Las finanzas del Gobierno de México se deterioran pese a los intentos por no aumentar la deuda

La pandemia, el pago de pensiones y el rescate a Pemex han hecho que el gasto federal siga creciendo en relación con sus ingresos

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Lo que viene es una ola de reformas fiscales. El incremento en el gasto gubernamental para compensar el choque extremo económico que trajo la pandemia del coronavirus se tendrá que cubrir por la vía de los impuestos. Colombia se prepara para hacerlo pronto. Brasil también. Y ahora México abrió la puerta a una reforma propia. Pero el de México es un caso atípico, ya que su necesidad por cubrir un déficit en alza no se debe al gasto por la pandemia. El Gobierno, de hecho, resistió presiones de transferir recursos a desempleados y gastó solo el 1,5% del producto interno bruto (PIB) en estímulos a la economía (en comparación con Brasil, que ha gastado cerca del 12%). ¿Por qué, entonces, la debilidad de las finanzas públicas en México?

Si bien la caída de la economía el año pasado exacerbó el deterioro, el país arrastra problemas espinosos desde que dejó de ser, en términos prácticos, un país petrolero. La alta informalidad de la economía, los apoyos fiscales para “rescatar” a la empresa del estado Petróleos Mexicanos (Pemex), y, quizás el más controvertido de todos, el gasto en pensiones, pintan un panorama difícil si no se aborda el problema con urgencia. El secretario de Hacienda, Arturo Herrera, ya lo dijo el 11 de marzo: después de las elecciones locales y legislativas este verano, México tendrá que “evaluar” y “proponer cambios a la estructura tributaria del país”.

Para entender dónde nacen los problemas tributarios del país, hay que recordar que de 2003 a 2014, durante el boom en los precios del petróleo, el Gobierno todavía recaudaba entre 4% y 5% del PIB solo en exportaciones, explica Héctor Villarreal, director del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), una unidad de análisis e investigación independiente. “Ahora, con suerte, recaudas 1% o 1,5% del PIB”, apunta el especialista. México es hoy en día un importador neto de energéticos, por lo que la dinámica es a la inversa: un incremento en los precios del petróleo le cuesta más caro al país de lo que recauda el Gobierno en exportaciones.

Recursos petroleros

A pesar de ya no ser un país petrolero, el presidente Andrés Manuel López Obrador está dispuesto a gastar para “rescatar” a Pemex. En febrero, el Gobierno anunció que inyectaría entre 1.300 y 1.600 millones de dólares a la empresa. Hacienda también le perdonó 75.000 millones de pesos en impuestos. Además, el propio presidente dijo en conferencia de prensa que el Gobierno federal podría entrar a amortiguar parte de su deuda. Pemex es la petrolera más endeudada del mundo.

“En cuanto a los gastos, está claro que el gobierno está completamente enfocado en las prioridades del presidente”, escribieron analistas de Eurasia Group este mes. “Los gastos de la Secretaría de Energía, a cargo de la construcción de una nueva refinería, aumentaron 31% interanual en enero. El gasto también se incrementó en 61,5% en inversiones financieras, que incluye los 32.000 millones de pesos en transferencias de capital realizadas recientemente a Pemex. López Obrador también anunció que el gobierno adelantará 200.000 millones de pesos en pagos de pensiones y becas, sus programas sociales favoritos. Estos aumentos se han compensado con disminuciones en otras áreas, incluidos los ministerios de comunicaciones y transporte, donde el gasto en infraestructura se redujo en un 25,4%”, dice la nota. El presidente también continuará impulsando medidas de austeridad, así como la centralización de recursos a pesar de que es poco probable que esto resulte en ahorros significativos, asegura Eurasia.

La última reforma fiscal se hizo en el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018) y logró recaudar alrededor de 1,5% del PIB en 2013, y no fue suficiente, asegura Villarreal. “El asunto es que muchos gastos se nos fueron disparando”, dice el experto, “creo que, por mucho, el que vino a distorsionar todo el sistema, es el gasto en pensiones. Yo creo es el animal apestoso en el cuarto del que nadie quiere hablar”. Este año, de acuerdo con estimaciones del CIEP, el Gobierno gastará el equivalente al 4,9% del PIB en pagar pensiones. El impuesto al valor agregado (IVA) recauda el 3,9% del PIB. Es decir, todo lo recaudado a través del IVA se gastará en pensiones y todavía faltará para poder cubrirlo.

Más contribuyentes

“La propuesta de reforma fiscal que podría presentarse una vez pasadas las elecciones deberá privilegiar la ampliación del padrón de contribuyentes”, dijo en un comunicado José Manuel Urreta, presidente de la Asociación Nacional de Consejos Empresariales Regionales (ANCER). La organización estima que seis de cada diez mexicanos laboran en el sector informal y 31 millones de personas de ese sector viven con bajos ingresos, poca estabilidad laboral, carencia de protección legal y falta de seguridad social. “Ampliar la base gravable tendría grandes efectos positivos para el gobierno, trabajadores y empresarios”, indicó Urreta.

La caída del 8,5% del PIB mexicano en 2020 se traduce en menos ingresos tributarios para el Gobierno. Hacienda asegura que el rebote este año será de 4,6%, en parte impulsado por el histórico estímulo que Estados Unidos está desplegando en su propia economía. Sin embargo, analistas del banco de inversión estadounidense Bank of America ven el inicio de un “desacoplamiento” entre ambas economías que limita la derrama de la economía más grande del mundo a la de México.

“¿Por qué se han desacoplado estas dos economías?”, dicen los economistas en una nota enviada a clientes este mes, “mucho tiene que ver con las políticas internas. Esto quedó claro en 2020, cuando en respuesta a la pandemia EE UU se embarcó en políticas fiscales y monetarias contracíclicas muy decisivas mientras que México opta por políticas procíclicas, amplificando el impacto negativo de la pandemia en la economía”. El banco también cita la incertidumbre en el clima de negocios generado por el Gobierno como uno de los factores en contra de una sincronización de ambas economías.

Andrés Manuel López Obrador llegó al poder porque los mexicanos pidieron un cambio estructural desde la raíz, dice Villarreal, por lo que pedir un cambio estructural en el sistema fiscal no debe ser inalcanzable. “Hay la oportunidad de ir algo más a fondo, que tendría que comenzar por poner objetivos claros, que nos obligue a repensar el sistema fiscal”, dice el especialista. “Sería decir ¿qué estamos esperando del sistema fiscal? ¿Y qué cosas queremos pagar?”.

Fuente: elpaís

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