Muere por eutanasia una belga condenada a cadena perpetua por asesinar a sus cinco hijos

Pidió que se llevara a cabo en la misma fecha en la que ella cometió el crimen

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La belga Geneviève Lhermitte, condenada a cadena perpetua por el espantoso asesinato de sus cinco hijos en 2007, fue eutanasiada el pasado 28 de febrero en un hospital de Montigny-le-Tilleul, al sur de Bruselas. La noticia cierra de una forma inesperada uno de los episodios más sórdidos de la crónica criminal de este país, 16 años después de los hechos, día por día.

Lhermite degolló uno a uno a sus cinco hijos de entre de 3 y 14 años, a quienes había intentado aturdir en la casa familiar de Nivelles. Luego intentó suicidarse, pero no lo consiguió. Condenada a cadena perpetua, en 2019 se le permitió salir de la cárcel para ser ingresada en un establecimiento psiquiátrico donde disponía de cierta libertad de movimientos, pero jamás encontró la paz en su vida. De hecho, no hace mucho había intentado suicidarse en un momento en el que se quedó sola. El representante de su familia ha dicho a los medios belgas que ella «sufría psicológicamente todo el tiempo. Por ello la solicitud de eutanasia fue admitida por problemas psicológicos y porque la vida ya no era posible para ella. Quiero que la gente entienda que pagó mil veces en su cabeza la condena. Para nosotros esto cierra definitivamente el expediente».about:blank

El caso era difícil de entender. Geneviève, nacida en 1966 en Bruselas, se había casado con un estudiante marroquí llamado Bouchaib Moqadem, quien a su vez mantenía una confusa relación con un médico belga llamado Michel Schaar. De hecho, con el tiempo la familia acabó instalándose en la casa del médico, que además se hacía cargo de los problemas financieros. El 28 de febrero de 2007, cuando Moqadem se encontraba de viaje en Marruecos, su esposa fue a una carnicería para hacerse con dos cuchillos y preparó dos cartas, una en la que entregaba sus joyas a sus hermanas y otra para explicar a una amiga lo que se disponía a hacer. En esta carta se refería al doctor Schaar como «un bastardo» y cargaba contra su marido por no escuchar sus advertencias.

Después fue degollando uno a uno a sus hijos, cuatro niñas y un niño, en algunos casos, según declaró después, mientras les susurraba palabras pidiéndoles perdón. A una de ellas le golpeó en la cabeza primero con una placa de mármol antes de seccionarle el cuello. Los demás murieron desagrados sin comprender por qué su propia madre les estaba asesinando.

La sociedad belga conoció con estupor este hecho brutal al que no le faltaban ingredientes de todo tipo. En el juicio, Schaar se presentó como acusación particular.

La elección de la fecha para ser eutanasiada el mismo día en que ella había quitado la vida a todos sus hijos es el último de los elementos inquietantes de esta terrible historia.

Fuente: ABC

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