Todo mundo conoce el programa de Morena. Puede uno estar o no de acuerdo con él, pero la realidad es todos sabemos que lo que desea el gobierno de la cuarta transformación es el otorgamiento de beneficios sociales a los más desprotegidos, la lucha contra la corrupción y la impunidad, cambiar su estrategia de combate al crimen por abrazos en vez de balazos, marcar su línea respecto a Biden mientras apapachan a Trump, procurar la inclusión de todos los países de la región sean o no demócratas, construcción de grandes obras de infraestructura, reforma del INE y de los procesos electorales, confrontación con periodistas y comunicadores incómodos o mentirosos, cuestionamientos sin tapujos a cualquier segmento social que considere necesario el presidente de la República, defensa a ultranza de las remesas de los inmigrantes, consolidación de Pemex y de la CFE como empresas líderes de la transformación industrial del país, entre los puntos que me parecen más relevantes. Sin ánimo de juzgar si estas propuestas y estos caminos son buenos o malos, la realidad es que López Obrador y sus huestes no dejan lugar a duda por dónde se encaminan y cuál es el proyecto de país que están posicionando para el electorado. La gente sabe lo que propone Morena, ya sabrá cada quien si les cree o no, ya será cosa personal si votan por ellos o no.
¿Y la oposición? En la más absoluta hueva. Esa oposición que pareció recuperar un poco de fuerza y algo de dignidad al unirse para rechazar la reforma constitucional en materia de electricidad propuesta por el presidente, simplemente se desinfló. Constatamos cada vez más que el único programa que tiene la oposición es estar en contra de la 4T. Sin duda alguna, esta postura les acarreará un número importante de simpatizantes que también estén de manera irreflexiva en contra de todo lo que huela a López Obrador, pero no es suficiente para que la gente encuentre en ellos una guía sobre lo que harán con el país. Lo único que sabemos es que dirán que NO a todo.
Mientras en Morena y de la mano con el presidente de la República, comienzan a posicionar a sus alfiles para consolidar una candidatura ganadora, en la oposición no atinan siquiera a articular una sola propuesta de gobierno medianamente sensata. ¿En verdad no habrá en las mentes brillantes de PRI, PAN, MC y PRD alguien que genere ideas concretas? ¿No habrá nadie que pueda proponer una acción específica que llame la atención? Por ejemplo, que utilizaran una idea como el ingreso básico universal o algo parecido que pudieran llegar a los oídos de la gente y que les haga reflexionar. ¿No pueden proponer algo como “escuelas de tiempo completo para todos los niños” o qué sé yo? Parece ser que no, parece ser que la oposición no tiene ideas… o tal vez no tienen ganas. No tienen ganas de subirse a la palestra a debatir con el régimen, no tienen ganas de posicionar desde ahora a varios candidatos de manera abierta, porque le tienen miedo a los pronunciamientos de Palacio Nacional. ¿De verdad no se dan cuenta que faltan apenas dos años para las elecciones federales? En su imaginario creen que pueden construir un candidato o candidata al vapor, en lo que esperan a las soporíferas dirigencias de sus partidos se decidan a sacudirse la pereza o bien, a pactar con el Lopezobradorismo, para dejarle el camino libre a cambio de pactos de impunidad, embajadas, o un buen plato de lentejas.
Tenemos el gobierno que tenemos porque tenemos la oposición que tenemos. Ni uno ni otro ata ni desata, pero por lo menos la 4T tiene los pantalones de decir quiénes son y lo que proponen. Mientras que los partidos de Markito, Alito, Chuchito y el pequeño Dante, se hacen cada día más y más pequeños, más y más mediocres, más y más grises. Cada vez más y más funcionales a López Obrador. A este paso, la elección del 2024 será un día de campo para Morena y sus rémoras. Y el país esperanzado en estos farsantes opositores. Tendremos un desencanto quienes confiamos en una oposición seria y a la altura del desafío, simplemente, no la hay…ni creo que la haya.
Fuente: elfinanciero
