Todo lo que debes saber antes de salir a nadar al aire libre en mares, piscinas o embalses

De la mano de un especialista en la formación de este deporte, profundizamos en las claves de la natación en verano, un deporte cuyas condiciones cambian notablemente con la llegada del buen tiempo

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La natación en verano es un deporte completamente diferente. Aunque sigue siendo solitaria, quizá el deporte más duro a nivel mental porque mientras entrenas estás aislado incluso de lo que ocurre a tu alrededor, se diluyen factores negativos como la posible falta de motivación que uno tiene para lanzarse al mar o la piscina en invierno. Con el calor, hasta apetece; sobre todo si vas a nadar al aire libre, ya sea en piscina o en un espacio abierto. Es clave, eso sí, entender que las condiciones cambian con respecto a una piscina interior donde temperatura y ambiente están medidos y controlados. Por eso conviene tener en cuenta algunas particularidades de la natación en verano.

Bernardo Blanco es el fundador de Nadar Bien, especialistas en natación en todos los contextos. Blanco cree que el verano «es una época ideal para nadar ya sea por aprovechar la temperatura exterior que permite nadar al ‘aire libre’ o por aprovechar la estancia vacacional en entornos paradisíacos para disfrutar de esta afición».

Con él hemos repasado cuáles son esos factores que en verano cambian en lo que respecta a la natación. El primero, y más evidente, son las condiciones del agua. «Nadar a una temperatura algo inferior a la que estamos acostumbrados puede ser incluso más cómodo y saludable que hacerlo en un agua más caliente que en ocasiones puede ser molesto a la hora de practicar este deporte de manera intensa», dice. «La temperatura exterior alta puede hacer más agradable el nado en un agua más fresca que lo habitual aunque en todo caso depende de la tolerancia térmica del nadador. Lo que sin duda mejora la experiencia de nado en una piscina al aire libre respecto de una interior es el ambiente exterior. El aire libre siempre es más agradable que un ambiente interior climatizado que además tiene un porcentaje de humedad superior a lo habitual», añade.

El director de Nadar Bien recuerda que para nadar al aire libre hay un segundo factor decisivo: el sol. «Se deben tomar en todo caso las medidas necesarias de protección a la exposición al sol si la sesión de nado va a tener cierta duración. Si bien podría parecer que la exposición al sol es limitada, un nadador está suficientemente expuesto al sol (el porcentaje de volumen del cuerpo que sobresale del agua puede alcanzar un 10%) y la cara está constantemente asomando por encima del agua en el momento de respirar», explica Bernardo Blanco al respecto.

Natación
Natación PEXELS

Los factores que inciden en el entrenamiento en el agua en verano se multiplican si el lugar elegido para la sesión es un espacio natural, ya sea el mar o algún río o lago donde se permita el baño. En opinión de Bernardí Blanco, nadar en este tipo de lugares «puede convertir la experiencia en algo más agradable, siempre que se den una serie de condiciones y que se tomen una serie de precauciones para garantizar la calidad de la experiencia».

La gran ventaja de embalses, pantanos, lagos o ríos, apunta Bernardí Blanco, es que «se puede disfrutar la experiencia de nado en estos entornos naturales sin tener que sortear las dificultades de las olas en el nado en mar abierto». Pero para que la experiencia sea completa y segura es esencial, subraya el experto en natación asegurarnos de que en la zona elegida para entrenar «está autorizado o es aconsejable el nado en estos lugares de cara a evitar las posibles turbulencias o corrientes generadas por la apertura de alguna puerta en los embalses o las zonas o los fondos con acumulación de piedras y raíces en ríos o pantanos».

Y antes incluso de comprobar en qué lugar natural queremos nadar en verano, hay que ser responsables y saber si estamos preparados para ello. «Para nadar en el mar, más allá de dar unas pocas brazadas en la orilla, se necesita un mínimo nivel técnico o al menos un nivel tal que garantice acometer cierta distancia sin necesidad de parar a descansar. Es más importante ese nivel técnico que incluso el estado físico pues hay atletas en otras disciplinas que son incapaces de nadar varios largos seguidos debido precisamente a esas carencias técnicas», explica el CEO de Nadar Bien.

Nado en mar abierto
Nado en mar abierto PEXELS

La técnica, por lo tanto, cobra tanta importancia como el nivel físico cuando nadamos al aire libre en un espacio natural, especialmente si es abierto como el mar. «La natación es un deporte muy técnico y al menos se requiere una base para acometer ciertas distancias con garantías. Un nadador incapaz de nadar un kilómetro seguido en la piscina no está preparado para nadar en otro entorno, lo que debería hacer si quiere probar la experiencia más adelante es adquirir esa base técnica mínima», explica Bernardo Blanco, que forma a nadadores a nivel técnico y físico.

Esta parte técnica, en el caso del nado a mar abierto, debe ser adaptada; cambia con respecto a la piscina. «Se suman una serie de gestos técnicos que es conveniente aprender y que son propios de la técnica de nado en este entorno», indica Blanco, que destaca por encima de todos y a modo de ejemplo el de la visualización hacia un objetivo levantando la cabeza tras varias brazadas. «Es necesario controlar nuestra trayectoria y saber dirigirnos hacia donde queramos hacerlo sin desviarnos. En el nado de crol la cabeza se encuentra alineada con el resto del cuerpo y la mirada se dirige hacia abajo. En la piscina es fácil seguir la línea marcada en el fondo de la piscina y corregir nuestra trayectoria para no desviarnos. Muchos nadadores piensan que no se desviarían incluso si no existiese esa línea y se sorprenden cuando les propongo nadar con los ojos cerrados», expone el responsable de Nadar Bien. «Mejorar el gesto técnico específico para visualizar es muy recomendable para no entorpecer la hidrodinámica del nado al mismo tiempo que no nos desviamos de nuestro recorrido previsto», recalca.

La seguridad es decisiva

Más allá de la parte técnica, es esencial tener conocimientos que nos permitan nadar con seguridad en el mar.

Por ejemplo, hacerlo en paralelo a la costa. «En el mar lo ideal es nadar en paralelo a la costa pero manteniendo la distancia hasta esta, para ello es una buena opción ayudarse de las boyas que generalmente delimitan la zona de baño y usarlas de referencia. Nadar de una boya a otra tomando a estas de referencia y así no salir más allá de la zona delimitada para el baño es una opción acertada. En playas más vírgenes en donde no existan estas boyas una vez alcanzada cierta distancia desde la orilla hacia mar adentro, se puede optar por tomar como referencia un punto concreto de la costa, edificio montaña, etc. Una vez definido ese objetivo y/o referencia ya podremos nadar en paralelo a la costa hacia ese objetivo», asegura al respecto Bernardo Blanco.

Un segundo consejo de seguridad para nadar en espacios naturales en el hace hincapié el especialista en la formación de nadadores es llevar una boya que va enganchada a nosotros. «Existen boyas específicas de natación muy ligeras que apenas se notan y que cumplen con su cometido; por un lado dar visibilidad al nadador frente a embarcaciones y por otro actuar como elemento de seguridad al que poder agarrarnos en caso de necesidad. Una boya de seguridad también ofrece la ventaja de poder alojar algo en su interior, como las llaves o un teléfono móvil. Incluso existen modelos con espacios para alojar bebidas o ‘snacks’», expone Blanco.

El director de Nadar Bien recomienda también avisar siempre a alguien cuando salimos a nadar y, en la medida de lo posible, hacerlo acompañados. Y también resalta la importancia de la planificación del nado. «Dado que la dificultad del nado en el mar está muy ligada a las condiciones de este en cuanto a oleaje y corrientes, es conveniente averiguar de antemano las condiciones que habrán en el agua. Hoy en día existen multitud de aplicaciones que pueden informarnos con antelación del viento e incluso de la longitud de las olas. Para nadadores con poca experiencia, cuando el oleaje es excesivo conviene desistir de la idea de nadar y dejarlo para otro día en donde se den unas condiciones más favorables», aconseja.

La protección solar, igual que cuando nadamos en la piscina; la protección contra medusas si nadamos en un mar donde sepamos que las hay a menudo; la vaselina para protegernos de rozaduras por la sal en tiradas largas; y llevar un equipo en buenas condiciones, tanto unas gafas que nos «permitan tener suficiente visibilidad y tener un ajuste tal que permita la estanqueidad», como un bañador que sea confortable —«si se opta por un bañador largo, la opción de usar uno tipo «Jammer» ajustado nos permitirá ser más hidrodinámicos y mejorará la experiencia», dice Bernardí Blanco— son los otros aspectos principales a tener en cuenta para nadar al aire libre en verano en espacios naturales, sobre todo en el mar.

En cualquier caso, Bernardo Blanco recuerda, a modo de conclusión, que «siempre es aconsejable ir poco a poco, incluso con confianza si nunca se ha nadado en entornos naturales lo ideal es ir acometiendo distancias asequibles, empezando primero con 500 metros e ir aumentando poco a poco esa distancia en sesiones sucesivas». E incide también en la importancia de disfrutar de la experiencia. «El entrenamiento planificado ya se puede hacer en una piscina climatizada el resto del año, que además permite el entrenamiento controlando ejercicios, series y distancias. Una vez terminada la temporada, en esta época estival lo ideal es no obsesionarnos por hacer tiradas excesivamente largas o nadar a ritmos incómodos. En verano, nadando en el mar deberíamos aprovechar la ocasión para disfrutar tranquilamente de la experiencia de ese nado en conexión con ese entorno natural al que estamos mucho más vinculados de lo que creemos», concluye el especialista.

Fuente: ABC

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