Separación del poder político del económico sin hostilidad

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La separación del poder político del poder económico es uno de los principios de la administración López Obrador para asegurar que la cuarta transformación no se vea involucrada o salpicada por la corrupción de realizar negocios al amparo del poder político.

La incorporación del regiomontano, Alfonso Romo Garza, como jefe de oficina de la Presidencia de la República, generó una señal positiva para la clase empresarial y la sociedad al contar con un representante de la iniciativa privada en el gobierno del Presidente de la República y así evitar la confrontación con gran parte de la iniciativa privada catalogada por el Presidente como “mafia del poder”.

Otro signo alentador de un diálogo entre el poder económico y el nuevo poder político fue la creación del Consejo para el Fomento a la Inversión, el Empleo y el Crecimiento Económico, liderado por el regiomontano, con integrantes de la iniciativa privada como Ricardo Salinas Pliego de TV Azteca; Olegario Vázquez Aldir de Grupo Ángeles; Bernardo Gómez de Televisa, Carlos Hank González de Grupo Banorte, Daniel Chávez, presidente de Grupo Vidanta; Miguel Rincón, presidente ejecutivo de Bio Pappel; Sergio Gutiérrez Muguerza, presidente de DeAcero, y Miguel Alemán Magnani, presidente de Interjet, al que se le dio personalidad jurídica con la publicación en el Diario Oficial de la Federación (DOF) de este mecanismo para impulsar la actividad económica.

Pero esta relación que parecería fructífera y sana para el desempeño de la nación, parece que ha quedado en la letra muerta, ya que el Presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y algunos integrantes de Morena, constantemente aluden a los tiempos pasados y los beneficios económicos que se generaron por la corrupción del poder político y económico.

Sin embargo, este día, la presidenta del Consejo Empresarial de Empresas Globales (CEEG), Claudia Jañez Sánchez, señaló que debe terminar la “hostilidad” contra el capital privado porque les dificulta convencer a sus casas matrices sobre los beneficios de invertir en México, ya que se cambian reglas del juego, lo que genera incertidumbre para el sector privado nacional y extranjero.

Además, varios integrantes del sector privado sostienen que el gobierno federal debe abrirse a un diálogo para generar la fórmula del crecimiento económico con inversión y empleo.

La misma administración federal reconoce su enorme limitación para invertir en el desarrollo nacional, ya que por cada peso que invierte, la iniciativa privada pone siete.

En fin, habrá que ver cómo se resuelve este vericueto de la separación del poder político del económico, sin afectar el desarrollo de los mexicanos y de la estabilidad económica que viene desde el neoliberalismo.

El desafío no es sencillo: demostrar que la cuarta transformación no es un peligro para el país, así como generar los caminos para un desarrollo incluyente y democrático.

Fuente: DNF

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