Tatiana Calderón: «¿Cuándo va a haber una mujer en F1? Cuando la F1 quiera»

La piloto colombiana se sincera con Relevo sobre la diferencia de oportunidades que ha tenido respecto a otros pilotos.

0
234

Tatiana Calderón (Bogotá, Colombia, 1993) creció creyendo que los sueños se podían cumplir si una luchaba con todo lo que tenía por ellos. Pero a medida que se adentró en el complejo mundo del motorsport y de la vida aprendió que no siempre se obtiene el equivalente a lo que se sacrifica. Durante todo este tiempo, desde aquella primera vez en un kart de alquiler en su Colombia natal, hasta 2022, cuando vio truncado su programa en Indycar por el paso atrás de un patrocinador, ha tenido que derribar muros y plantar cara a las dudas.

En 2018 tuvo la oportunidad de probar un Fórmula 1 por primera vez. Sorprendió a los ingenieros allí presentes, pero no recibió el último apoyo necesario para romper la racha histórica de carreras sin presencia femenina en el Gran Circo (desde el 15 de agosto de 1976, con Lella Lombardi). Sus reflexiones son una mezcla de empoderamiento, frustración e ilusión a partes iguales, sin filtros.

¿Cómo una niña colombiana termina subiéndose por primera vez a un kart?

Yo siempre fui súper amante de los deportes, me encantaba todo lo extremo, desde montar en patineta por las bajadas más empinadas que hubiera, equitación, fútbol… Y un día realmente mi hermana Paula –que me saca siete años– me llevó a una pista de alquiler de karts que había cerca de nuestra casa en Bogotá y compramos un turno de cinco minutos. Yo me enamoré de la velocidad, de la adrenalina. Íbamos todos los días después del colegio a montar ahí en karts en unos campeonatos que hacían por las noches. Empezamos a ganar y entonces los dueños de la pista a nos dijeron: «Pueden empezar con un kart ya más profesional, podemos ir a hacer alguna práctica en el kartódromo Juan Pablo Montoya» –era realmente cuando Juan Pablo estaba llegando a la Fórmula 1; todo Colombia se levantaba a ver sus carreras, nosotras incluidas– y así fue como poco a poco convencimos a mis padres de que nos compraran un kart para empezar a competir de forma más profesional en Colombia.

¿Cómo recuerdas ese primer día? ¿Qué sentiste al acelerar por primera vez?

Me acuerdo hasta del color. Todavía en ese entonces no tenía ni el carenado ni las protecciones, era solo tubular. También recuerdo esa sensación de que vas mejorando vuelta a vuelta, curva a curva, como todos los pequeños detalles. Yo siempre he ido como muy finita cuando conduzco y siempre me ha llamado mucho la velocidad. La primera vez que lo hice comparado a los niños de mi edad era como «¡Wow! Tiene con qué empezar a mejorar». Creo que eso es lo que más me llamó la atención, todos esos pequeños detalles, esas sensaciones que tienes cuando estás en el kart.

Mi papá le regaló primero a Paula una moto, una Yamaha Piwi 50, y luego la heredé yo. Desde los cinco o seis años sabíamos montar en moto, así que tenía ciertas nociones y en el kart fue como «aquí lo puedo hacer como de forma más profesional y realmente dejé todo por los karts».

¿Cómo lograste convencer a tus padres para que te apoyarán en esa aventura con el karting?

Yo soy muy… no sé si terca o insistente, pero cuando yo quiero algo, estoy todo el día con lo mismo, insistiendo, insistiendo, insistiendo, y ya mis padres estaban como «bueno, pero espérate ya, déjame pensarlo, por favor». Y yo creo que vieron esas ganas que tenía de seguir en este mundo del automovilismo, que dijeron «vamos a darte esa posibilidad». Me acuerdo cuando llegamos a por el kart que era de segunda mano, y recuerdo recogerlo con mi padre y llegar a casa y desmontarlo todo, volver a armarlo mal, pero lo volvimos a armar y así empezó esa aventura. Pero siempre con el apoyo de mis padres que ha sido indispensable.

¿Cómo recuerdas esa infancia en Bogotá, tanto antes como después de empezar en este mundillo?

Pues yo siempre fui súper deportista. Jugaba al fútbol en el colegio; casi siempre era contra niños, porque a las demás niñas como que todavía no les gustaba mucho el tema del fútbol. Tengo un hermano que es solo dos años menor que yo, entonces competíamos por todo, en deporte o no. O sea, para tocar el botón del ascensor; todo eran como carreras en casa o competir. Y luego con las carreras causaba un poco de curiosidad a mis amigas y a la gente de mi colegio. Decían «¿qué carritos son con los que está compitiendo Tatiana? ¿Por qué falta?» A veces faltaba los viernes o los jueves porque tenía que ir a entrenar o los fines de semana, que siempre que había una fiesta de cumpleaños yo no podía ir. Puse siempre primero el deporte, pero aun así tuve una buena relación igual con mis compañeros de clase.

No sé si te acuerdas de cómo fue la primera carrera que consigues ganar en karting.

Me costó mucho porque había liderado muchas carreras y siempre llegaba alguien por detrás y me sacaba. Y yo era siempre la buena, no quería tocar a nadie ni sacar a nadie de pista. Me costó mucho esa primera victoria, pero cuando pasas la meta y dices «todo lo que he hecho hasta ahora ha valido la pena», por la satisfacción que tienes contigo misma, compartirla con tu entorno y empezar a alimentar ese sueño. Yo siempre supe, desde que veía las carreras, que quería llegar a Fórmula 1, y cuando empiezas a ganar te convences más y a animar más, a motivarte. Creías que había un límite y de repente lo empiezas a mover tú mismo y es una sensación muy bonita.

«Cuando empiezas a ser competitiva, es cuando la cosa empieza a cambiar bastante; desarmaban mi kart después de cada carrera»

Tatiana CalderónPiloto de automovilismo

Desde el primer momento has tenido que competir en un mundo de hombres, muchas veces siendo la única de la parrilla, ¿qué experiencias tuviste?

Imagino que como niña se ve de una manera distinta a como se puede ver ahora. Yo llegaba y al principio cuando solo estás aprendiendo y compitiendo, todo el mundo te sonríe, te ayuda, te dice «prueba esta presión de neumáticos, te ayudo con esto, lo otro»… Pero cuando empiezas a ser competitiva, es cuando la cosa cambia bastante. Me acuerdo de los padres de los niños con los que competía, que ya dejaban de saludarme. Si les ganaba a algunos, iban y los regañaban: «¿Cómo se va a dejar ganar por Tatiana?» Cuando yo ganaba, sacaban una excusa: «Es que tiene un mejor motor, o está haciendo trampa, o los comisarios no le han puesto esta y esta sanción». Cuando hacían la revisión de los karts, después de que se acabase la carrera, siempre mi kart quedaba en piezas. Lo desarmaban todo a ver si encontraban algo, pero nunca encontraban nada, y ahí fue cuando empiezas a ver que hay una diferencia entre ser chica o chico en el deporte. Sobre todo por la parte de los padres, que ya les metían como eso de «no puedes dejarte ganar por ella». Yo siempre he querido ganar de forma limpia, y con satisfacción mía de que soy mejor, porque también he entrenado y me lo he ganado, hasta que me tocó aprender a sacar a varios de pista para hacerme respetar, y eso también hizo que cambiara mi personalidad de cierta forma.

¿Cómo llegabas a casa esos días en los que tenías que escuchar que o habías hecho trampas, o tu motor era mejor que el de los otros?

Yo me acuerdo que yo le preguntaba a mi papá: «Papá, ¿hicimos trampa?» Ya me cuestionaba yo a veces, y mi papá me decía «no, es que mira cómo estás manejando, tú puedes». Por lo fino que conducía siempre podía ir con un set-up bastante diferente al que llevaban otros chicos que eran muchísimo más bruscos que yo. Llegó un momento que él dijo «¿sabes qué? Vamos a proponer que rifen los motores en la próxima carrera, porque si dicen que tu motor es mejor, ya no tengas miedo porque eres tú mejor que el resto». Hicimos esa rifa y yo volví a ganar. De hecho, el chico que llevó mi motor quedó bastante más atrás, y ahí ya me convencí de que no debo escuchar lo que piensen los demás. Pero si te cuestionas un poco, creo que también hay una diferencia entre hombre y mujer en el tema de la confianza, y yo siempre iba primero a buscar dentro de mí. Pero creo que eso también me preparó mejor para luego salir y competir en otros sitios, y saber que era capaz de manejar ese extra de presión y de motivación porque quieres demostrar que puedes ser tan competitiva como ellos.Tatiana Calderón, en un podio mientras competía en karting. T. C.Tatiana Calderón, en un podio mientras competía en karting. T. C.

¿Con qué sueños o con qué pensamientos se iba esa Tatiana de 10 u 11 años a dormir todos los días?

Yo le decía a mi papá, a mi mamá, a mi hermana «quiero llegar a Fórmula 1» y ellos me respondían «bueno, sí, sí, vamos paso a paso». Pero yo siempre tenía eso en mente, ese objetivo, y creo que eso era lo que me motivaba. Quería después de salir del colegio, ir a entrenar, que de pronto mi hermana, había días que prefería quedarse en casa, pero yo era siempre la que estaba ahí madrugando, tratando de ir a los karts, o me levantaba más temprano antes de ir al colegio y hacía mi sesión de gimnasio. Creo que ese compromiso también lo empezaron a ver mis padres, y mientras empezaba a ganar carreras, fue como que los iba convenciendo de que podíamos ir avanzando hacia ese sueño.

A veces faltan esos referentes femeninos y el automovilismo deportivo no es una excepción. ¿Cómo se gestiona?

Sí, totalmente, no había ninguna mujer cuando yo empecé. Realmente yo era súper fan de Juan Pablo Montoya, porque realmente abrió una posibilidad muy grande del automovilismo en Colombia y nos mostró como ese camino. Cuando llegué a España, hace más de 14 años, estaba justo también María de Villota, que hizo su primera prueba en Fórmula 1, que lo hizo súper bien. Yo estaba corriendo con el equipo de Emilio de Villota en ese entonces. Eso sí te ayuda un montón a creer que es posible. A veces una como que tiene que ver para creer, entonces se abre esa ventana, se te ilumina el camino un poco más. Siempre me fijé en esa referente que fue María, luego llegó Susie Wolff, que probó con Williams, y en Estados Unidos pues Danica Patrick, que ganó una carrera de IndyCar. Es ahí cuando dices «sí se puede».

En esos primeros años imagino que hubo que tomar decisiones con los estudios. ¿Ese fue uno de los puntos más complicados de convencer a tus padres?

Me acuerdo perfecto como yo les empezaba a decir «no será que me dejan un par de años para ver si me dedico 100% a las carreras para ver que pasa». Yo empecé a competir en EE UU en karting, justo antes de graduarme, y me vino perfecto que gané uno de los campeonatos más prestigiosos de allí en la Costa Este, Stars of Karting, y eso es lo que al final les hizo click a mis padres. En el colegio yo siempre era de las mejores porque precisamente ellos me habían puesto ese requisito de que si no me iba bien en la escuela, se acababan las carreras. Yo era súper competitiva ahí también y entonces vieron ese compromiso que yo tenía con el deporte y decidieron apoyarme y dejarme no ir a la Universidad para dedicarme 100% a las carreras. Ni siquiera fui a mi grado porque justo había una carrera (risas). Eso muestra también lo que han puesto mis padres y mi familia para esté aquí hoy.Tatiana Calderón, en su temporada en la F3 Europea en 2015.  T.C.Tatiana Calderón, en su temporada en la F3 Europea en 2015. T.C.

Si tuvieses que elegir un punto de inflexión en tu carrera deportiva, ¿cuál sería?

El paso más grande fue empezar a competir aquí en Europa. Casi no hice nada de karting aquí, sino en EE.UU., luego los dos años en la Star Mazda, que estaba Danica Patrick, y yo quería ser ese relevo. Pero mi sueño siempre había sido la F1 y decidimos venirnos a Europa, porque es de donde la mayoría de pilotos salía. Era una apuesta arriesgada porque me tenía que ir a un continente donde había estado pocas veces, no conocía ningún circuito, empecé a vivir sola, no sabía cocinar, estropeaba bastante ropa, porque mezclaba lo que no tenía que mezclar… me llegué a plantear si era la decisión correcta. Era un ambiente muy diferente a EE.UU. o Latinoamérica.

¿Qué es lo más complicado que te ha tocado vivir como mujer en las carreras?

Hay un salto muy grande de pasarte el karting, donde tú preparas tu kart, tú lo llevas a casa, tú lo desarmas, lo armas, tú decides qué se te pone, tú armas tu motor, tú decides todo. Y cuando pasas a monoplazas, el coche ya no es tuyo, tienes un ingeniero, tienes unos mecánicos, tienes un asiento mucho más complejo de poner a punto. Hay muchos más factores que no tienes bajo control. Me acuerdo que yo no daba la presión de freno, llegaba muy tarde a la presión de freno y mi padre decía «imposible, porque yo te voy a entrenar en el gimnasio y yo no creo que este que está al lado tuyo tenga más fuerza que tú». Entonces hizo poner una cámara GoPro en los pedales y se dio cuenta que obviamente mi compañero tenía una talla 42 de pie, yo una 37 y que si me subían un poco el pie pues ya le daba con la planta y no con los dedos. Eso cambió la gráfica de cómo frenaba yo sin tener que ir al gimnasio. También tenía un montón de calambres en los antebrazos porque el volante era muy gordo, entonces me tocó hacer varias modificaciones. La forma en la que conducimos o en la que pensamos es distinta, no mejor o peor, y necesitas a ingenieros que entiendan cómo piensas, cómo vas sintiendo el coche cuando estás tratando de sacar las últimas tres, cuatro décimas que son las que deciden si ganas o estás 15ª. Ganarse ese respeto porque somos diferentes ha sido bastante difícil.

En todos estos años de carreras has competido con muchos pilotos, que han estado o están en F1, como Esteban Ocon o Mick Schumacher, ¿crees que has tenido menos oportunidades que ellos?

Sí lo creo. Digamos que desafortunadamente en el automovilismo no hay un coche igual a otro, aunque digan que todos los coches son iguales, hay diferencias. Siempre necesitas, primero que te dé confianza, y para ganar necesitas tener el mejor coche, es así de sencillo, lo vemos a diario en la Fórmula 1. Hay un montón de grandes pilotos que cuando les das un coche ganador pasan de estar el 15º, a estar segundo o primero. No me arrepiento de todos los pasos que he dado, pero creo que nunca me han dado la oportunidad de brillar en uno de los mejores coches y eso es lo que todavía sigo buscando en mi carrera, tener esa oportunidad. Mientras tanto me he preparado de la mejor forma y he tratado de aprovechar todas las oportunidades que me han dado de la mejor manera, pero no creo que hayan sido las que han tenido otros.

¿Es falta de valentía de los equipos, de los patrocinadores o por qué crees que ocurre esto?

Yo creo que son varios factores y el hecho de que obviamente necesitas de los patrocinadores para poder ir a los mejores equipos. Pero si incluso tienes ese dinero y el mejor equipo no apuesta por ti… toca que alguno sea valiente, lo digo entre comillas, de poner a una mujer y darle realmente la misma oportunidad que le da a los chicos. Desafortunadamente no ha habido ese team principal que lo haga. Cuando fui piloto de pruebas de F1 empecé siendo piloto de desarrollo cuando Monisha Kaltenborn estaba al frente del equipo Sauber. Ella me dio esa primera oportunidad. Fue una mujer quien quien me abrió la puerta y desafortunadamente hoy en día ya no hay ninguna team principal desde que se fueron ella y Claire Williams. Hacen falta más mujeres para que te abran esa puerta y esa oportunidad y crean en ti.Tatiana Calderón, en uno de sus test con Alfa Romeo.  SauberTatiana Calderón, en uno de sus test con Alfa Romeo. Sauber

¿Qué es lo primero que se te pasó por la cabeza cuando te subiste por primera vez a un F1 en el Circuito Hermanos Rodríguez en octubre de 2018?

Me acuerdo que nunca había estado tan cómoda en un coche. La verdad es que desde que me hicieron el asiento era todo a medida, todo perfecto. Obviamente, sientes esa responsabilidad que te han dado. Me acuerdo de en ese entonces ya era Frédéric Vasseur quien estaba a cargo del equipo. Me dijo «qiero que traigas el coche entero. No importa qué tiempo hagas». Sentí esa incertidumbre de haber trabajado un montón y no saber si era suficiente. Pero una vez que salí del garaje y di mi primera vuelta de instalación fue una sensación increíble. Nunca me sentí tan bien y tan cómoda en un coche como esos días.

Me dieron primero un día en México que era como un filming day que era en el coche de 2018, la nueva generación, que era muchísimo más rápido que el que luego conduje, de 2013. Me dieron ese primer día sin conocer el circuito, sin tener mucha preparación previa, que normalmente es al revés: primero te dan el coche viejo y luego el nuevo. Estaba todo lleno de periodistas y me pusieron a prueba ahí. Fue un día muy intenso física y mentalmente porque ellos querían ver dónde está el punto flaco de Tatiana y obviamente tienes esa presión. Pero cuando trabajas con gente que entiende lo que tú necesitas del coche… estaba precisamente Xevi Pujolar [jefe de ingenieros de pista de Alfa Romeo Sauber] y muchos de los ingenieros que están ahí siempre. Todos los sensores que tienes en Fórmula 1 hacen que entiendas todo mucho más rápido y puedas ir al límite en la mitad de tiempo que te tardarías en otra categoría. Creo que ahí demostré que de pronto los resultados que había tenido en los años anteriores no reflejaban lo que podía llegar a ser cuando me daban esas herramientas y creo que por eso se sorprendieron todos tanto después del test que hice en Fiorano.Box de Tatiana Calderón antes de estrenarse en un F1 en México en 2018. SauberBox de Tatiana Calderón antes de estrenarse en un F1 en México en 2018. Sauber

¿Qué conclusiones sacaron ellos y sacaste tú de aquellos días? ¿Por qué desde entonces no has vuelto a tener esa oportunidad?

La verdad muchos me decían «no entiendo. Tú haciendo este tiempo, ¿por qué no estás arriba en la Fórmula 3 o en la Fórmula 2?» Precisamente es porque nunca he tenido a nadie que entienda mi estilo, que me cambie el coche para lo que yo necesito y haga como una estrategia de cómo yo pienso y puedo sacar mi máximo potencial. Nunca he tenido la oportunidad de estar en un equipo top en ninguna de estas categorías y pues al final cuando tienes media hora de práctica no vas a ajustar el coche mucho. Ellos se sorprendieron muchísimo del nivel que yo podía llegar a tener cuando me daban esas herramientas y desafortunadamente pues hizo falta como ese voto de confianza. A las mujeres nos cuesta mucho ganarnos ese respeto. Una vez que fui rápido y les mostré que podía ser muy competitiva era como «ah, pero…». Siempre te sacan el pero. No terminan de convencerse del todo de que puedes dar ese siguiente salto y creo que eso fue lo que pasó con el equipo. Desafortunadamente, la gente que toma las decisiones no son los ingenieros con los que me llevo hasta hoy súper bien, sino los directivos que de pronto no están preparados para darte esa oportunidad como mujer.

¿Qué sensación te quedó esos meses después de todo esto?

Yo he dado lo que tengo. He demostrado que puedo estar ahí y aun así… me costó tiempo llegar a esa conclusión, pero el problema no es mío, el problema es del ambiente y de la gente que está dirigiendo la Fórmula 1. Al final, yo he demostrado que valgo y que puedo estar ahí, pero desafortunadamente la decisión no la tomo solo yo. Tal vez el ambiente no está preparado todavía para una mujer. Al final, ¿cuándo va a haber una mujer en F1? Cuando la Fórmula 1 lo quiera. Creo que por eso ya estoy más tranquila conmigo misma, porque yo he dado todo, lo sigo dando para que algún día alguien que piense diferente me pueda dar esa oportunidad porque yo sé que estoy lista y que lo podría hacer muy bien si creen en mí. Pero el problema no es mío.

«Siempre te sacan el pero. No terminan de convencerse de que puedes dar ese siguiente salto»

Tatiana CalderónPiloto de automovilismo

¿Y por qué crees que ahí es el problema?

Desafortunadamente pasa mucho hoy en día. Te venden una cosa, pero están pensando una distinta; es frustrante. Es increíble pensar que hace 45, 47 años sí había mujeres compitiendo en F1 y hoy que se supone que es un mundo más equitativo, en busca de la igualdad, no dan la oportunidad a una mujer de subir. Ojalá que haya cada vez más ingenieras, periodistas, pero necesitamos más en los puestos de decisión. La forma de generar ese cambio viene teniendo precisamente como esa visión desde ambos lados. No es sin los hombres, es con ellos, y teniendo ambas perspectivas porque creo que pensamos y vemos el mundo de forma distinta. Hacen falta más mujeres para que nos den esa oportunidad y a veces creo que hay que forzar ciertas cosas para luego sorprenderse y decir «pues debíamos haberlo hecho antes». Pero hasta que no llegue como esa persona que piense de una forma distinta… ojalá que venga más pronto que tarde.

Karol G [cantante de reggaetón] pasó de sonar en tus cascos, a patrocinarte. ¿Qué significa ella para ti?

Todavía hoy no me lo creo que alguien que representa a Colombia, a las mujeres, a las latinas a nivel mundial como Karol G haya decidido apoyarme para seguir soñando. Para mí es un ejemplo a seguir y estoy súper agradecida con la oportunidad que ella me ha dado de seguir en el automovilismo y de mandar ese mensaje de empoderamiento. Nunca se me habría pasado por la cabeza que iba a correr con su ayuda. Lo imposible se puede hacer realidad; es uno de los mensajes que se me quedan del año pasado. El hecho de que una mujer ayude a una mujer, dar esa visibilidad para que las cosas empiecen a cambiar en este deporte y en muchos otros, es algo que ella quiso hacer y le agradezco.Tatiana Calderón, en la Indycar 2022. T.C.Tatiana Calderón, en la Indycar 2022. T.C.

¿Qué significa tu hermana Paula en tu vida?

Mi hermana es desde mi mejor amiga, mi manager, la que me regaña, la que me pasa el agua. Tenemos una relación muy, muy bonita. Ella me mira a los ojos, yo la miro a ella, y sabe qué está pasando. De hecho, en varios equipos a veces nos ha tocado incluso pelearnos para que le den los cascos de radio o para que simplemente me pudiera mirar a los ojos, porque con dos señas, ya sabe yo qué necesito. Ella nunca se pone el crédito de nada, pero lo es todo. Tenemos un sueño en común y creo que soy muy afortunada de poder viajar con ella y de compartir los mejores momentos de nuestra vida juntas.

Si aquí delante tuvieras a esa Tatiana de nueve años que empezó en el karting, ¿qué le dirías y qué advertencias le darías?

La palabra favorita de mi hermana decirme es «paciencia». Yo siempre quiero todo ya, entonces le diría que fuera más paciente (llanto). Si hubiera sabido todo lo que me tocaba pasar para llegar hasta acá, de pronto no habría empezado. Es como lo poderosos que son los sueños. Yo creo que no cambiaría nada. Al final soy mejor por todas las dificultades que he vivido. Creo que es muy importante tener sueños, ir a perseguirlos y que no importe que tu ambiente te diga que no puedes. Al final lo único que importa es realmente lo que una crea de sí misma. Y en ese sentido creo que no hay límites que una no pueda alcanzar (llanto).

¿Qué recuerdo, qué sensación te hace emocionante así ahora?

Que a veces digo, como que una tiene un sueño, ¿no? Y como que el ambiente te lo va tratando de quitar y digo «pfff… la niña de 9 no se dejaba quitar los sueños y de pronto a veces la de 30 duda un poco más». Quiero seguir con los sueños porque creo que una puede lograrlo. Pero es como la niña pensando en lo que yo pensaba en ese entonces. Es bonito recordar que los sueños te pueden llevar a escalar montañas muy altas.

«Cuanto más arriba estás, más gente te pone la zancadilla para no darte las oportunidades que mereces»

Tatiana CalderónPiloto de automovilismo

¿Crees que en estos últimos años te han querido cortar esos sueños o esas alas?

Sí, bastante la verdad. Creo que cuanto más arriba estás, obviamente hay más gente que quiere tus puestos, que encuentran cualquier cosa para hacerte la zancadilla, para no darte las oportunidades que mereces… Y al final, creo que desafortunadamente muchas cosas del automovilismo tú no las controlas. O sea, a mí me encantaría tener mi coche y decidir sin que nadie me diga qué tengo que hacer o cómo lo tengo que hacer, porque yo sé lo que Tatiana necesita. Pero no he podido demostrarlo porque no me han dado esas herramientas. Entonces creo que es como esa frustración que a veces es lo que alimenta la motivación. Cuanto más arriba estás, más gente quiere verte caer.

¿Y cómo esperas responder a esa gente que te quiere ver caer?

Pues espero ganarme ese lugar que merezco. O sea, ya he aprendido que a veces una quiere estar ahí, no importa en qué equipo, no importa en qué condiciones, simplemente estar. Pero ya no me vale solo estar, creo que una tiene que valorarse y, a veces, aunque sea duro decir que no a ciertas cosas, si no van a valorar lo que eres, pues no vas a poder disfrutar y demostrar de lo que eres capaz. Entonces voy a seguir soñando, trabajando para ser mejor y ojalá que alguna vez me den la oportunidad de demostrarles que sí podemos.

¿Qué te gustaría ver en el futuro en el mundo del automovilismo?

A mí me encantaría ver cada vez más niñas empezando en el karting, subiendo hacia la Fórmula 1. Creo que nos merecemos esa oportunidad, que es uno de los pocos deportes donde podemos competir mano a mano. Quiero tratar de transmitir esto a la generación que viene por detrás, que no hay sueños demasiado grandes. Y precisamente por eso hemos lanzado un libro que se llama ‘La niña más veloz que el viento’, para cambiar los estereotipos. Todo lo que recaudemos va a estar dedicado a un programa de educación sin estereotipos y es precisamente el cambio que quiero ver. Sé que toma tiempo, pero hay que empezar por algo.

Dejar respuesta

Please enter your comment!
Please enter your name here