Biden traiciona a los ecologistas con la autorización de un gran campo petrolífero en Alaska

El presidente de EE.UU. accedió al poder en 2020 con los compromisos de prohibir «nuevos permisos para petróleo y gas en tierras y aguas públicas»

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Joe Biden ha dado luz verde a un enorme proyecto de extracción de petróleo en la región ártica de Alaska que para las organizaciones medioambientales y parte del partido demócrata significa una traición respecto a sus promesas de campaña. El presidente de EE.UU. accedió al poder en 2020 con los compromisos de prohibir «nuevos permisos para petróleo y gas en tierras y aguas públicas» y de reducir las emisiones a la mitad para 2030 -comparadas con los niveles de 2005-, lo que le sirvió para contar con el apoyo de grupos ecologistas y de la facción izquierdista de su partido.

El campo petrolífero será explotado por ConocoPhillips, una petrolífera con sede en Houston que tenía los derechos sobre esos terrenos en el Ártico desde 1999. Su desarrollo tendrá un coste de unos 7.000 millones de dólares y extraerá, en su momento de mayor rendimiento, 180.000 barriles de crudo al día, equivalente al 40% de la actual producción de Alaska, el estado de EE.UU. con mayores reservas.about:blank

En un intento de rebajar el enfado de los ecologistas, la Administración Biden anunció un plan para bloquear cualquier concesión futura para la extracción de petróleo o gas en las aguas federales del Ártico. También redujo el tamaño del futuro campo petrolífero de cinco a tres plantas de extracción, lo que protegerá las rutas de migración del caribú del que dependen algunas poblaciones indígenas de la región.

El proyecto, con el nombre Willow, ha estado en el centro de una fuerte guerra de ‘lobby’ entre ecologistas, la compañía, los legisladores del estado y los representantes de los grupos indígenas, la mayor parte a favor del proyecto, excepto las poblaciones que están en sus inmediaciones.

ConocoPhillips recibió los permisos para ir adelante con el proyecto en el último año de la presidencia de Donald Trump, pero la aprobación quedó embarrada en tribunales después de que fuera contestada por los activistas y de que un juez decidiera en 2021 que el Gobierno no había dado un informe medioambiental que detallara el impacto en el planeta del petróleo que será extraído de esa zona. El Departamento de Interior cumplió con esa exigencia y firmó un informe que estima que las extracciones de Willow generarán 9,2 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono al año, el equivalente a utilizar dos millones de coches alimentados con gasolina.

Por fin, y como se esperaba, la Administración Biden ha dado el visto bueno a Willow. Negarse hubiera provocado una nueva batalla judicial -esta vez, con ConocoPhillips, y con las de perder- y un problema político: el proyecto tiene el apoyo de la única diputada que tiene Alaska en la Cámara de Representantes -la demócrata Mary Peltola- y de la senadora republicana Lisa Murkowski, una moderada que en ocasiones ha votado con los demócratas.

Murkowski celebró una decisión que creará «miles de trabajos» y generación «miles de millones en ingresos» para Alaska y aseguró, de una manera idéntica a la que lo hizo ConocoPhillips, que es «una muy buena noticia para el país y sin duda para Alaska».

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