El secuestro ideológico del Sistema Nacional de Salud en México

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“El derecho a la salud es un derecho humano fundamental establecido desde 1948 por la Organización de las Naciones Unidas (ONU), reconocido por múltiples tratados regionales y por numerosas constituciones nacionales. En México fue incorporado parcialmente en 1983 en el artículo 4º de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos como el Derecho a la Protección de la Salud (DPS).” (Sergio López Moreno, 2015)

Luego, la salud es un derecho de las personas en México, uno que no debe de estar condicionado a colores, estatus socio económico, o a ideologías. Sin embargo, hoy parece ser que gran parte de las decisiones están sujetas a estas, particularmente cuando dichas decisiones emanan del escritorio del subsecretario de Promoción y Prevención a la Salud, ideología que lo hace emitir dislate del calibre de: sacar del sistema de seguridad social las aportaciones patronales y “obtener” dichos recursos de impuestos generales, o decir que se busca desvincular del IMPI las patentes de principio activo de los medicamentos.

Estos decires son una muestra de una visión facciosa, limitada y limitante (al menos en su intención). Para acabar, con la más reciente, se anunció la aprobación regulatoria de las vacunas contra la COVID19 Sputnik y Abdalá. Esto haciendo uso de la autoridad orgánica obtenida después de haber eliminado la autonomía técnica de la COFEPRIS, y mediante la cual pretende imponer un mandato de no de evaluar la autorización de otras opciones disponibles.

Hay que matizar, como en todo, que es necesario garantizar el acceso al sistema nacional de salud de opciones costo-efectivas, o en su defecto costo ahorradoras de vacunas que puedan integrarse al Compendio Nacional de Insumos para la Salud que permitan la adquisición y distribución de vacunas que garanticen la cobertura de las personas que menos recursos tienen, hasta ahí bien; sin embargo la autorización regulatoria de otras opciones que puedan comercializarse al público en general representaría una oportunidad para descongestionar en términos de cobertura, logística e incluso, presupuestalmente al sistema.

Lo mismo pasa cuando se consideran las redes de consultorios privados, llamados también consultorios adyacentes a farmacias (CAF) que al presentarse los resultados de la Encuesta Nacional en Salud y Nutrición (ENSANUT), que conduce la propia secretaría de salud por medio del Instituto Nacional de Salud Pública, en 2022 reconoció que la población que cuenta con cobertura en la seguridad social (IMSS, ISSSTE, etc.) prefirió atenderse en los servicios privados de salud; de acuerdo a un reporte de Bautista-Arredondo et al. en 2023 (publicación en la que participó incluso la ex esposa del subsecretario, una eminente personalidad en la comunidad de la academia en materia de administración de sistemas de salud) se da cuenta que en población general el 48.8% de esta los recibieron en el sector privado en consultorios independientes, adyacentes a farmacias, consultorios dentro de hospitales primordialmente.

Lo anterior da cuenta clara de lo relevante que se ha vuelto, y seguirá siendo, la colaboración entre los sectores público y privado de la prestación de atención médica (sobre todo en el primer nivel de atención); y que a diferencia de la posición en ese momento del subsecretario de satanizar a estos establecimientos se debería de pensar en los mecanismos para normar, homologar criterios de atención, el apego a una política de reporte de incidencias: eventos adversos, minimización de la sobre prescripción y la integración de estos establecimientos al modelo de atención MAS-Bienestar que se pretende implementar en México para impulsar la medicina preventiva, y el diagnóstico temprano de enfermedades crónico degenerativas como la Diabetes Mellitus Tipo II y/o la Hipertensión Arterial. Es decir, hay que trabajar en los mecanismos de una colaboración integral, e integra, de todos los actores del sistema.

Es necesario que quien llegué a la presidencia, entienda la necesidad de dar un golpe de timón con miras a evitar la radicalización ideológica de la salud pública, y privada, en México, es necesario que desde el Ejecutivo (presidencia y secretarías de estado) se entienda que no se vive en un mundo en blanco y negro absoluto y que las decisiones deben de gestionarse desde un universo de grises en los que las decisiones deben ser tomadas con fundamento en la INFORMACIÓN y no solamente es una visión ideológica.

Si bien hay que ser cuidadosos de mantener el debido equilibrio entre la colaboración entre los sectores público y privado y el uso abusivo de la apertura entre los sectores; el momento que vivimos debe de transitar con miras a la transparencia, trazabilidad y, sobre todo, a la rendición de cuentas.

Hoy cierro con una frase que se atribuye a Henry Ford: “Llegar juntos es el principio; mantenerse juntos es el progreso; trabajar juntos es el éxito.”

Oscar Flores cuenta con 25 años de experiencia en el sector de la salud en México y Latinoamérica, actualmente es socio director de una consultoría enfocada en el análisis de las políticas públicas en salud, salud digital y sostenibilidad.

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