Vientres de alquiler, la cara más perversa del neoliberalismo

Como Senador y Médico, presenté una iniciativa en el poder legislativo para que la maternidad subrogada sea prohibida, de manera que se respeten los derechos humanos que la Constitución mexicana garantiza

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Durante la madrugada del pasado sábado 29 de abril de 2023, llevamos a cabo una histórica sesión para aprobar las reformas legales y constitucionales que el pueblo nos demanda. Entre ellas, aprobamos la reforma a la ley de ciencia que convierte al Conacyt en el Consejo Nacional de Humanidades, Ciencias y Tecnologías; también, haciendo justicia a los ejidos y a las comunidades rurales e indígenas de nuestro país, aprobamos la Ley Minera, misma que pone alto a las prebendas, ventajas y beneficios que tenían las grandes empresas mineras por encima de el derecho de todas y todos a gozar de un medio ambiente sano. Sin duda es una de las iniciativas de “la vida”.

También aprobamos reformas en materia constitucional, entre ellas la ley 3 de 3 que impide tener candidatos a puestos de elección popular y llegar a posiciones de gobierno a aquellos hombres con sentencia firme por agresión doméstica o sexual y que son deudores alimentarios.

Es una reforma que hace justicia a miles de mujeres de nuestro país; estamos orgullosos y contentos sin embargo, sabemos que aún hace falta por hacer en este sentido. No claudicaremos en nuestra lucha por lograr que las mujeres y las infancias de México gocen de libertades, de derechos y de una vida libre de violencia, por esta razón es que después de un profundo y riguroso análisis, decidí presentar una iniciativa con la finalidad de poner alto a la maternidad subrogada o también llamada “alquiler de vientres”.

La evolución científica y tecnológica que vive nuestra sociedad actual abre consigo debates que debemos abordar no solamente desde el mero punto de vista de la ciencia y la tecnología, sino desde la ética y el interés de la humanidad y la civilización. Quizá el ejemplo más claro en el debate público actual es la existencia de la inteligencia artificial y las implicaciones que ésta tiene en la educación escolar y los derechos de autor. No obstante, este es un tema mucho más antiguo y mucho menos visibilizado por los medios de comunicación: el alquiler de vientres, también conocido como la maternidad subrogada.

A pesar de que nuestro país no ha legislado sobre el tema en el nivel federal, Sinaloa y Tabasco ya han permitido que parejas que no pueden naturalmente gestar un bebé, usen este tipo de procedimientos. La maternidad subrogada somete los cuerpos de las mujeres y su maternidad a la lógica del mercado. Además hace lo mismo con la llegada de nuevas personas a la vida. Los bebés nacidos bajo el esquema de maternidad de alquiler no gozan de su derecho humano a la identidad, pues no pueden tener certeza sobre quién es su madre o padre.

Estos derechos, tanto de las mujeres como de los recién nacidos, no deben ser sujetos de compraventa, pues son elementos irrenunciables del carácter humano de las personas.

Debe decirse que los vientres de alquiler es esta práctica impulsada por empresas, ante la necesidad o gusto que se quieren dar algunas parejas, por lo que ese marco, se ha dado como una práctica que está perfectamente acorde a la ideología del neoliberalismo. Bajo esta premisa, todo se realiza en función del dinero al que tengas acceso, ya que si tienes la capacidad económica para tener un bebe por pedido, a través de catálogo, entonces nada te impedirá traer al mundo un ser humano, aunque se esté privando a esa persona su derecho a la identidad. Se debe decir con claridad: los deseos no son derechos.

Como Senador y Médico, presenté una iniciativa en el poder legislativo para que la maternidad subrogada sea prohibida, de manera que se respeten los derechos humanos que la Constitución mexicana garantiza. No debe permitirse que los avances tecnológicos permitan que personas con capacidad económica “fabriquen” seres humanos como si de un catálogo se tratara.

De igual manera, es preocupante que nuestro país se vea como un lugar de “turismo gestacional”, donde personas extranjeras, a través de transnacionales privadas puedan comprar hijos sin la prohibición de sus propios países de origen. Globalmente, el consenso es claro: debe prohibirse tajante y absolutamente el alquiler de vientres y la compraventa de bebés a través de la tecnología biogenética. Busco que México se sume a esta defensa fundamental de los Derechos Humanos.

POR JOSÉ NARRO CÉSPEDES

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