Esto es lo que debe comer (y lo que no) una madre tras el parto

Es más importante que nunca mantener una alimentación sana y equilibrada ya que tiene consecuencias fundamentales tanto para la madre como para el lactante

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Las necesidades nutricionales de una madre varían justo después de dar a luz. Cuando comienza el período de lactancia el cuerpo inicia un esfuerzo metabólico en el que necesita una mayor cantidad de nutrientes y además, específicos. Es más importante que nunca mantener una alimentación sana y equilibrada ya que tiene consecuencias fundamentales tanto para la madre como para el lactante.

En términos generales, explica Niklas Gustafson, co fundador y presidente de Natruly, «durante los primeros eis meses de lactancia el cuerpo de la madre genera una media de 750 ml al día de leche materna. Eso quiere decir que precisa, aproximadamente, unas 800 kcal más al día que en el período previo al embarazo. A partir de los 6 meses, la media pasa a ser 600 ml/día, equivalente a unas 640 kcal al día adicionales».

Durante la lactancia es conveniente evitar la pérdida de peso y las dietas restrictivas en general, para garantizar la nutrición adecuada del bebé. Por este motivo, explica Gustafson, «una ingesta hipocalórica produciría una leche materna con déficits, que podría comprometer el adecuado desarrollo y crecimiento del bebé».

Según Gustafson, la cantidad, la composición, el olor y el sabor de la leche materna se ven afectadas por la alimentación de la madre. «La densidad y la abundancia es una preocupación habitual en las madres -especialmente en las primerizas- y una de las claves para poder alimentar bien a un bebé es que la madre esté bien alimentada, tanto por la cantidad como por la calidad y variedad de la dieta».

Alimentos recomendables

Es de vital importancia mantener una buena ingesta de grasas saludables. Según recuerda el fundador de Natruly, son muchos los estudios que han asociado una ingesta rica en ácidos grasos omega 3 y 6, al desarrollo neuronal del bebé durante el primer año de vida, porque favorece el desarrollo cognitivo, una mejor respuesta a los estímulos y un buen grado de actividad.

Estos se encuentran, recuerda Gustafson, «en pescados grasos como el salmón, el atún, los boquerones o las sardinas; frutos secos de cualquier tipo, preferiblemente naturales o tostados sin sal añadida; y aceite de oliva virgen extra proporcionan un buen aporte de estos ácidos grasos. Unas barritas de frutos secos o unos snacks de cacahuete saludables pueden ser un buen complemento a la dieta habitual».

Además de las grasas, es importante tener en cuenta el aporte de proteína de la dieta, prosigue, porque de él depende el contenido de aminoácidos de la leche materna. «Los aminoácidos intervienen en el desarrollo del sistema inmune y en el proceso de crecimiento del bebé. Durante la lactancia, la madre debería contar con un aporte extra de unos 25 gr de proteína al día, que no es lo mismo que decir 25 gr. más de alimentos ricos en proteínas. 25 gr extra de proteína equivale, por ejemplo, a 2 huevos, o un filete de pollo, pavo o pescado blanco más a lo largo del día, etc.».

Otra forma de obtener este aporte extra, sugiere, «puede ser recurrir a la proteína Whey o vegana – procurando siempre que sean naturales- o a recetas como salsas, guacamole, purés o realizando batidos de frutas enriquecidos con proteínas» sin olvidar un punto importantísimo como es también la hidratación, «ya que la leche materna está compuesta fundamentalmente por agua. Cuánto más os hidratéis a partir de agua pura y de calidad, evitando los refrescos o aguas saborizadas de vuestra dieta, mejor será la alimentación de vuestro bebé».

Recuperación de la madre

Además de la salud del lactante, el cuerpo de la madre en sí también necesita una buena dieta después del parto para acelerar la recuperación y revitalizarse. Con un recién nacido en casa, los horarios y las prioridades cambian. «Puede que piquemos más entre horas, pero eso no debe llevarnos a recurrir a snacks industriales poco saludables que nos llenan momentáneamente, pero no nos aportan los nutrientes que necesitamos. Como snack saludable, deberíamos priorizar verduras o fruta fresca, por ejemplo, el aguacate es muy recomendable por su alto contenido en grasas y nutrientes. Los frutos secos, ricos en fibra y grasas saludables, también son ideales y muy saciantes».

Además, uno de los elementos específicos que debe vigilar la madre en su propia recuperación es el hierro. «Al igual que sucede durante el embarazo, tras el parto la mujer puede sufrir anemia ferropénica -falta de este elemento. Para evitarlo -recomienda Gustafson-, conviene incorporar a la dieta alimentos como vísceras (hígado, riñones), carnes (rojas y blancas), pescado (tanto azul, como sardinas, anchoas y atún fresco; como blanco, tipo merluza), marisco de concha y yema de huevo. Vegetales de hoja verde como las espinacas, las acelgas, los berros o el brócoli, y frutas, como los higos, las ciruelas, el aguacate y las chirimoyas, también tienen un alto contenido en hierro».

Además, para favorecer la absorción del hierro, prosigue, «es aconsejable acompañar estos alimentos de otros, ricos en vitamina C, como pueden ser el pimiento rojo o los tomates y otras frutas como las fresas, naranjas, mandarinas, kiwi o limón». Por el contrario, los lácteos dificultan la absorción de este nutriente. «Es preferible distanciar un poco su consumo para asimilar mejor unos y otros. Por ejemplo, tomar la fruta como postre y la leche o el queso como tentempié, en la merienda o en el desayuno», concluye.

Fuente: ABC

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