El ocaso del sexenio de AMLO: el reto económico

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Los cuatro años de gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador han demostrado la fortaleza de nuestra economía apuntalada en los últimos años a partir del TLCAN, hoy T- MEC. Esta fortaleza se ha sostenido particularmente en lo que se refiere a los indicadores macro producto tanto de la disciplina monetaria, que lleva a cabo Banxico como la disciplina fiscal que ha mostrado el gobierno, no obstante, se terminó el margen para seguir aumentando la deuda más con las tasas de interés que se tienen disponibles.

Es difícil saber hasta dónde la estabilidad fiscal puede mantenerse. Continuar apretando a los contribuyentes cautivos ya no es la salida. Los gastos crecientes soportados por los mismos con una economía informal cada vez más grande son una bomba de tiempo que estallará en cualquier momento. Por el lado monetario se ha perdido la recuperación de los salarios reales. El tema de la falta de inversión en el sexenio pronto estará cobrando factura en virtud de que no ha hecho más que caer, al término del 2018 la inversión público —privada rondaba en el 23%, hoy día está en el 16 por ciento. Los particulares tienen mayor capacidad de inversión alcanzando el 90 por ciento. A lo anterior debemos añadir lo complicada que ha estado la relación entre el gobierno y el sector privado esté cada vez más sumido en sus contradicciones y corrupción.

La pandemia detuvo momentáneamente lo que ahora es inminente, un nuevo choque entre las civilizaciones de Oriente y Occidente. Hartas del dominio norteamericano no sólo en el orden comercial – financiero (patrón dólar) sino cultural; las potencias orientales y no pocas economías emergentes, han comenzado a reaccionar violenta y agresivamente. La invasión de Rusia a Ucrania, el tácito apoyo de China a Rusia y la alineación de Brasil y laindia a estas naciones presuponen que ha comenzado a dibujarse un nuevo orden geoestratégico. Lo que resta de este gobierno debe aprovechar la configuración de la nueva arquitectura económica para de una vez y por todas salir adelante del rezago ancestral en el que nos encontramos. El poco crecimiento que tenemos se sustenta en lo que le vendemos a EU, las remesas que vienen de ese país y el turismo preponderantemente estadounidense.

En los 17 meses que le quedan a este gobierno no hay otra opción económica más que evitar que la crisis fiscal actual crezca al grado de reventar el menguante arreglo tributario que tenemos. Hay que entender, además, que no pueden seguir creciendo los programas sociales y los costos de las obras de infraestructura. Naturalmente, existe el reto de detener la caída de las inversiones porque son éstas la única manera de revertir el endémico rezago económico en el que nos encontramos. Detener la crisis fiscal que seavecina, frenar la caída en la inversión sin ambigüedades y fortalecer la relación comercial con nuestros socios, constituyen los retos fundamentales para este fin de sexenio.

Fuente: eleconomista

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