Derrame de Pemex: porque parece mentira, la verdad nunca se sabe

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Hay un derrame en la Sonda de Campeche y dos versiones ¿A quién le creería usted? Un grupo de organizaciones medioambientales con buena reputación afirman que se trata de un derrame gigante. Era 400 kilómetros cuadrados el 7 de julio y al parecer sigue creciendo. Petróleos Mexicanos reconoce que hubo derrame, pero asegura que se trató de una cosa mínima: sólo fue el equivalente a 365 barriles de petróleo y afectó una superficie que sería de 0.06 kilómetros cuadrados. El derrame ya fue controlado, comunica la petrolera y remata con una descalificación a los medios que han difundido la información. “Es una estimación de mala fe”, dice el boletín, aunque no presenta pruebas contundentes.

La diferencia de magnitud es abismal: ¿es una manchita, del tamaño de un estadio de futbol, o una mancha voraz, comparable a la dimensión de una gran ciudad? La evidencia está en imágenes satelitales, que fueron interpretadas por un geógrafo, Guillermo Tamburini. Él es argentino con experiencia internacional. Doctor en Ingeniería en Cartografía y Geodesia. Trabaja en el seguimiento de grandes infraestructuras industriales en los ambientes naturales. En una entrevista con Excélsior, explica que estaba observando las imágenes satelitales del accidente registrado el 7 de julio en la plataforma Nohoch-A, cuando se percató de la mega fuga en otra de las instalaciones de Pemex en mar abierto, en la misma zona del Golfo de México, ubicado en la Sonda de Campeche. “que la mancha alcanzó un tamaño de 400 kilómetros cuadrados, no está en duda”, dice Tamburini.

El derrame habría comenzado entre el 3 y 4 de julio. Los expertos en temas de medio ambiente dicen que el crudo en el agua provoca un daño enorme en el fitoplancton, equivalente a los daños que genera un incendio en un bosque. Pemex dice que reportó el incidente el 6 de julio a la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA). Esta oficina es la máxima autoridad en lo que se refiere al monitoreo y prevención de accidentes del sector petrolero. La ASEA no informó del derrame en el momento que Pemex le comunicó y ha guardado silencio desde que estalló la controversia. No está obligada a dar información detallada de los casos que están en sus manos, pero podría hacerlo en situaciones como esta. Ayudaría a tener una idea clara de lo que está pasando y su información sería muy útil para dimensionar lo que está pasando, ¿es algo grave o una nadita? No basta con un desmentido de Pemex para zanjar la discusión. La mayor empresa de México tiene un largo historial de “minimizar” sus accidentes y usar todos sus recursos para cerrar los expedientes. Esto lleva años, sexenios ocurriendo.

En este sexenio, se han incrementado los derrames vinculados a Pemex. Entre 2018 y 2021 se registraron 156 derrames y 20 fugas en escala moderada y grave. Por fallas industriales, actos vandálicos o huachicol se han vertido sustancias como crudo, aceite y gasolina a suelos, ríos y mares. En la mayoría de los casos, los accidentes corresponden a Pemex Exploración y Producción. El segundo lugar corresponde a Pemex Logística y al final es Pemex Transformación Industrial.

Cuando se habla del incremento de los “incidentes”, una de las explicaciones apunta a la caída o desplome en el gasto de mantenimiento ejercido por Pemex. Esta hipótesis se complementa con el envejecimiento de los equipos e instalaciones. El comunicado de la petrolera relacionado con el derrame, habla de que la red de ductos de los campos Ek Balam concluyó su periodo de vida útil estimado en 30 años.

En este caso, ¿le creerían ustedes a Pemex? La petrolera tiene menos credibilidad que las organizaciones medioambientales que han lanzado el grito de alerta. Pemex debe presentar pruebas contundentes y construir una narrativa que despeje todas las dudas. Los signos de interrogación están por doquier. Es el derrame del 3 o 4 de julio, que fue comunicado a la ASEA dos o tres días después. El accidente en la plataforma del 7 de julio. Los más de 60 accidentes moderados o graves que se han dado cada año de este sexenio. El informe de Fitch, donde baja la nota en la calificación a la petrolera, deja claro que el déficit de credibilidad de Pemex traerá mayores costos financieros para la mayor empresa de México. ¿Cómo corregirá ese déficit? No será fácil. Ya lo dijo el novelista Daniel Sada: porque parece mentira, la verdad nunca se sabe.

Fuente: eleconomista

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