Forjar un número uno del deporte no es una tarea fácil. Hay millones de practicantes en todo el mundo y ser el más destacado es casi imposible. Por eso, la motivación y la confianza deben ir parejas a una calidad intrínseca y a una excepcional capacidad de trabajo. «Cuando siendo un niño me dijo «Eduardo, yo voy a ser número uno del mundo» me dejó alucinado –explica Eduardo Celles, su primer entrenador–. No me dijo creo o me gustaría, sino que lo expresó con tanta determinación y claridad que no era una fanfarronada de bilbaino… y mira por dónde, diez años después lo ha conseguido».
Esta declaración de intenciones comenzó a tomar forma cuando a los 15 años Jon
Rahm ganó el Campeonato de España amateur, al superar en la final a jugadores seis años mayores que él. Ahí es donde todo el mundo se dio cuenta del diamante en bruto que había dentro del vizcaino. «Todos sabíamos lo bueno que era y no nos cabía ninguna duda de que iba a llegar a ser el mejor; solo faltaba saber el cuándo», reconoce orgulloso KikoLuna, quien le pulió la técnica en su paso por los equipos nacionales.
«En su etapa universitaria en Estados Unidos su evolución fue constante y solo había que ver cómo mejoraba cada año sus estadísticas, hasta llegar a ser número 1 del mundo amateur. Esto me dejó claro que podría conseguir todo lo que se propusiera, como así ha hecho», indica Adri Arnaus, compañero de generación en los equipos que ganaron el Mundial y el Europeo. Sin embargo, este convencimiento generalizado de la categoría de Rahm pudo haberle pesado un poco en su paso al profesionalismo, ya que desde el principio se le han exigido unos resultados impropios para alguien de su edad. «Creo que nos ha malacostumbrado, porque el hecho de estar siempre en los primeros parece que sea súper fácil. Por ejemplo este torneo Dustin Johnson ha hecho + 16, Morikawa ha hecho +5… Estar donde está Jon siempre es dificilísimo y evidentemente ganar, también». Por eso hay que darle mucho mérito no solo a las cualidades del golfista sino también a quien está a su lado en cada vuelta, su caddy Adam Hayes. Desde que le contrató en su primera temporada completa en el PGATour no han hecho sino crecer juntos y su labor de «hermano mayor» en el campo es crucial en los éxitos obtenidos (11 titulos en 4 años que le han llevado a lo más alto del ránking mundial). «Gran parte de la evolución tan favorable que ha tenido Jon está en tener un caddy como el que tiene, un chico que lleva muchos años en el circuito y que las referencias que te da de los campos son fantásticas y además es un gran apoyo», añade Celles.
Sus técnicos le analizan
Para Luna la clave del éxito del de Barrica está en su interior, en el gran deseo y el convencimiento de que las metas se pueden lograr. «Eso hace que todo tu trabajo y motivación te mantengan totalmente enfocados en los objetivos. Desde muy pequeño todo su entorno le ha hecho sentir que podía conseguirlo, así que cuando uno cree que puede y a su alrededor también lo creen, todo se une para lograrlo», continúa. A la hora de analizar la actitud de la nueva estrella ante la bola de golf, Celleses contundente. «Creo que es completísimo y psicológicamente es un gran jugador, porque sabe utilizar la estrategia muy bien y cuándo tiene que dar el golpe necesario o priorizar el ataque para alcanzar un objetivo. La cabeza la tiene genial». Precisamente esta parte mental es la que destaca el antiguo número 1 de tenis Juan Carlos Ferrero, que ha seguido muy de cerca la evolución de Rahm estos años. «Se ve que ha trabajado mucho todo el aspecto psicológico, porque es un jugador de sangre caliente y afronta las cosas con más tranquilidad ahora que en sus comienzos. Creo que debe estar súper orgulloso de su trabajo y el de su equipo en este sentido, pues son cosas que muchas veces no se ven y que a partir de ahora le vendrán muy bien para aguantar la presión de verse en el punto de mira de los medios y poder centrarse en objetivos mayores, como puede ser ganar un grande».
Una de las peculiaridades del ránking mundial es que se puede llegar a ser número 1 sin haber logrado un major, una situación que tendrá solución más pronto que tarde, según Celles. «Evidentemente, un salmón es importantísimo porque te da el status de jugador grande y si Jon gana uno en breve, que creo que lo va a hacer, le seguirán unos cuantos más. Podrá quitarse esa presión de obtener el primer grande y después ya, sumar muchos otros».
Si a esa motivación del vasco se le añade una capacidad de aprendizaje descomunal, se comprende cómo ha podido ir subiendo los escalones de dos en dos, muy por delante de sus compañeros de generación. «En Jon se ha visto un gran cambio en cómo gestiona los golpes complicados, los fallos; este domingo le hemos visto aprochar alrededor de green de forma magistral… y todo ello es fruto de la experiencia que va adquiriendo. Va conociendo los campos de golf de allí y eso es una baza fundamental. No hay duda de que eso te hace saber dónde puedes fallar y dónde puede recuperar. Su confianza crece a pasos agigantados», añade Eduardo Celles.
Evidentemente en el golf la parte mental ocupa un papel más importante que la física, aunque últimamente se está optando por un tipo de deportista más musculado, en el que la potencia prima sobre las sensaciones, Afortunadamente, en el caso del español, lo que más destaca es su finura con los palos cortos, como señala su descubridor.«El putt es un palo en el que tiene mucha seguridad. No es el jugador con las mejores estadísticas, pero siempre tira buenos putts, controla las distancias y lee las caídas muy bien. Luego él dice que con el driver también está muy cómodo y no cabe duda de que son dos palos fundamentales en la bolsa de un jugador de élite. En resumen, me parece el jugador más completo del mundo porque lo hace todo bien y además tiene una cabeza privilegiada que nos va a dar muchas alegrías». Este será un punto de inflexión para el golf español a partir de ahora pues, como dice el presidente Gonzaga Escauriaza, «debemos aprovechar el tirón de Jon para popularizar este maravilloso deporte».
Fuente: ABC
