La escalada anti diplomática del presidente López Obrador se convertirá en uno de sus peores legados.
Algo más: su indolencia no tiene límites.
Verónica Sarauz, viuda del candidato presidencial asesinado en Ecuador el 9 de agosto pasado le respondió con claridad ayer en X: “Lamentable la declaración del presidente de México sobre el magnicidio de mi esposo Fernando Villavicencio, las fuerzas progresistas que tanto defiende están vinculadas al crimen organizado y narcotráfico, son sospechosos oficialmente de participar como autores intelectuales del horrendo crimen, causando un profundo impacto en la democracia del país”.
AMLO dijo la mañana del miércoles que de “manera muy extraña” Ecuador adelantó elecciones el año pasado. “Iba la candidata de la fuerza progresista como 10 puntos arriba (…). Entonces, un candidato que habla mal de la candidata que va arriba, de repente es asesinado, y la candidata que iba arriba se cae y el candidato que iba segundo sube”, señaló el presidente mexicano.
En el tuit dedicado a AMLO, Verónica Sarauz concluye: “En nombre de mi familia exijo respeto por la memoria de Fernando y al presidente López Obrador, ¡silencio! No tiene calidad moral de hablar de democracias cuando en su país mantiene vínculos con grupos que responden a estos mismos grupos que operan en nuestro país”.
Las elecciones en Ecuador las adelantó el entonces presidente Guillermo Lasso luego de que el Congreso preparaba un juicio en contra suya debido a que su cuñado Danilo Carrera fue señalado como cabeza de una estructura de corrupción vinculada a la mafia albanesa.
El periodista Andersson Boscan presentó pruebas sobre el desvío de recursos públicos por parte de Danilo Carrera desde el sector energético durante el gobierno de Lasso, y publicó el caso en su libro “El gran Padrino”.
Así que el adelanto electoral no tuvo nada de extraño, como indicó el presidente AMLO.
Apostando a la ignorancia del peatón mexicano, AMLO utiliza a la política exterior como arma retórica en beneficio suyo. No le interesa romper las líneas rojas como lo hizo con la viuda de Fernando Villavicencio.
Un diplomático me comentaba ayer que AMLO hace las veces de vocero de Rafael Correa, su amigo. Un personaje que no puede ingresar a Ecuador por tener problemas con la justicia.
Jorge Glass, expresidente de Correa, y quien también tiene problemas con la justicia, desayuna, come, cena y duerme gracias a México que lo mantiene protegido en el interior de la embajada.
El silencio de los diplomáticos mexicanos ante la degradación de la política exterior en el presente sexenio es preocupante. Diplomáticos franceses han hecho públicas sus críticas a algunas decisiones del presidente Emmanuel Macron en política exterior.
Envidia.
Entiendo que temen ser sancionados. Muchos de ellos viven en el extranjero y se juegan las colegiaturas de sus hijos, su estabilidad, su trabajo.
Sin embargo, su silencio los convierte en rehenes del gobierno del presidente AMLO, socavan la diplomacia y colaboran con la degradación de la imagen de México en el exterior.
Las expectativas de la llegada de Alicia Bárcena a la Secretaría de Relaciones Exteriores fueron enormes luego del lamentable desempeño que tuvo Marcelo Ebrard al obsequiarle a Donald Trump el programa Quédate en México, de facto, acuerdo de tercer país seguro.
Su afinidad con las dictaduras cubana y venezolana, y su nula influencia sobre AMLO para evitar casos como la agresión a Verónica Sarauz prácticamente le imposibilitarán dejar un buen legado.
