Tila, del paramilitarismo y la gestión criminal…

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Tila es el claro ejemplo de un territorio controlado y sometido por la lógica criminal. Que un grupo criminal pueda doblegar y transgredir la vida de sus habitantes para atemorizarlos, extorsionarlos, arrebatarles y acabar con sus propiedades, y sus vidas no es cosa menor, sino el síntoma de un problema histórico aún más grave, que evidencia la ausencia de estructuras gubernamentales e institucionales a nivel local, regional, estatal y federal. Actualmente -de conformidad a testimonios de las víctimas de desplazamiento forzado en la zona-, cerca de 12 mil personas del ejido de Tila y poblados aledaños, se encuentran resguardados en refugios de los municipios vecinos de Yajalón y Petalcingo, ya que no pueden regresar a sus hogares por miedo a los grupos criminales que se encuentran en la zona. Desolados por la violencia crónica y el miedo, se resisten al retorno a sus lugares de origen, si no se dan garantías a mediano y largo plazo sobre su seguridad por parte de las autoridades… ¿Y realmente a estas alturas las autoridades de los tres niveles de gobierno pueden garantizar su seguridad?

La historia de Tila y sus problemas con la violencia y la criminalidad no son nuevas. Su territorio es un lugar estratégico para el trasiego de drogas, migrantes, y armas, entre otras economías ilegales desde hace ya varios años por su condición espacial y cercanía con Tabasco, pero no sólo eso, también su geografía es propicia para el desarrollo de actividades ilegales dentro del territorio chiapaneco. Por otro lado, desde hace más de treinta años, el territorio ha sufrido embates de grupos paramilitares en la zona, que luchan por apoderarse de las tierras, las propiedades de sus habitantes, enfrentándose a la resistencia de sus pobladores por la autonomía ejidal, de la mano de conflictos políticos, imposición de economías extractivas, que con el paso de los años se han recrudecido, de la mano de disputas y enfrentamientos entre grupos armados civiles, imponiendo controles y cacicazgos, afectando a las comunidades de la zona, transgrediendo su autonomía -conformada por la población indígena Chol en su mayoría-, y haciéndoles vivir infiernos interminables en sus comunidades.

Lo que vemos actualmente en la zona es el desencadenamiento de una serie de problemáticas históricas que han evolucionado e incorporado nuevos intereses y agentes delictivos al problema, que se suman y hacen que disputas históricas en distintos frentes sobre la propiedad de la tierra, los dominios caciquiles, diversificación de grupos armados, desarrollo de intereses económicos ilegales de grupos, y las disputas de agentes externos por los controles de rutas estratégicas para economías ilícitas, creen un caldo de cultivo de ingobernabilidad al amparo de la impunidad, la corrupción y el abandono institucional. Queda claro que hoy en Tila las condiciones de seguridad no pueden garantizarse, si no se logran establecer gestiones efectivas en materia de seguridad, diálogo comunitario, contención delictiva y una verdadera administración que comprenda y se responsabilice de lo que ocurre en las localidades.

Habrá que empezar, como los pobladores lo exigen, con el desarme de grupos paramilitares, y la protección jurídica de sus propiedades. En estricto sentido, se trata de la aplicación de la ley, y de ejecutar detenciones al amparo del estricto derecho. Por otra parte, se trata de usar el monopolio legítimo de la fuerza del estado, para imponer orden, lo cual no puede ni debe ser negociable. La experiencia en Tila por su complejidad histórica, nos ayuda a tener un panorama amplio de lo que puede estar ocurriendo en otras zonas de disputa criminal con sus particularidades, como los últimos días se han presentado en Guerrero o Michoacán, donde los controles poblacionales y territoriales de algunas zonas están en manos y a capricho de la criminalidad. Estas son las preocupaciones que no podemos negar, minimizar u obviar en materia de seguridad este sexenio y en el que inicia, sino todo lo contrario, nos haría bien reconocerlas, y resolverlas abiertamente de mejor manera… ¿No lo cree?

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