El jefe del Ejército colombiano, el general Nicacio Martínez, ha sido relevado de su cargo después de protagonizar un año lleno de polémicas. El presidente Iván Duque anunció ayer el cambio en una inesperada conferencia de prensa en la Casa de Nariño, donde estuvo rodeado de la cúpula militar. “Tuvimos una conversación profunda donde reconocimos su gran servicio al país y hemos tomado la decisión para que deje la comandancia del Ejército. Él me ha expresado sus motivos familiares, los cuales he acogido con sentimiento de gratitud”, dijo el mandatario al anunciar el reemplazo de Martínez, el general Eduardo Zapateiro.
El general Martínez sale al final de una semana en la que fueron asesinadas seis personas, entre ellas dos ambientalistas y líderes sociales en distintas regiones de Colombia y en medio de una crítica situación de seguridad en el país. Su gestión duró exactamente un año y estuvo marcada por un vendaval permanente. Su nombre permaneció en los titulares de los medios de comunicación y en los debates del congreso colombiano por una polémica directiva que exigía duplicar resultados y por su participación como segundo al mando de una brigada señalada por el asesinato de civiles entre octubre de 2004 y enero de 2006.
En mayo, la comandancia del Ejército ordenó a sus tropas duplicar la cantidad de bajas y capturas en los combates. La directiva fue fuertemente criticada incluso por oficiales de alto rango, quienes vieron en la iniciativa una vuelta a un periodo donde se multiplicaron los escándalos de los falsos positivos, las ejecuciones extrajudiciales de civiles que fueron presentados como bajas en combate.
La polémica obligó a Martínez a retirar la directiva y negó también su participación en el caso de los falsos positivos ocurridos hace 15 años, hecho desvelado por EL PAÍS en junio pasado. El general aseguró entonces que su papel en la brigada se reducía a tareas administrativas. En esa época era segundo comandante y jefe del Estado Mayor de aquel grupo. La Fiscalía considera que 23 de 283 supuestas ejecuciones extrajudiciales ocurridas en los departamentos de La Guajira y del Cesar se remontan a dicha etapa. A pesar de estos cuestionamientos, el presidente Duque lo mantuvo en el cargo y el Senado lo ascendió a general de cuatro soles justo en medio de la polémica
Las críticas al Ejército se recrudecieron cuando se conoció del asesinato a manos de soldados de Dimar Torres, un excombatiente de las FARC. La revista Semana demostró que se trató de un homicidio. Este hecho revivió nuevamente el fantasma de las ejecuciones extrajudiciales. La Fiscalía calcula que las fuerzas armadas perpetraron al menos 2.248 asesinatos entre 1998 y 2014.
La cúpula militar estuvo nuevamente en la mira de la opinión pública cuando se hizo público el bombardeo contra disidencias de las FARC en noviembre, y donde murieron siete menores de entre 12 y 17 años. El senador Roy Barreras, del partido del expresidente Juan Manuel Santos, denunció entonces que el entonces ministro de Defensa, Guillermo Botero, intentó ocultar esas muertes al país. Días después del hecho, Botero dimitió del cargo. Barreras también denunció como falso positivo el caso de Flower Trompeta, que ahora investiga la Fiscalía. “Demostré que murió fusilado por la espalda cuando intentaba refugiarse en la casa de su abuela”, sostuvo Barreras.
La salida del general Martínez se da también en medio de una crisis de popularidad de la administración que Iván Duque, que ronda el 70 por ciento de desaprobación y de los anuncios de cambios en su gabinete. En reemplazo de Nicacio Martínez llega el general Eduardo Zapateiro, quien ha sido director de la Escuela de Cadetes del Ejército, de la Escuela José María Córdova; comandante del Batallón Colombia en el Sinaí y del Comando Conjunto de Operaciones Especiales.
Fuente: elpaís