Niñas, niños y adolescentes migrantes nos necesitan

La crisis de la migración infantil es una alerta que no debe ignorarse, sobre todo porque se trata de una población que puede ser dañada fácilmente.

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En el ámbito del cuidado de la infancia, en México hay un escenario complicado que se refiere a las niñas y los niños migrantes. Desafortunadamente, hay una escasa protección a este grupo social que se ve reflejada en las cifras que exhibe la Unidad de Política Migratoria, Identidad y Registro de Personas de la Secretaría de Gobernación (Segob). La dependencia señala que, de enero a noviembre de 2023, 23 mil 22 mexicanos menores de 18 años fueron repatriados desde Estados Unidos y de ellos, 62 por ciento viajaba sin compañía de algún adulto.

La situación es grave, pues se trata de niñas, niños y adolescentes que se exponen a riesgos físicos y a la violación de sus derechos más elementales. Una de las amenazas más desgarradoras es la trata de personas, siendo las mujeres las más afectadas, pero también corren el peligro de ser detenidos, sufrir de hambre y frío o violencia, por mencionar algunos fenómenos.

En su informe Estadísticas Migratorias. Síntesis 2023, la Segob dice que la mayor parte de los menores repatriados proviene de los estados de Guerrero (16.6 por ciento), Chiapas (14.1 por ciento), Guanajuato (9.8 por ciento), Oaxaca (8.0 por ciento) y Veracruz (7.8 por ciento).

La infancia migrante en México es un reto importante, ya que va en crecimiento. Se estima que en 2017 casi 9 mil niñas y niños mexicanos fueron devueltos de Estados Unidos y la cifra fue casi tres veces mayor en 2022, pues se registraron 24 mil 905 casos.

Hay que recordar que la infancia es una etapa crucial en el desarrollo de las personas y su desarrollo se ve comprometido cuando se desenvuelve en entornos problemáticos. En este caso, la devolución de niñas, niños y adolescentes de Estados Unidos los coloca en una situación de vulnerabilidad extrema, en tanto su atención es inadecuada. La crisis de la migración infantil es una alerta que no debe ignorarse, sobre todo porque se trata de una población que puede ser dañada fácilmente si no cuenta con las garantías de su protección.

Dice el reporte El rostro cambiante de la niñez migrante en América Latina y el Caribe. Una región como ninguna otra del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef, por sus siglas en inglés): “Estos riesgos se ven agravados por la falta casi total de acceso a servicios esenciales —como atención sanitaria, nutrición, agua potable, saneamiento y protección— que los niños, niñas y adolescentes necesitan para su bienestar”.

En Early Institute hacemos un llamado a las autoridades para que se haga válido el interés superior de la niñez en materia de migración con revisiones a las políticas y los protocolos de atención. La construcción de entornos adecuados para una de las poblaciones más vulnerables debe ser un compromiso social, priorizando el respeto a sus derechos. Debido a que en la infancia se define la salud mental de un adulto, con estas situaciones se va gestando una sociedad con niñas y niños carentes de ella ante la incertidumbre diaria y por no ver cubiertas sus más básicas necesidades de cuidado y protección. Por ello, es necesario no ser indiferentes y visibilizar esta problemática que daña a miles de niñas, niños y adolescentes no solo en México, sino a nivel mundial.

Fuente: elfinanciero

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