La orientación de antiguas edificaciones rituales revela el primer uso del calendario maya de la historia

Un nuevo estudio señala que cientos de estructuras construidas entre 1100 y 750 a. C. a lo largo del Golfo de México ya se alineaban de acuerdo al calendario de 260 días, siglos antes de lo que se estimaba anteriormente

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Un nuevo estudio publicado en la revista especializada ‘Science Advances’ ha analizado las orientaciones de cientos de complejos ceremoniales de las culturas mesoamericanas. Los investigadores señalan que las estructuras construidas entre 1100 y 750 a. C. a lo largo del Golfo de México ya se alineaban de acuerdo al calendario maya de 260 días, por lo que presentan la evidencia más temprana de su uso, siglos antes de lo que se estimaba anteriormente.

Basado en observaciones de los movimientos del sol, la luna y los planetas, el calendario tzolk’in era uno de los varios sistemas mayas interrelacionados de cálculo del tiempo. Estaba basado en un ciclo ritual de 260 días, y anotaba el paso del tiempo usando combinaciones de 13 números y 20 símbolos, siempre en la misma secuencia. Se piensa que ese calendario puede haber ayudado a los mayas a guiar las decisiones relacionadas con la agricultura, la religión, la política y más.about:blankabout:blank

La referencia más antigua de uso de este calendario maya se descubrió a principios de 2022 en la pirámide Las Pinturas, en el yacimiento arqueológico guatemalteco de San Bartolo. Se trata de un glifo que representa un día llamado ‘7 ciervos’ que se encontraba en unos fragmentos de murales datados en el siglo III a.C.

Alineación solar

Ya en ese momento, los autores del hallazgo, entre los que se encontraba David Stuart, de la Universidad de Texas, apuntaban a que el glifo mostraba gran madurez en las convenciones artísticas y de escritura de la región en aquella época, por lo que apuntaron a que el calendario ya se utilizaba desde hacía muchos años.

Siguiendo esa pista, los investigadores Ivan Šprajc, arqueólogo del Instituto de Estudios Antropológicos y Espaciales de Eslovenia, y Takeshi Inomata, de la Universidad de Arizona, analizaron cómo se orientaban 415 centros ceremoniales datados entre 1100 y 750 a.C. que habían salido a la luz recientemente gracias al láser LIDAR.

El equipo descubrió que la mayoría mostraban una alineación este-oeste, y casi el 90 % de ellos presentaba puntos arquitectónicos que se alineaban con los amaneceres en fechas específicas, como el 11 de febrero y el 29 de octubre, separados por 260 días entre ellos. Otros edificios apuntaban a amaneceres con intervalos de 130 días, medio calendario. Las alineaciones de un tercer grupo coinciden con amaneceres separados por múltiplos de 13 o 20 días, que se corresponden a equinocios y solsticios y que recoge, a su vez, los 13 números y 20 signos del calendario.

A pesar de la prevalencia las orientaciones solares, también había algunos enclaves alineados con la ubicación de la Luna y Venus. Ambos cuerpos celestes están asociados con la fertilidad, la temporada de lluvias y el cultivo del maíz.

Ivan Šprajc explica en ‘Science’ que las primeras estructuras que estudiaron se remontan a la época en que varias comunidades mesoamericanas comenzaban a pasar de un estilo de vida de cazadores-recolectores a uno agrícola. «El cultivo de maíz empezaba a ser más importante, y el calendario de 260 días podría haber sido útil para indicar cuándo serían más abundantes ciertos recursos».

Además de con el ciclo de crecimiento del citado cereal, este especialista apunta a que el calendario tzolk’in también está íntimamente relacionado con el embarazo humano, que dura aproximadamente 260 días.

De acuerdo con David Stuart, estos nuevos resultados presentan «pruebas buenas y sólidas de que el calendario maya tuvo sus orígenes mucho antes de que tuviéramos la evidencia escrita real. Verlo arquitectónicamente es fantástico».

Fuente: ABC

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