberías practicarlo

Desde poner bombillas de bajo consumo a reciclar nuestros residuos, son muchos los pequeños gestos que podemos aplicar para contribuir a hacer de todos los días el Día del Ahorro Energético

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Cuidar el medioambiente es un desafío colectivo al que todos nos enfrentamos y, como tal, debemos empezar a hacer frente desde casa: los datos avalan que la suma de los pequeños gestos de muchas personas acaba por revertir en el bienestar general del planeta. El Día Mundial del Ahorro de Energía, que se celebra cada 21 de octubre, y otras iniciativas como La Hora del Planeta, inciden en esta idea que vincula nuestros hábitos domésticos con un planeta más sano. Cerrar el grifo mientras te lavas los dientes, apagar las luces que no sean necesarias, desenchufar los cargadores cuando ya han cumplido su función o reciclar nuestros residuos —el hábito ambiental más extendido entre los hogares españoles— son algunos de esos trucos que nos harán ahorrar en la factura de la luz, pero también en recursos naturales. 

Tania Menéndez es una firme defensora de los gestos que suman y de que el cuidado del planeta constituye uno de los retos actuales más importantes. “Intento no poner demasiado la calefacción y, cuando lo hago, cierro las puertas de todas las estancias para que aguante más el calor y no derrochar”, cuenta esta asturiana sobre sus prácticas del día a día para ahorrar energía. Además de este consejo, la temperatura recomendada por los expertos para utilizar la calefacción de manera eficiente se sitúa entre los 19ºC y los 21ºC, bajando hasta los 15ºC durante la noche.

En casa de Menéndez también utilizan bombillas LED de bajo consumo,  bolsas para almacenar alimentos hechas de silicona o bastoncillos para los oídos reutilizables. “Además de reciclar residuos de cartón, vidrio y envases de plástico, latas y briks”, presume sobre una rutina que realiza con exhaustividad desde hace años. Gracias a su trabajo en un supermercado también ha visto cómo ha ido calando la conciencia verde entre sus clientes: “Cada vez son más los que llevan su propia bolsa reutilizable de casa para meter el contenido que compran”. 

Conocer y analizar nuestros hábitos de consumo, como hace Tania Menéndez, es el primer paso para localizar las prácticas que están dificultando nuestro ahorro energético. Y la mayoría de hábitos encaminados a reducir el gasto pueden ser tan sencillos como reforzar la separación de residuos en casa (gracias a los envases reciclados en 2019 se ahorró el consumo de 6,36 millones de Mwh de energía) o utilizar luz natural mientras sea posible. También podemos desenchufar dispositivos que no necesitemos o no requieran de conexión continua, como la televisión, los ordenadores o los aparatos de música. De hecho, según la Organización de Consumidores y Usuarios, desconectar todos los aparatos que se quedan en stand-by ayuda a ahorrar 10% de todo lo que consumimos. Esto se traduce, según cálculos de la OCU, en 52 euros anuales para un consumo medio.

Utilizar la lavadora con agua fría, encender la calefacción o el aire acondicionado solo en las estancias de casa que usemos, poner el lavavajillas lleno y usar programas cortos o a baja temperatura también contribuye a que no se desperdicie energía. Así como aprovechar el calor residual de la vitrocerámica o el horno, preparando, por ejemplo, varios platos en el horno en una misma tarde o apagándolo cinco o diez minutos antes de lo que marca la receta. El consumo responsable —que practicamos en la calle, tratando de comprar productos de cercanía— también se puede hacer desde casa. La regla de las tres erres sobre la que se asienta el ecologismo (reducir, reutilizar y reciclar) incluye, precisamente, la idea de disminuir el gasto de agua o electricidad como una práctica fundamental para proteger el medioambiente. 

Fuente: eldiario

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