Las arrasadoras olas de calor, las lluvias torrenciales, las tormentas de arena y todas sus consecuencias en el planeta, son un urgente llamado para que los líderes mundiales apliquen de manera contundente y real medidas efectivas para frenar el calentamiento global.
Los tomadores de decisiones en el mundo ya no pueden seguir dando largas, con proyecciones de reducción de emisiones contaminantes hacia 2050, cumbres, precumbres, advertencias de la ONU, y limitarse a dar la impresión de que se trabaja por la crisis ambiental, pero la verdad ya deben tomar acciones directas en el corto plazo.
Tanto Europa, como Asia, América Latina y Estados Unidos padecen los efectos inevitables del cambio climático: ¡no es que vayan a suceder, ya están sucediendo y provocando tragedias! Miles de muertos por las olas de calor, las inundaciones catastróficas, los incendios forestales, los desprendimientos de tierra y el deshielo de los Alpes y los polos.
En Estados Unidos, al menos seis estados sureños agrícolas están en alerta máxima por la peor sequía que se haya registrado en ese país en más de 100 años.
En Los Ángeles, California, implementaron la llamada Policía del Agua, que atiende las denuncias ciudadanas del despilfarro del líquido y aplica multas que alcanzan hasta los 600 dólares. Ese tipo de acciones deben de comenzar a fluir más frecuentemente.
En España, Francia, Grecia y Portugal padecen una ola de incendios forestales, debido a la sequía provocada por una ola de calor que rebasa los 40 ºC y que deja al menos unos mil 700 muertos. También alcanzó a Gran Bretaña, que se caracteriza por el clima frío.
Un estudio en España concluyó que el incremento de mortalidad durante los meses de verano es de 14.6%. Dicho de otro modo, cuando la temperatura máxima se incrementa 1ºC, la mortalidad aumenta 3.3%, señaló la investigadora de salud ambiental Érica Martínez.
Aunque las malas noticias ambientales no para ahí, las olas de calor como la que actualmente está sufriendo Europa, con temperaturas récord en Reino Unido, serán cada vez más frecuentes e incluso más intensas al menos hasta 2060, advirtió urgentemente la Organización Meteorológica Mundial.
Esta crisis ambiental toma tintes alarmantes, por la invasión de Rusia en Ucrania, porque provoca un desabasto de gas y obliga a Europa a utilizar combustibles fósiles –altamente contaminantes– o repensar si es viable cerrar su plantas nucleares de uso doméstico.
Parece que le mundo más allá de guerras, epidemias y pandemias, perdió el rumbo de las prioridades para poder seguir viviendo en este planeta, de poco sirven los avances tecnológicos, sino se emplean en dejar de maltratar al planeta casi siempre por interés políticos y económicos, que son los que realmente marcan la pauta.
No cambiar el rumbo prácticamente nos condena, porque para el daño ambiental no hay vacuna.
POR ISRAEL LÓPEZ
heraldodemexico
