Alemania, desbordada por una nueva ola de miles de refugiados, libera inmuebles públicos para acogerlos

Más de 1,1 millones de personas han llegado buscando refugio en el país en lo que va de año

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La ministra alemana de Interior, Nancy Gaeser, ha puesto a disposición de los gobiernos regionales y los ayuntamientos 56 edificios públicos que pasarán de inmediato a ser utilizados para la acogida de refugiados, dada la situación desbordada en la que se encuentran estas administraciones. En una cumbre celebrada en Berlín, en la que los ayuntamientos alemanes han expuesto su incapacidad para recibir refugiados al ritmo que están llegando, Faerser ha prometido seguir liberando inmuebles, que se sumarán a estos y a las 300 propiedades actualmente, en uso, con un total de 64.000 plazas.

Los nuevos 56 edificios, sin embargo, servirán solamente para albergar a unas 4.000 personas más y esta capacidad ha sido descrita por los responsables de los municipios como «completamente insuficiente». Más de 1,1 millones de personas han llegado buscando refugio en Alemania en lo que va de año. En septiembre llegaron tantas personas como durante la crisis de refugiados, a principios de 2016, y en los primeros días de octubre casi tantas como en todo el año pasado, una flujo ante el que los ayuntamientos improvisan soluciones y presupuesto. En Dresde, el recinto ferial se está habilitando como un alojamiento de emergencia. Leipzig está planeando ciudades de tiendas de campaña. Berlín se ve en el límite y ha decretado que el antiguo aeropuerto de Tegel sirva como centro de recepción y alojamiento provisional.

En vista de la destrucción masiva de la infraestructura ucraniana, la senadora de Asuntos Sociales de Berlín Katja Kipping espera además que aún más personas se vean obligadas a huir del país antes del invierno. Las condiciones dentro y frente a la Oficina Estatal para los Refugiados no son tan terribles como en 2015/16, pero se están volviendo cada vez más dramáticas. La escasez de viviendas exacerba los cuellos de botella.

El ministro del Interior de Austria, Gerhard Karner, afronta un aumento también desbordante del flujo migratorio. Los controles establecidos en el país para luchar contra el contrabando de personas y el «abuso de asilo» han llevado a la detención de 441 traficantes, cifra que denota la magnitud del negocio en torno a las entradas ilegales en Europa. El grupo más numeroso son los refugiados de Afganistán, unos 12.000, seguidos por los sirios, unos 10.000.

Karner ha subrayado también la gran cantidad de indios y tunecinos, que ascienden a más de 15.000, cuyas solicitudes de asilo es poco probable que se concedan. Políticamente, la situación se está volviendo cada vez más explosiva, como lo demuestra la reunión del canciller Karl Nehammer con el presidente serbio, Aleksandar Vucic, y el primer ministro húngaro, Viktor Orban, a principios de octubre. «Mientras la UE no intervenga con medidas efectivas, tenemos que ayudarnos. Por lo tanto, Austria está haciendo todo lo posible para protegerse», explicó Nehammer, que sugirió que esto implicará medidas futuras junto con Serbia y Hungría, «porque si se protegen las fronteras serbias y húngaras, también se protege nuestra propia frontera».

Reunión Scholz-Orbán

También el canciller alemán Olaf Scholz se reunió este lunes con el primer ministro húngaro Viktor Orbán, una reunión de dos horas de duración en la Cancillería de Berlín tras la que no hubo la acostumbrada rueda de prensa conjunta ni tampoco comunicado oficial. Uno de los puntos del orden del día era, naturalmente, el renovado flujo de refugiados. Tras este encuentro con Scholz, Orbán mantuvo también una reunión con la ex canciller Angela Merkel, que por cierto acaba de recibir el Premio Nansen del Alto Comisionado de Acnur por su «liderazgo, coraje, su compasión y su influencia positiva, así como defensa de los principios de Europa» durante la última crisis de los refugiados. Durante la ceremonia de entrega, en ginebra, insistió en que «los derechos de los refugiados deben ser respetados» y en que «ningún refugiado debe ser devuelto a su país si corre el riesgo de ser perseguido».

Mientras Merkel defiende su legado, la ministra Faeser reconoce que «la situación actualmente es muy grave», según el vicepresidente de la Asociación Alemana de Ciudades, Burkhard Jung, que ha participado en la reunión de esta mañana, «comparable con los años de refugiados 2015 y 2016». La crisis se agrava esta vez debido a la guerra de Ucrania. Según los datos oficiales del Ministerio de Interior, el denominado Registro Central de Extranjeros registró exactamente 1.002.668 personas que ingresaron a Alemania desde Ucrania desde el 24 de febrero. Alrededor de un tercio de ellas son niños y jóvenes menores de 18 años. Más del 70% de los adultos son mujeres.

Faeser ha enfatizado que, además del más de un millón de refugiados procedentes de Ucrania, están aumentando de forma alarmante las personas que llegan a través de la ruta de los Balcanes o la ruta a través del Mediterráneo y ha pedido que se intensifiquen los controles fronterizos con Austria y la República Checa. En general, la situación es «muy tensa», ha dicho. Tras el inicio de la guerra de la invasión de Ucrania, el gobierno alemán presupuestó 2.000 millones de euros para el alojamiento de refugiados y Faeser espera llegar a un acuerdo a principios de noviembre con el ministro de finanzas, Christian Lindner, para recibir más ayuda. El presidente de la conferencia de ministros del Interior, el ministro regional de Baviera, Joachim Herrmann, ha declarado que las capacidades de alojamiento están ya al límite y que existe una gran preocupación por el «aumento significativo del número de solicitantes de asilo».

Fuente: ABC

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