Injerencia ‘perversa’ en la Suprema Corte

Julio Scherer se ha dado a la tarea de ‘recomendar’ a la ministra Yasmín Esquivel, presidenta de la Segunda Sala de la Corte, para la presidencia del máximo tribunal.

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En un asunto que solo le corresponde resolver a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) —la elección del ministro presidente—, diversos personajes defenestrados del actual régimen tratan de presionarlos usando el nombre del presidente López Obrador para cargar los dados en favor de Yasmín Esquivel Mossa.

Para nadie es un secreto que aun estando fuera del equipo más cercano del presidente López Obrador, el exconsejero jurídico de la Presidencia, Julio Scherer, continúa gestionando asuntos personales como si fueran de su exjefe, ahora se autoproclama emisario del tabasqueño para inclinar los dados en favor de la ministra Esquivel y para ello se ha reunido con varios ministros.

Por lo menos, hay cinco ministros que pretenden suceder a Arturo Zaldívar como presidente de la SCJN y de la Judicatura Federal, sin embargo, unos merecen la distinción, pero otros alentados por este siniestro personaje que busca imponer su voluntad en el máximo tribunal, ya perdieron la brújula.

En los últimos días, Julio Scherer se ha dado a la tarea de “recomendar” a la ministra Yasmín Esquivel Mossa, presidente de la Segunda Sala de la Corte, ante sus pares, como Juan Luis González Alcántara Carrancá, Alberto Pérez Dayán y Loretta Ortiz, entre otros, para ocupar la presidencia de la Suprema Corte, atentando incluso contra la autonomía e independencia de la SCJN.

Esta nueva “gestión” que hace el exconsejero jurídico de Presidencia a nombre del jefe del Ejecutivo, no solo tiene molestos a los ministros, sino que trastoca el equilibrio de poder que existe en ese órgano judicial.

El mismo presidente López Obrador ha insistido en diversos foros que él no intervendrá en dicha designación y que será respetuoso del proceso de la Corte, entonces resulta inexplicable, por decir lo menos, la irrupción de Scherer en asuntos que solo les compete a los ministros resolver.

Como se recordará, el periodo de Arturo Zaldívar Lelo de Larrea como ministro presidente de la SCJN termina el 31 de diciembre de este año, por lo que los ministros interesados en participar en el proceso de sucesión tendrán que hacer públicos, a más tardar el día de hoy, su proyectos y por supuesto, registrarse como aspirantes para ocupar la presidencia del máximo tribunal Constitucional del país.

De acuerdo al artículo 29 del Reglamento Interno de la SCJN, durante los primeros días de diciembre, las ministras y ministros aspirantes deberán presentar las líneas generales de trabajo que guiarán sus tareas al frente de la Corte, en caso de resultar electos.

Una vez concluido el plazo, a partir de hoy se darán a conocer los proyectos de quienes aspiran a suceder a Zaldívar para que puedan ser evaluados por los integrantes de la SCJN.

El máximo tribunal Constitucional ha vivido un periodo sui géneris en estos últimos años, ante la proclividad del jefe del Ejecutivo por emitir juicios severos en contra de algunas de sus resoluciones, como fue el caso de eliminar la prisión preventiva oficiosa a “factureros fantasmas” o para incidir en votaciones que favorezcan a la agenda legislativa y política del mandatario.

Sin embargo, si la gestión de Zaldívar fue convulsa, lo será más la que viene, ya que se atraviesa la elección presidencial de 2024 y ello seguramente obligará la intervención, tanto del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, como de la misma SCJN.

Desde luego, el máximo tribunal tiene diversos asuntos que guardan el sueño de los justos y ojalá, por el bien del país, se desatoren con la nueva presidencia.

El reto fundamental de la Corte, precisamente en los poco menos de dos años que le restan a AMLO como presidente, es preservar el orden constitucional a toda costa, ya que sin el dique jurídico que representa el tribunal, ante los embates del absolutismo, pues difícilmente se respetará el Estado de derecho.

La sociedad no quiere una Suprema Corte sujeta al cordón umbilical del Ejecutivo, al contrario, mientras más ejerza su independencia y autonomía, se rencauzará a México por el camino de la justicia, la inclusión social, el respeto a las instituciones y al régimen democrático.

Ante las injerencias externas que pretenden llevar a cabo sujetos que ya traicionaron al presidente, los ministros de la Suprema Corte deben cerrar filas y preservar la unión en momentos en que la polarización devora al país.

Esperemos que la elección del nuevo presidente de la SCJN no genere enconos entre los propios ministros, que luego sean imposibles de remediar.

Fuente: elfinanciero

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