¿Cómo tener niños bien alimentados durante encierro por cuarentena?

No importa si tu hijo es un niño pequeño o un adolescente, tú puedes tomar las medidas necesarias para mejorar su nutrición y formar buenos hábitos alimenticios.

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MÉXICO.- La cuarentena originada por la pandemia por coronavirus, ha interrumpido la rutina y horarios que se llevaban a cabo dentro de los hogares. Por eso no sería raro encontrar a los niños tomando sus alimentos fuera de su horario, así como verlos constantemente consumir caramelos, golosinas y demás comestibles que podrían provocarles algún tipo de malestar. 

Es de suma importancia que durante este período de confinamiento tanto niños como adultos cuenten con una buena nutrición y una dieta balanceada para hacerlos crecer saludables. 

No importa si tu hijo es un niño pequeño o un adolescente, tú puedes tomar las medidas necesarias para mejorar su nutrición y formar buenos hábitos alimenticios. 

La organización Brenner Children’s aconseja las cinco mejores estrategias para lograr que los niños tengan una sana alimentación: 

  1. Establecer un horario regular para las comidas en familia.
  2. Servir una variedad de alimentos y refrigerios saludables.
  3. Darle un buen ejemplo siguiendo una dieta nutritiva.
  4. Evitar las peleas por la comida.
  5. Involucrar a los niños en el proceso.

Cinco consejos para una alimentación saludable por la UNICEF

Si bien es cierto que en este tiempo de contingencia, las salidas para abastecerse de los comestibles no son fáciles, esto permite que recaiga la importancia en la selección de alimentos que ingresan al hogar en la actualidad. Debido a ello y como una manera de guiar a los padres de familia en este tema, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF), lanzó un comunicado en el que proporciona cinco consejos para una alimentación saludable, los cuales se detallan a continuación: 

Sigue tomando fruta y verdura: Comprar, almacenar y cocinar verdura fresca puede ser difícil durante un aislamiento, especialmente cuando se recomienda a los progenitores limitar las salidas del hogar. Sin embargo, en la medida de lo posible, es importante asegurarse de que la dieta de los niños incluya una cantidad suficiente de frutas y verduras.

Siempre que tengas la oportunidad de conseguir productos frescos, hazlo. La fruta y la verdura, además de poder tomarse fresca, también puede congelarse, y conserva gran parte de su sabor y sus nutrientes. Si utilizas verdura fresca para cocinar sopas, caldos u otros platos en grandes cantidades conseguirás que duren más y tendrás distintas opciones para varios días. Además, también puedes congelar estos platos y recalentarlos rápidamente.

Si no encuentras productos frescos, sustitúyelos por alternativas saludables, como los alimentos deshidratados o en conserva: Los productos frescos son, casi siempre, la mejor opción, pero cuando no están disponibles hay muchas alternativas saludables que puedes almacenar y preparar fácilmente.

Los frijoles y los garbanzos en conserva, que aportan abundantes nutrientes, pueden almacenarse durante meses e incluso años, y puedes incluirlos en tus platos de diversas formas. El pescado azul en conserva, como las sardinas, la caballa y el salmón, son ricos en proteínas, ácidos grasos omega 3 y una variedad de vitaminas y minerales. Puedes utilizarlos en frío, como, por ejemplo, en sándwiches, ensaladas o platos de pasta, o también añadirlos a platos calientes.

Las verduras en conserva, como los tomates, suelen contener menos vitaminas que los productos frescos, pero son una buena alternativa si te cuesta encontrar productos frescos o verduras congeladas.

Los alimentos deshidratados, como los frijoles, las legumbres y los cereales deshidratados, como las lentejas, los guisantes partidos, el arroz, el cuscús o la quinua, también son opciones nutritivas y duraderas que, además, son sabrosas, asequibles y sustanciosas. Los copos de avena cocinados con leche o agua son una opción excelente para el desayuno, y puedes condimentarlos con yogurt, fruta troceada o pasas.

Mantén reservas de aperitivos saludables: Los niños suelen necesitar uno o dos refrigerios a lo largo del día para mantenerse activos. En lugar de darles dulces o aperitivos salados, opta por opciones más saludables como frutos secos, queso, yogur (preferiblemente, sin azúcar), fruta troceada o deshidratada, huevos cocidos u otras opciones saludables disponibles en tu zona. Estos alimentos son nutritivos, sacian más y contribuyen a crear hábitos saludables para toda la vida.

 Limita los alimentos muy procesados: Aunque no siempre será posible utilizar productos frescos, intenta limitar la cantidad de alimentos muy procesados en tu cesta de la compra. Los platos preparados y los postres y refrigerios envasados suelen tener un alto contenido de grasas saturadas, azúcares y sal. Si compras alimentos procesados, mira la etiqueta e intenta elegir opciones más saludables que contengan una menor cantidad de esas sustancias. Trata de evitar las bebidas azucaradas y, en su lugar, bebe agua abundante. Una buena forma de aportarle más sabor al agua es añadirle frutas o verduras, como limón, lima, rodajas de pepino o frutos rojos.

 Haz que cocinar y comer formen una parte importante y divertida de la rutina familiar: Cocinar y comer todos juntos es una forma excelente de crear rutinas saludables, fortalecer los lazos familiares y divertirse. Siempre que sea posible, invita a tus hijos a participar en la preparación de la comida: los más pequeños pueden ayudar a lavar o a organizar los alimentos, mientras que los mayores pueden asumir tareas más complejas y ayudar a poner la mesa.

En la medida de lo posible, intenta ceñirte a horarios fijos para comer en familia. Este tipo de estructuras y rutinas pueden contribuir a reducir la ansiedad de los niños en estas situaciones de estrés.

Fuente: SIPSE

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