La obesidad en la infancia perjudica la salud del cerebro

Imágenes de resonancia magnética muestran que un los niños con sobrepeso presentan un funcionamiento cognitivo y escolar deficientes

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Gracias a las imágenes obtenidas mediante resonancia magnética un equipo de investigadores de la Facultad de Medicina de Yale en New Haven (EE.UU.) ha podido observar que mayor peso e índice de masa corporal (IMC) en la preadolescencia está asociado con una salud cerebral deficiente.

Los datos presentados en la reunión de la Sociedad Radiológica de América del Norte (RSNA) presentan una explicación mecánica a otros estudios que muestran que un IMC más alto en los niños está asociado con un funcionamiento cognitivo y escolar deficientes.

«Sabemos que ser obeso en la adultez está asociado con una salud cerebral deficiente», señala la investigadora Simone Kaltenhauser. «Sin embargo, los estudios previos en la población infantil a menudo se han centrado grupos pequeños y específicos o en aspectos únicos de la salud del cerebro».

En algunos países la obesidad infantil es una preocupación creciente; por ejemplo, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU., aproximadamente uno de cada cinco niños estadounidenses es obeso.

Este estudio utilizó datos de imágenes del estudio Desarrollo Cognitivo del Cerebro Adolescente (ABCD, por sus siglas en inglés) que incluyó a 11.878 niños de 9 a 10 años de edad de 21 centros de todo el país para representar la diversidad sociodemográfica en los EE. UU.

Después de excluir a aquellos con trastornos alimentarios, enfermedades psiquiátricas y del neurodesarrollo y lesión cerebral traumática, se incluyeron a 5.169 niños (51,9% mujeres). Según las puntuaciones del IMC de los niños (peso relativo ajustadas según la edad, el sexo y la altura del niño), las tasas de sobrepeso y obesidad dentro del grupo de estudio fueron del 21 % y el 17,6 %, respectivamente.

Los investigadores usaron información de la resonancia magnética estructural y la resonancia magnética funcional en estado de reposo (fMRI), que permite a los investigadores medir la actividad cerebral mediante la detección de cambios en el flujo sanguíneo. Con la segunda, en estado de reposo, se estudia la conectividad entre regiones neuronales, conocidas como redes de estado de reposo, mientras el cerebro está en reposo.

Los resultados mostraron cambios estructurales en el cerebro en niños con mayor peso e IMC, incluido un deterioro significativo en la integridad de la sustancia blanca. Las áreas de degradación incluyeron la materia blanca del cuerpo calloso, el conector principal entre los dos hemisferios del cerebro, y las vías dentro de los hemisferios que conectan los lóbulos del cerebro.

El aumento del IMC y el peso no solo están asociados con las consecuencias para la salud física, sino también con la salud del cerebro

«Es sorprendente que estos cambios fueran visibles desde el principio durante la infancia», apunta Kaltenhauser.

Los investigadores también observaron un adelgazamiento de la capa más externa del cerebro, o la corteza, que se ha asociado con una función ejecutiva deteriorada.

Las imágenes de IRMf en estado de reposo revelaron que el aumento de peso y las puntuaciones del IMC se asociaron con una menor conectividad en las redes funcionales del cerebro que implican el control cognitivo, la motivación y la toma de decisiones basada en la recompensa.

«El aumento del IMC y el peso no solo están asociados con las consecuencias para la salud física, sino también con la salud del cerebro -destaca Kaltenhauser-. Nuestro estudio mostró que las puntuaciones de peso e IMC más altas en niños de 9 y 10 años se asociaron con cambios en las macroestructuras, las microestructuras y la conectividad funcional que empeoraron la salud del cerebro».

Fuente: ABC

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