Los nuevos libros de texto gratuitos: un debate lleno de desafíos y pocas respuestas

Detrás de las páginas impresas de los libros de texto, se olvida que el centro son y serán siempre las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en México.

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Los libros de texto, durante décadas, se han presentado como piezas clave en el engranaje educativo, ofreciendo a las y los maestros herramientas para orientar el aprendizaje de las niñas, niños y adolescentes. Sin embargo, en la escena actual de México, ha surgido un debate cargado de tensiones en torno a los nuevos libros de texto gratuitos (LTG), que no solo cuestiona su impacto en el derecho a la educación, sino que también arroja luz sobre una problemática mucho más profunda. Detrás de las páginas impresas, se olvida que el centro es y será siempre las niñas, niños, adolescentes y jóvenes en México.

La responsabilidad delegada y el financiamiento insuficiente, lejos de ser simples detalles, emergen como auténticos obstáculos. Se debe decir con claridad, las y los maestros se convertirán en los verdaderos implementadores, una vez más, de las políticas y han sido encomendados con la tarea de traducir el modelo educativo en las aulas. Esta misión, que en sí misma sería monumental, ha dejado de lado las particularidades de las más de 229 mil escuelas de educación básica caracterizadas por la enorme heterogeneidad de México. Además, en un giro no menor, los recursos destinados a la confección de libros y materiales educativos han experimentado una reducción considerable, amenazando directamente la calidad de los mismos.

La planeación escolar y la urgencia de la implementación, aportan otro nivel de reto a la ecuación. A escasos 10 días del inicio del año escolar, llegan nuevos planes y programas, nuevos libros que cambian por completo la dinámica de enseñanza y aprendizaje sobre la cual han trabajado en las aulas en ciclos escolares anteriores.

El desconocimiento sobre los niveles de aprendizaje de los estudiantes y los cada vez más escasos datos en educación, agudizan aún más la problemática. Aunque se espera que los libros de texto actúen como guías en el proceso de aprendizaje, carecen de una ruta definida que se ajuste a las necesidades evolutivas de las y los estudiantes. Las modalidades educativas específicas, como la educación especial e indígena, quedan relegadas a un segundo plano debido a la inexistencia de materiales diseñados para acompañar sus aprendizajes.

La confianza en los docentes y, quizás en algunos casos, un grito silenciado de ayuda, resaltan una contradicción evidente: aunque se pregonan discursos sobre otorgar mayor libertad a la docencia en el aula, se pasa por alto el hecho de que muchos de ellos carecen del apoyo y la formación necesaria para encarar estos cambios abruptos.

El trabajo en comunidad y las alianzas necesarias se presentan como el camino hacia la redención, pero la realidad es mucho menos idílica. A pesar de pregonar la colaboración y la participación de las familias, materializar estos ideales se convierte en un desafío titánico. Estrategias concretas son imperativas para involucrar a padres y comunidades en el proceso educativo, pero la falta de implementación efectiva deja en evidencia la desconexión entre discurso y acción.

¿Qué sería de una sociedad que levanta también la voz por las niñas, niños, adolescentes y jóvenes que han abandonado sus estudios, que siguen fuera de la escuela a pesar de tener la edad escolar para asistir, de quienes sienten una enorme frustración seguir sin tener habilidades matemáticas o de lectoescritura? ¿Qué sería de una sociedad que se une para ir más allá del presente, para exigir con fuerza y contundencia que la educación deje de ser materia de política electoral y se vuelva un gran proyecto de país?

Buscar que la reflexión y la acción tengan efecto se vuelve como un llamado perdido en el viento. Desde Mexicanos Primero hacemos un llamado a todas las partes involucradas, desde las autoridades hasta las familias, las organizaciones y los investigadores, a meditar sobre cómo la pugna ideológica y política en torno a los libros de texto está dejando un rastro de estragos emocionales y académicos en las niñas, niños y jóvenes. La responsabilidad de brindar un regreso escolar sin tropiezos y seguro, mientras se resuelven los enredos relacionados con el modelo educativo, recae sobre todas y todos.

El presente y el futuro educativo de México está en la mesa, y la colaboración y el compromiso conjunto en este momento parecen difíciles de alcanzar. Este último ciclo escolar completo del Ejecutivo Federal, merece un ejercicio de mayor conciencia, porque hacer educación para todas y todos, implica desmantelar las barreras y prejuicios; y, en su actual estado de disarmonía, se avecina muy complejo.

Fuente: elfinanciero

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