Hemos encontrado microplásticos en la sangre de recién nacidos

Ningún rincón del planeta se encuentra a salvo de la contaminación por plásticos

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Ningún rincón del planeta se salva de la presencia de microplásticos, y, según parece, tampoco el cuerpo humano. Estos contaminantes se encuentran en los pulmones, en los intestinos y en la vejiga, y fluyen por la sangre. Son piezas de apenas cinco milímetros que aparecen en fotografías de manera constante. Sin embargo, en un análisis de sangre u orina «lo que detectamos son moléculas», explica Miquel Porta, investigador del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas. Y aunque los expertos no han podido determinar la cantidad, si han constatado que hay «muchos tipos de plástico, y sabemos de dónde provienen».

La contaminación plástica está presente en el agua que bebemos, en los alimentos que se cocinan… «Y hemos encontrado evidencias con ratones en el laboratorio de que la vía respiratoria también puede ser otra entrada», apunta Jordi Petriz, investigador del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol.

En su laboratorio, Petriz y sus colegas han analizado cerca de 200 muestras de sangre y los resultados han sido sorprendentes. «Todos contenían trazas de plástico», responde al otro lado del teléfono. «Hemos encontrado microplásticos hasta en recién nacidos», añade. «Los alumnos hablaban de valores normales de plástico en sangre, cuando esto tendría que ser 0», comenta sorprendido.

Despejada la duda de su presencia y de su procedencia, todavía queda por profundizar en las consecuencias que este contaminante puede tener para la salud, «porque todavía no hay mucha investigación al respecto», reconoce el investigador del Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas. Lo que sí es sabido desde hace tiempo es el daño que provoca en los peces, donde se ha documentado un menor crecimiento y reproducción, además de una muerte temprana. ¿Y en las personas? «Lo que sabemos es que los microplástios tienen capacidad de actuar como falsas hormonas y ser perturbadores del sistema endocrino», señala Porta. «Esto puede ser una de las causas de la infertilidad tanto masculina como femenina», advierte.

En las últimas pruebas realizadas, el equipo de Petriz ha demostrado que la presencia de plástico en el cuerpo puede agravar otras patologías. «Las células defensivas de nuestro cuerpo actúan de forma rápida intentando comerse las partículas de plástico y eso debilita nuestro sistema inmunológico. Esto provoca que ante una infección vírica o bacteriana no reaccionen como deberían al estar ocupadas en esta destrucción», explica el investigador del Instituto de Investigación Germans Trias i Pujol. «Y esto puede provocar una mayor severidad de esta infección», apostilla.

La contaminación plástica es un problema ambiental y de salud pública. El primero se acaba poniendo coto a su producción, mientras que el segundo está condicionado a la toma de decisiones políticas, pero su impacto se limita con la toma de acciones cotidianas: «Por ejemplo, nunca hay que poner un alimento caliente en contacto con una superficie plástica», recuerda Miquel Porta.

Fuente: ABC

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