El paraíso fiscal que rehúsa serlo

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Panamá comenzó sus carnavales con mal sabor de boca: el que le ha dejado el regreso a la lista negra de paraísos fiscales de la Unión Europea. La decisión ha levantado importantes ampollas internas, con una mayoría de expertos que cree que, en esta ocasión, los criterios utilizados para señalar al país latinoamericano no han sido muy estrictos ni han tenido en cuenta algunos esfuerzos legales y de supervisión emprendidos en los últimos meses. Los Veintisiete, que metieron a Panamá en la lista negra por unanimidad, consideran que sigue incumpliendo con sus compromisos de transparencia.

El escándalo de los Papeles de Panamá, cientos de documentos filtrados en 2016 por la firma de abogados Mossack Fonseca, que dejó al descubierto opacas operaciones financieras y evasión de impuestos de políticos, empresarios, deportistas o artistas fue un duro golpe para un país que ya llevaba años señalado por las prácticas fiscales que auspiciaba. El despacho de abogados —ni mucho menos el único que se dedicaba a esto— creaba empresas en paraísos fiscales cuidando que el nombre de los propietarios permaneciera oculto. Hoy, dicen algunos, las cosas han mejorado en Panamá, aunque falta por hacer. La nación centroamericana sigue siendo la más opaca de Latinoamérica en materia financiera y la 15ª del mundo, según el recién publicado Índice de Secreto Financiero 2020.

El simple hecho de tomar un taxi en la capital panameña revela una inconsistencia legal en los negocios: no hay cuentakilómetros ni tarifas establecidas, un terreno abonado a la estafa que notan de inmediato los turistas. A pesar de ello, Jon Subinas Garralda, sociólogo y experto en Opinión Pública del Centro Internacional de Estudios Políticos y Sociales (Cieps) cree que la sociedad va poco a poco tomando conciencia de la corrupción, algo que antes reservaban exclusivamente para la clase política. «Ha habido una campaña de Hacienda, hace apenas unas semanas, para que las empresas paguen el seguro social de sus trabajadores. Se han enviado inspectores». Subinas considera, sin embargo, que el problema de fondo radica en las sociedades offshore, radicadas normalmente en países que ofrecen ventajas fiscales, cuando su actividad se desarrolla en otros. «Ese es el agujero. Si eres panameño tienes que pagar impuestos por la sociedad, si no eres residente, no. Pero eso pasa en otros sitios, no solo en Panamá».

Gran enfado, sin paliativos, muestra el sector bancario panameño. “Estamos muy molestos, es muy injusto para un país que ha hecho un esfuerzo titánico por evolucionar en la lucha contra los delitos, incluidos los tributarios”, afirma el presidente de la Asociación Bancaria de Panamá, Carlos Alfredo Berguido. “Esa medida se basa en criterios desfasados, desconocen que se han hecho reformas legales. Panamá nunca ha sido un paraíso fiscal”, defiende.

«Se han hecho muchos esfuerzos desde entonces, pero aún tenemos graves problemas en el sistema judicial que nos hace poco efectivos. Si no damos más pasos no saldremos de estas listas. Pero ha habido cambios en la legislación que obligan, por ejemplo, a revelar el nombre de los accionistas si abres una cuenta en el banco. También se ha dado transparencia a la compra de coches, de casas, pero hay que seguir avanzado en fiscalización, control y castigo», afirma Annette Planells, del Movimiento Independiente (Movin), un organismo para la transparencia, la institucionalización y la participación ciudadana.

El Gobierno panameño reaccionó rápido a la nueva inclusión del país en la lista negra de la UE. La viceministra de Asuntos Multilaterales y Cooperación, Erika Mouynes, se ha quejado en los medios de comunicación de la metodología utilizada, algo que ha molestado a muchos otros: «La UE incluye en esa lista a cualquiera que esté en la de la OCDE y el Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) como un efecto dominó. Debemos cuestionar la conveniencia de esas listas europeas que se limitan a copiar lo que establecen otros en lugar de hacer sus propios análisis». Además, subraya que los criterios usados por la OCDE se basan en datos antiguos, aunque reconoce que deben seguir «haciendo cambios y vigilando que se cumplen».

En el radar europeo

Panamá lleva tiempo en el radar de Bruselas. El escándalo de los papeles de Panamá mereció la creación de una comisión parlamentaria que estudiara los casos de fraude fiscal y blanqueo de capitales. Los paraísos fiscales volvieron a ser una prioridad para la mayoría de los países de la UE, que ven dañada su recaudación fiscal por las prácticas de grandes corporaciones y personalidades acaudaladas.

En 2017, un año después de que los Papeles de Panamá viesen la luz, los entonces 28 socios de la UE decidieron crear una lista negra de paraísos fiscales, en la que constaba el país centroamericano. Sin embargo, en su primera revisión lo sacaron de esa relación de jurisdicciones opacas. Esa decisión provocó malestar entre los grupos de izquierdas del Parlamento Europeo.

Finalmente, los Veintisiete han decidido incorporar a Panamá a su lista negra por «no haber cumplido con sus compromisos», en palabras del vicepresidente de la Comisión Europea, Valdis Dombrovskis. En concreto, Panamá sigue sin cumplir con las disposiciones del Foro Global de Transparencia e Intercambio de Información Tributaria de la OCDE.

La izquierda parlamentaria y las organizaciones no gubernamentales se felicitaron por su reinclusión en la lista, junto a otras jurisdicciones como las islas Caimán, las Seychelles y Palaos. “Es un paso positivo en la dirección correcta”, señalaron los socialdemócratas. “Es un paso adelante en la lucha contra la evasión fiscal”, indicaron Los Verdes. Aun así, para algunos partidos y organizaciones, queda camino por hacer: además de ser estrictos con esos países, reclaman introducir otros como Turquía o incluso Estados miembros de la propia Unión.

Agravio comparativo

El mismo agravio comparativo lo menciona también Annette Planells, quien cita otros territorios muy laxos con los asuntos tributarios y financieros que no han recibido este castigo público, como Denver o Delaware, en EE UU. «Y ciertas islas británicas [en referencia a Jersey y Guernsey]. Es cierto que no debemos compararnos con otros que lo hacen mal, pero…», dice Planells.

“Nos preocupa la reputación en Europa, tenemos una gran lucha cuesta arriba por recuperar el nombre de Panamá desde el asunto de Mossack Fonseca”, apunta el presidente de la asociación bancaria sin hacer referencia explícita a los Papeles. “Es decepcionante. Somos amigos y Europa nos trata como enemigos”, lamenta Berguido, que exculpa de plano a su sector: “La presencia en la lista no tiene que ver con nosotros, sino con el sistema no financiero, corretajes, bienes raíces, autos usados, sociedades anónimas, abogados…”.

Fuente: elpaís

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