‘La entrometida’

A partir del posicionamiento de Xóchitl Gálvez, hay tiro. Antes ningún otro candidato o candidata de la oposición le hacía sombra a Claudia Sheinbaum o a Marcelo Ebrard.

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Cada día que pasa retoma fuerza la pregunta entre los mexicanos, casi existencial: ¿cuál de los dos candidatos favoritos de Morena debe enfrentar a la disruptiva Xóchitl Gálvez? No sólo para ganarle la Presidencia, sino también para obtener con holgura, según lo presupuestado por el presidente López Obrador, mayoría calificada en el Congreso de la Unión.

Después de tres semanas y media de que los precandidatos morenistas han recorrido diversos estados del país, la irrupción de Xóchitl Gálvez en la escena electoral alteró las perspectivas.

No sólo sobre quién ganará la encuesta interna entre Marcelo Ebrard y Claudia Sheinbaum, sino quién de los dos será el mejor rival ante una candidata que no tendrá nada que perder y todo por ganar; una mujer que ha desquiciado la narrativa de Sheinbaum, al quitarle el protagonismo de ser la única mujer en escena, y que, además, su imagen ante la gente es contraria a la que, desde Palacio Nacional han buscado construir sobre el perfil opositor: de guante blanco, acicalados, aburguesados, fifís, en autos de lujo, vacuos.

En perspectiva, Xóchitl se parece más a la imagen colectiva de un ‘político del pueblo’. Esa idea tiene descolocados a los propagandistas del gobierno, que buscan a como dé lugar, hacerle ver a la gente que no, que ella es una falsa imagen, respecto a las originales de la 4T.

Antes del efecto Xóchitl, ningún otro candidato o candidata de la oposición le hacía sombra a Claudia o a Marcelo. Esto hacía pensar en ambos equipos de campaña, pero sobre dentro del de Sheinbaum, que, ganando la interna, el resto era mero trámite. Intuían, soberbios, que el triunfo a la Presidencia se lograría prácticamente en automático.

Ahora, las cosas han cambiado, y la narrativa también, ya que mientras más crece la senadora Gálvez, la verdadera contienda electoral se comenzará a dar a partir del 6 de septiembre, cuando los finalistas, de Morena y oposición, estén al dente para competir por la presidencial.

A partir del posicionamiento de Xóchitl, hay tiro, entre tirios y troyanos. En los war rooms de los candidatos de Morena, y sobre todo en la mente de López Obrador, ya suponen que, quien gane la encuesta será apenas un trampolín para posicionar al candidato o candidata que, como en los maratones, tendrá que asumir que vendrá una carrera de poder a poder que durará 42.195 kilómetros.

Se espera una batalla campal, y mucho dinero de por medio. López Obrador se está viendo obligado a replantear su apuesta sobre quién será el mejor aspirante, ya no sólo en la interna de Morena, sino en una contienda competitiva rumbo a la presidencial, donde la alianza opositora pueda descarrilar su proyecto de nación.

Por ello está en vilo, cuál será la verdadera fórmula ganadora. ¿Quién, entre Marcelo y Claudia, tiene mejor capacidad, conocimiento, debate, carisma, apoyos entre los diversos estratos de la sociedad, capacidad para transmitir, emocionar a la gente, y ese algo que no se sabe describir, pero que sólo pocos logran hacer: poner de pie al público entre verdaderos aplausos?

Es cierto que Xóchitl no podrá ganar sólo con su gracia, frescura y currículum, necesitará la estructura y dinero de varios de los grupos políticos más turbios que han gobernado México. Personajes que buscan recuperar el poder y que conforman una alianza sin ideología ni proyecto de nación. Con poca autoridad moral, buscan regresar para gobernar a México, y su estrategia es desacreditar todo lo que ha hecho la 4T.

Los negativos de Xóchitl son los sellos políticos que la acompañan junto con sus liderazgos. Alito Moreno, Marko Cortés y Jesús Zambrano, son figuras tan frágiles o siniestras, que deberá convencer al electorado de que a pesar de que correrá el maratón junto con ellos, al mismo tiempo es distinta, una paradoja difícil de resolver, pero que, si lo logra hacer, y su persona se diferencia sobremanera de ellos, podrá convertir su efecto en un movimiento independiente a las de esas siglas que mucho daño le han hecho al país.

Y mientras Xóchitl se va por la libre, Claudia y Marcelo, a falta de 46 días de campaña, previo a la aplicación de las encuestas (del 28 de agosto al 3 de septiembre) se notan diferencias sustanciales en sus estrategias. Claudia sigue apostando a los mítines bajo el auspicio de municipios y estados, y repetir y repetir lo que dice el presidente en las mañaneras. Por su parte, Marcelo busca convencer por medio de propuestas.

Apenas el lunes, Ebrard nuevamente se volvió tendencia en redes sociales con su ‘Plan Ángel’, estrategia de seguridad basada en sistemas tecnológicos para el reconocimiento facial y morfológico, drones, cámaras inteligentes, detectores de armas, rastreadores de vehículos, etcétera, un cambio significativo y cuantitativo respecto a la estrategia de ‘abrazos, no balazos’. Se da justo en uno de los momentos más complejos del sexenio por la inseguridad que se vive en México.

A Claudia se le nota preocupada por los resultados mixtos que diversas encuestadoras ofrecen. Apenas van 24 días de estos ‘recorridos’, menos de la mitad y mucho por ver, cuando ya se vio en la necesidad de publicar en Twitter algunas encuestas que le favorecen. Aún no llegan ni a la mitad del tiempo que destinarán a sus recorridos, y ya se perciben evidentes carencias en su estrategia y formas, falta carisma y estructura en la campaña.

Así marchan las cosas, seguiremos analizando el péndulo electoral y sus vicisitudes.

Fuente: elfinanciero

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