Inocultable sentimiento de cautela en hogares

El Indicador de Confianza del Consumidor se posicionó en agosto en un mínimo de 17 meses, siendo este factor uno de los determinantes del menor consumo privado en el país.

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A ‘El Javi’ (qepd), con agradecimiento por tanto y por todo.

A juzgar por el comportamiento de la confianza del consumidor, el consumo privado en México no sólo frenó su recuperación, sino que está desacelerando.

El lunes se informó que el Indicador de Confianza del Consumidor (ICC) de agosto, que arroja la Encuesta Nacional sobre Confianza del Consumidor que levantan el Inegi y el Banco de México, se contrajo 0.4 puntos respecto a julio.

Además de que ligó cuatro meses en retroceso, algo no visto desde el periodo marzo-julio de 2019, el indicador se ubicó en su nivel más bajo desde marzo de 2021.

Las lecturas más recientes del ICC y su tendencia a la baja son una inocultable señal de cautela de los hogares ante la alta presión inflacionaria, el incremento de las tasas de interés y la recuperación económica aún incompleta y cada vez más incierta.

La percepción del consumidor mexicano en cuatro de los cinco componentes del indicador de confianza empeoró respecto a julio y sólo en uno mejoró.

Destacó la caída mensual de 1.1 puntos en el que mide las posibilidades de los integrantes del hogar, comparadas con las de hace un año, para realizar compras de bienes durables, como muebles, televisor, lavadora y otros aparatos electrodomésticos.

También resaltó el retroceso de 0.9 puntos en el componente que evalúa cómo los consumidores perciben la situación económica actual de su hogar respecto a la de hace 12 meses.

El Indicador de Confianza del Consumidor se posicionó en agosto en un mínimo de 17 meses, siendo este factor uno de los determinantes del menor consumo privado en el país.

El Indicador Mensual del Consumo Privado avanzó un modesto 0.1 por ciento mensual en junio, que no es suficiente para contrarrestar la caída de 0.6 por ciento en mayo, según cifras del Inegi publicadas ayer.

El ligero rebote fue impulsado por el consumo de bienes importados, cuyo sólido avance, favorecido por un posible restablecimiento de las cadenas de suministro, compensa el retroceso en el consumo de bienes y servicios nacionales, que sigue debilitándose.

El consumo privado en el mercado interno, si bien ya superó los niveles previos a la pandemia, enfrenta riesgos ante la prolongación de las presiones inflacionarias, el consecuente incremento de las tasas de interés y la menor confianza de los consumidores.

Del otro lado de la moneda, los ingresos por remesas en dólares, que son uno de los apoyos más importantes del consumo interno, se han mantenido en niveles máximos históricos en lo que va del año.

El Banco de México reportó que al cierre de julio, los flujos por remesas provenientes del exterior ascendieron a 56 mil 206 millones de dólares en los últimos 12 meses.

Además de que cada mes mantienen un crecimiento anual de doble dígito, el número de envíos sugiere que las remesas son un soporte robusto del consumo de unas 13 millones de familias mexicanas.

México, que ya es el segundo receptor de remesas en el mundo, incluso por arriba de China, recibirá 58 mil 500 millones de dólares en 2022, estima BBVA.

Otro indicador positivo es el crédito bancario vigente al consumo, que en julio registró un repunte de 5.6 por ciento en su ritmo de crecimiento anual, su mayor expansión en poco más de un lustro.

Su reactivación es resultado principalmente del incremento en los créditos personales y de nómina, así como en el otorgado a través de tarjetas de crédito, que sigue contrastando con la caída en el financiamiento para coches.

El repunte del empleo formal, que en agosto alcanzó otro máximo histórico, ha apoyado el dinamismo de la cartera de consumo, particularmente en los segmentos de tarjetas de crédito y de nómina.

Destaca el saldo de la cartera de tarjetas de crédito, que en julio registró un incremento de 6.3 por ciento a tasa anual y en términos reales, el mayor desde noviembre de 2016.

El segmento de tarjetas de crédito representa más de la tercera parte de la cartera de crédito bancario al consumo, por lo que sigue siendo el más grande en ese tipo de financiamiento.

Los indicadores analizados envían señales encontradas en un entorno retador para la recuperación del consumo, donde el ambiente de incertidumbre puede seguir mermando la confianza.

Fuente: elfinanciero

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