La migración como arma de chantaje y presión política

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Tayyip Erdogan, el presidente turco, está presionando a la Unión Europea (UE) con la misma receta que el presidente de EU, Donald Trump, aplicó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, aunque en este caso a la inversa.

Es decir, Erdogan se ha empeñado en utilizar los éxodos migratorios como novedosa arma de chantaje y presión política.

En el curso de las últimas horas, Erdogan ha abierto sus fronteras a la potencial migración de casi 4 millones de refugiados que empujan desde Siria, en medio de una de las peores crisis humanitarias.

Las encarnizadas ofensivas de los ejércitos ruso y sirio, por recuperar el control de Siria y terminar contra todo asomo de rebelión y amenaza contra el régimen de Bachar el Assad, han dejado un escenario dantesco tras de sí.

Las escenas de migrantes sirios o libios encaramados en árboles, tratando de saltar los muros de las vecinas Grecia o Bulgaria, se han multiplicado en el curso de las últimas horas. Los grupos de migrantes que se lanzan al mar Egeo con la esperanza de alcanzar Europa, ha obligado a los gobiernos de Grecia o Italia a reforzar sus fronteras con el envío de más tropas o patrullas marinas.

Erdogan ha conseguido llamar la atención de la Unión Europea, obligando a sus vecinos del norte a redoblar la guardia. Al igual que hizo Donald Trump con México, con el despliegue de 26 mil efectivos de la Guardia Nacional, ante el alud de migrantes que presionaban desde Centroamérica con la esperanza de alcanzar la frontera con EU.

Visto desde Turquía, Erdogan no ha tenido más remedio ante el caos migratorio que se ha recrudecido en Siria el curso de los últimos días. Además, la muerte de una treintena de soldados turcos que permanecían estacionados en la provincia de Idlib, al norte de Siria —para reforzar a las fuerzas rebeldes contra Bachar el Assad—, han obligado al líder turco a reaccionar para tratar de apaciguar el fantasma de la insurrección y revuelta que ha revoloteando en su propio país desde hace varios meses.

Erdogan ha desplegado miles de tropas y vehículos militares en la provincia de Idlib durante el último mes para detener los avances de las fuerzas del gobierno sirio que han desplazado a más de 1 millón de personas cerca de la frontera sur de Turquía.

Pero, visto desde la Unión Europea, la historia es completamente distinta:

“Erdogan nos quiere someter a un chantaje de lo mas primitivo”, aseguró a este periodista una alta fuente diplomática de la UE.

“Erdogan decidió intervenir en Siria sin consultar a ninguno de sus aliados europeos. Y, ahora, que la fuerza aérea rusa le ha matado a una treintena de soldados que combatían al lado de las fuerzas rebeldes, quiere que nosotros le apoyemos o si no nos enviará nuevas oleadas de refugiados a Europa”, añadió esta fuente.

Por el momento, Erdogan, cuyo país es miembro de la OTAN, ha demandado la aplicación del artículo 4 de esta organización. Es decir, requiere el apoyo y solidaridad de la UE, en uno de los momentos más críticos de su gobierno.

El artículo 5, que demandaría una acción militar conjunta a favor de Turquía, se antoja un escenario, si no imposible, sí muy difícil de aceptar para la mayoría de los países miembros de la OTAN.

Además, Erdogan ha insistido en la necesidad del envío de más armamento para tratar de reforzar el flanco sur de su frontera con Siria.

Para el gobierno alemán, el país con mayor concentración de emigrantes turcos, la ayuda que la UE ha suministrado a Turquía es, por el momento, suficiente. De los 6 mil millones de dólares que le fueron aprobados para servir como «país de contención migratoria» en el flanco sur de Europa, sólo faltan por desembolsar 2,500 millones.

Sin embargo, al interior de la UE, existe un número de gobiernos que analizan la posibilidad de acudir en ayuda de Erdogan, para tratar de evitar que mande un éxodo incontrolable de migrantes que sería imposible de controlar o justificar ante los electores de sus respectivos países.

El problema, tanto para Erdogan como para la UE, es que la ofensiva lanzada por el régimen de Bachar el Assad, y su aliado ruso, Vladimir Putin, esta lejos de terminar en la provincia de Idlib, donde se siguen librando feroces combates.

En medio de esta batalla definitiva para recuperar territorio y expulsar a las fuerzas rebeldes, más de un millón de civiles han huido de esa región y se espera que otros dos millones sigan sus pasos ante el avance de las tropas sirias y la aviación rusa.

En resumen, Tayyip Erdogan ha encontrado el momento perfecto para presionar a sus aliados europeos, con la amenaza de una avalancha de refugiados que lo único que quieren es huir de una muerte segura.

Llegados a este punto, valdría la pena preguntarnos a propósito del caso turco:

¿Qué habría pasado si el gobierno de México hubiera presionado a Donald Trump con el envío de decenas de miles de migrantes y refugiados de Centroamérica y Cuba?.

La respuesta, por supuesto, nunca la conoceremos.

Porque, como reza la canción, «el hubiera no existe y ya sólo queda la continuación».

Fuente: lajornada

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