Más de la mitad de las grandes reservas de agua del mundo se secan

El 53% de los mayores lagos y embalses han perdido agua en los últimos 30 años En España, la caída total de líquido embalsado es de 1.400 millones de toneladas a lo largo de 28 años estudiados

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Un desierto se extiende por el antiguo lecho del mar de Aral. Entre la arena blanca y los matorrales han quedado dispersos cientos de barcos oxidados, el único vestigio de que, hasta los años 60, este lago ubicado entre Kazajistán y Uzbekistán era el cuarto más grande del mundo. Hoy apenas queda un 10% del agua que hubo y se ha convertido en uno de los mayores desastres medioambientales del siglo XX. Pero no es el único gran lago en declive. El mar Caspio entre Asia y Europa, la laguna Mar Chiquita en Argentina, el mar Muerto entre Israel y Jordania o el californiano Salton Sea están siguiendo la misma tendencia. En realidad, el 53% de los grandes lagos y embalses de todo el mundo han perdido agua en los últimos 30 años por diversos motivos, según revela un estudio publicado este jueves en ‘Science’.

Los lagos apenas ocupan el 3% de la superficie terrestre, pero son determinantes para la vida en el planeta, tanto a nivel medioambiental como socioeconómico. Suponen el 87% del agua líquida dulce o potabilizable en superficie frente al 11% de los humedales y el 2% de los ríos. Los expertos ya sabían que algunas de las grandes reservas naturales estaban secándose, pero no había un estudio que reflejase cuál era la tendencia global. El análisis publicado hoy supone la primera evaluación integral que incluye tanto esta tendencia a nivel mundial como los factores que están detrás. Y no son buenas noticias.

«Identificamos una disminución generalizada en el almacenamiento global de agua de los lagos en los últimos 28 años. Más de la mitad de los grandes lagos experimentaron pérdidas de agua significativas«, explican los autores en el estudio tras analizar 1.051 lagos y 921 embalses, que suponen el 96 y 83% del almacenamiento natural y artificial del planeta respectivamente.

Uso humano y aumento de temperaturas

La caída se dio, además, en todo tipo de climas y en las principales regiones del mundo, incluido el oeste de Asia Central, Oriente Próximo, el oeste de India, el este de China, el norte y el este de Europa, Oceanía, los Estados Unidos, el norte de Canadá, el sur de África y la mayor parte de América del Sur. Según sus cálculos, casi una cuarta parte de la población mundial vive en una cuenca con un gran lago que se está secando.

En los últimos 30 años, lagos y embalses han perdido el equivalente a 17 veces el depósito de agua dulce más grande en Estados Unidos, el lago Mead. También equivale a todo el agua que consume el país norteamericano en un año completo.

Entre los elementos más decisivos, explica por correo electrónico Fangfang Yao, autor principal del estudio e investigador visitante en el Instituto CIRES, está el uso humano no sostenible. «Puede causar pérdidas de agua realmente grandes en algunas cuencas lacustres, como en Aral y el Mar Muerto», dice. Pero la huella del cambio climático ya está presente en todo el mundo, a través del aumento de las temperaturas y la evaporación, además de los cambios en las precipitaciones. «Para la pérdida de volumen neto en los grandes lagos naturales de la Tierra, los cambios en la temperatura y la evapotranspiración explican el 36% de la pérdida, mientras que las actividades humanas explican el 20%», explica.

Situación en España

España no es una excepción a la tendencia global. «Aproximadamente la mitad de los grandes embalses se estaban secando, como Buendía, Valdecañas, Almendra y Alcántara. La pérdida total de agua en la desecación de las grandes reservas en España es de 1,4 gigatoneladas durante los 28 años estudiados (1992-2020)», escribe Yao. Una gigatonelada equivale a mil millones de toneladas de agua. Aunque el autor reconoce que se necesita más investigación, apunta como causa probable a la combinación de un clima seco y el aumento de la sedimentación, que disminuye la capacidad de almacenamiento.

«En embalses establecidos desde hace mucho tiempo, los que se llenaron antes de 1992, la sedimentación fue más importante que las sequías y los años de fuertes lluvias«, explica Ben Livneh, también coautor, miembro de CIRES y profesor asociado de ingeniería en CU Boulder.

‘Ganadores’

Si bien la mayoría de las masas de agua han ido en declive, hay un 24% que ha crecido gracias a cambios en los patrones de precipitación y escorrentía. Además, suelen estar en áreas despobladas, como el interior de la meseta tibetana, las grandes llanuras del norte de Norteamérica y en el gran valle del Rift en África.

Para los autores, el hallazgo evidencia la necesidad de incorporar el consumo humano, el cambio climático y los impactos de la sedimentación en la gestión sostenible de los recursos hídricos de cara al futuro. «Muchos de estos lagos que se están secando han sido identificados como importantes fuentes de agua y energía hidroeléctrica o figuran entre los sitios Ramsar de importancia internacional«, destaca el estudio.

Las historias de éxito también existen. Al contrario de la debacle del mar de Aral, la historia del lago Seván, en Armenia, ofrece esperanzas. En los últimos 20 años ha ido aumentando gracias a la aplicación de leyes de conservación sobre la extracción de agua, ilustran los autores.

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