Las razones que explican por qué unos adolescentes tienen más acné que otros y cómo tratar los granos

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El acné es una afección que puede aparecer a cualquier edad, pero la adolescencia es el momento por excelencia debido a los cambios hormonales de esta etapa y al aumento de la producción de sebo en la piel. Si este aumento de producción grasa se une a una acumulación de células muertas (lo normal es que a estas edades no se haya comenzado a cuidar la piel) los poros se pueden obstruir, acumulándose el exceso de sebo en su interior y favoreciendo la propagación de bacterias que se pueden encontrar en la piel, especialmente el Propionibacterium acné. Como consecuencia, aparecen espinillas, puntos negros, granos y en ocasiones incluso nódulos y quistes.

Vicenta Llorca, médico estética especialista en nutrición, asegura que unos jóvenes tienen más granos que otros porque los cambios hormonales durante la pubertad y adolescencia son diferentes en cada uno de ellos, «pero no sólo el acné por

causa hormonal, también otros factores que influyen como determinados medicamentos (corticosteroides, litio o testosterona) que se usan en enfermedades asmáticas, alérgicas, enfermedades autoinmunes que algunos adolescentes podrían estar tomando. Sin embargo, hay dos factores decisivos además de los cambios hormonales: la alimentación y el estrés, que hacen que unos jóvenes tengan más tendencia a padecer más acné que otros, además de la predisposición genética».

La doctora Paloma Garbayo Sesma, de Clínica Anthea, explica que, además, hay factores genéticos, puesto que cada persona presenta un desarrollo puberal diferente, así como distinto tipo de piel, lo que va a predisponer a la aparición o no del acné. Por otro lado, influyen enormemente los hábitos: la higiene diaria, el uso o no de productos cosméticos, el maquillaje, el tocarse los granos…

Vicenta Llorca reconoce que el acné aparece cada vez a una edad más temprana, «y así lo afirma un estudio publicado en la revista Pediatrics, que nos dice que es más frecuente encontrar acné a edades entre 7 a 9 años, sobre todo en niñas. En general, más del 70% de púberes presentan acné, llegando a porcentajes de 80% en niñas. Lo sufren ambos géneros, pero las niñas tienen cambios hormonales mensuales debido al ciclo menstrual que puede favorecer la aparición más frecuente o recurrente».

En la misma línea se maifiesta Paloma Garbayo al apuntar que el acné se asocia con el desarrollo puberal, «en concreto con el aumento de la producción sebácea y este aumento puede aparecer hasta 2 años antes que cualquier otro signo de la pubertad. Si además tenemos en cuenta que durante las últimas décadas se está produciendo un adelanto progresivo de la edad de la pubertad (sobre todo en niñas), podremos observar también una aparición más temprana del acné».

Añade que aunque un porcentaje importante de los casos de acné son leves o moderados, «si se observa que existe una inflamación llamativa de la piel, aparecen nódulos profundos y quistes que además pueden doler, es fundamental consultar cuanto antes con el dermatólogo, tanto para tratarlo como para evitar la aparición de cicatrices. Antes de llegar a preocuparnos, deberíamos ocuparnos del acné en cuanto muestre los primeros signos, para así evitar un empeoramiento. Si, además, independientemente de su gravedad, provoca problemas de autoestima, debemos también buscar consejo profesional».

Vicenta Llorca considera que al ser el acné una enfermedad de la piel, se debe consultar al dermatólogo o médico de familia. «Los granos sobreinfectados pueden producir infecciones generales, cicatrices, comedones. Hoy en día hay tratamientos muy eficaces, tanto tópicos como generales que acortan y cura el acné. Especialmente «luz roja»—advierte— si aparece a edades muy tempranas, en otras partes del cuerpo que no son las frecuentes (cara, cuello, escote, espalda), si presenta cualquier síntoma sistémicocomo cansancio, fiebre, o hay lesiones hemorrágicas, ya que pueden ser síntomas de enfermedades hormonales o infecciones».

Respecto a la forma de prevenirlos esta doctora especialista en nutrición recalca que hay que evitar ciertos mitos porque «ni el chocolate, ni los frutos secos, ni el chorizo, ni alimentos típicamente asociados a la aparición de acné producen la activación del acné, al menos no hay estudios concluyentes en este sentido basados en la evidencia científica».

No obstante, recomienda una alimentación sana basada en verduras, frutas, legumbres, arroz, preferentemente pescado y aceite de oliva. «Por tanto, desaconsejamos alimentos con grasas saturadas tipo tocino, mantequilla, alimentos procesados, precocinados, elaborados con harinas refinadas, refrescos gaseosos y todo lo que englobaríamos en «comida basura». Es muy importante mantener una macrobiota en perfecto equilibrio, por tanto el consumo de prebióticos y probióticos es fundamental».

Para tener el acné controlado Vicenta Llorca recomienda, sobre todo «»NO TOCAR LOS GRANOS». La manipulación de las espinillas o «granos blancos» favorece que se infecte la piel adyacente y produzca cicatrices. Hay que Lavarse la cara y secarla «a toques», no restregando, utilizar tónicos y tratamientos adecuados que le indique su dermatólogo, y es conveniente utilizar exfoliantes una vez por semana. La limpieza nocturna es fundamental para eliminar los restos de la polución acumulados durante todo el día, lavar las fundas de las almohadas con frecuencia, beber abundantes líquidos, dieta saludable rica en omega-3, pre y probióticos, gestionar adecuadamente el estrés, dormir 8 horas con sueño de calidad».

Paloma Garbayo matiza que «no se deben olvidar dos pasos fundamentales: hidratar a diario la piel y aplicar protección solar ya que el sol, al contrario de lo que pueda parecer, no mejora las lesiones del acné. Y, por supuesto, será fundamental consultar con un profesional que recomiende el tratamiento más adecuado a cada caso y nunca iniciar determinados tratamientos (por ej., antibióticos o retinoles) sin consejo profesional».

Entre los errores más comunes la doctora Llorca menciona los siguientes: reventarse las espinillas, tocarse con las manos, utilizar productos aceitosos, humectantes o con base grasa, no lavarse la cara de forma suave dos veces al día, frotar la zona de acné, no lavar a menudo la ropa que está en contacto con el área afectada, no dormir adecuadamente, no beber al menos 1,5 litros de agua diarios, no comer sano, no gestionar el estrés, no seguir el tratamiento indicado por su médicos y, sobre todo, el pensamiento de «es algo normal en la adolescencia», es una enfermedad dermatológica y tiene tratamiento.

Paloma Garbayo menciona que probablemente el error más común sea el uso de productos excesivamente astringentes, «pensando que cuanta más grasa eliminemos, más limpia estará la piel y mejor responderán los granitos. Pero la realidad es que los productos muy agresivos alteran la barrera hidrolipídica de la piel y su pH, produciendo un efecto rebote: la piel se defiende generando aun más sebo y el cambio en el pH cutáneo favorece el crecimiento de las bacterias causantes del acné, con lo que lo único que se consigue es empeorar el problema. Otro error muy frecuente es pensar que una piel con acné es una piel grasa y no necesita hidratación. Si lo unimos de nuevo al uso de productos muy astringentes, tendremos de nuevo una piel deshidratada, desnutrida y desnuda de su manto protector, un escenario perfecto para la proliferación del acné».

Aunque algunas personas pueden padecerlo en mayor o menor medida durante toda su vida, en la mayoría de los casos el acné desaparecerá al alcanzar la edad adulta. «El que lo haga dejando más o menos secuelas en forma de manchas y cicatrices dependerá de los cuidados que se le hayan proporcionado a la piel», concluye la doctora Garbayo.

Por Laura Peraita

Fuente: https://www.abc.es/familia/vida-sana/abci-razones-explican-unos-adolescentes-tienen-mas-acne-otros-y-como-tratar-granos-202110292015_noticia.html

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