Los microplásticos se acumulan en más de la mitad de las arterias obstruidas

Las personas en las que se detectaron los fragmentos de plástico tenían un mayor riesgo de sufrir una combinación de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte por cualquier causa a los 34 meses

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Respiramos, comemos y bebemos pequeñas partículas de plástico. Pero ¿son estas minúsculas motas en el cuerpo inofensivas, peligrosas o algo intermedio? Un pequeño estudio publicado ‘The New England Journal of Medicine’ muestra que los pacientes con placas de la arteria carótida, situada en el cuello, en los que se detectaron microplásticos tenían un mayor riesgo de sufrir una combinación de infarto de miocardio, accidente cerebrovascular o muerte por cualquier causa a los 34 meses de seguimiento que aquellos en quienes no se detectaron estos plásticos.

Sin embargo, el trabajo plantea más preguntas que respuestas sobre cómo estos fragmentos (microplásticos y nanoplásticos más pequeños) podrían afectar el corazón.

La mayoría de los residuos plásticos nunca se reciclan y se descomponen en estas partículas. «El estudio es intrigante. Sin embargo, existen limitaciones realmente importantes», dijo Steve Nissen a MedicalXpress, de la Clínica Cleveland (EE.UU.).

En el estudio participaron 257 personas que se sometieron a una cirugía para limpiar los vasos sanguíneos del cuello.

Los investigadores italianos analizaron la acumulación de grasa que los cirujanos extrajeron de las arterias carótidas, que suministran sangre y oxígeno al cerebro.

Utilizando dos métodos, encontraron evidencia de plásticos (en su mayoría nanoplásticos invisibles) en la placa arterial de 150 pacientes y ninguna evidencia de plásticos en 107 pacientes.

Durante tres años, monitorizaron estas personas, periodo en el que el que entre 20 -30% de las personas que tenían estos microplásticos en su arterias sufrieron un ataque cardíaco, un derrame cerebral o fallecieron por cualquier causa. Sin embargo, en aquellos que no contenía estos plásticos, esta cifra era del 8%.

Los investigadores también encontraron más evidencia de inflamación en las personas que tenían trozos de plástico en los vasos sanguíneos. La inflamación es la respuesta del cuerpo a una lesión y se cree que aumenta el riesgo de ataques cardíacos y accidentes cerebrovasculares.

«Espero que el mensaje alarmante de nuestro estudio aumente la conciencia de los ciudadanos, especialmente de los gobiernos, para que finalmente tomen conciencia de la importancia de la salud de nuestro planeta», señala Raffaele Marfella de la Universidad de Campania (Italia), quien dirigió el estudio.

Importantes limitaciones

Sin embargo, los autores reconocen que se trata de un estudio muy pequeño y solo analizó a personas con arterias estrechas, que ya tenían riesgo de sufrir un ataque cardíaco y un derrame cerebral. Además, estos pacientes con microplásticos tenían más enfermedades cardíacas, diabetes y colesterol alto que los pacientes sin plásticos y más propensos a fumar.

Los investigadores intentaron ajustar estos factores de riesgo durante su análisis estadístico , pero es posible que hayan pasado por alto diferencias importantes entre los grupos que podrían explicar los resultados.

Este tipo de estudio no puede demostrar que los plásticos causaran sus problemas.

Además, los investigadores no tenían información sobre lo que las personas consumían o respiraban que pudiera explicar los plásticos.

Por otro lado, las muestras podrían haber sido contaminadas en el laboratorio.

Por ello sugieren que los estudios futuros se realicen en salas limpias donde se filtra el aire en busca de contaminantes.

¿Y ahora?

Se necesita más investigación, afirma Philip Landrigan del Boston College. Landrigan, en un editorial publicado en ‘NEJM’, ya que es el primer informe que sugiere una conexión entre los microplásticos y nanoplásticos con enfermedades en humanos. Otros científicos han encontrado trozos de plástico en los pulmones, el hígado, la sangre, la placenta y la leche materna.

Así, en 2022 un grupo de científicos holandeses del equipo departamento de Medio Ambiente y Salud de la Universidad VU de Ámsterdam. En encontró evidencias de estos restos en la sangre, lo que significa que pueden viajar por el cuerpo y alojarse en distintos órganos vitales. El hallazgo fue publicado la pasada en ‘Environment International’ y en sus conclusiones hallaron restos de cuatro polímeros (plásticos) en la sangre de 17 de los 22 voluntarios cuya sangre analizaron.

«No prueba causa y efecto, pero sugiere causa y efecto», reconoce Landrigan. «Y es necesario que sea replicado o refutado urgentemente por otros estudios realizados por otros investigadores en otras poblaciones».

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