Casey DeSantis, la «Melania de Walmart» que aspira a ser primera dama de Estados Unidos

Su nuevo apodo la convierte en la nueva heroína de la derecha: esposa devota, madre involucrada y ambiciosa

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Estados Unidos cae fascinado ante la «Melania de Walmart» como se llama ya a la primera dama de Florida, Casey DeSantis. Detractores y admiradores la han convertido en objeto de culto cargándola de estereotipos para describirla. Ha sido de todo, desde una intrigante Lady Macbeth vestida de princesa de Disney, hasta aspirante a «Karen de carretera» por su gusto por las casas rodantes. Su nuevo apodo, la convierte en la nueva heroína de la derecha: esposa devota, madre involucrada, profesionalmente ambiciosa y sobreviviente de cáncer. Sin embargo, también es, para los demócratas, la encarnación de la villanía femenina a quien se ha bautizado como «La Karen de Estados Unidos».

Resulta inusual que la esposa de un político, Ron DeSantis, que empieza su campaña de las primarias a lograr la candidatura del partido republicano, se involucre tanto en sus discursos. Es casi inaudito. Si bien su marido no tiene muchas posibilidades contra Donald Trump, ella está dando una dimensión a la campaña de su esposo completamente inesperada. Casey se ha dirigido a los críticos que la llaman «Walmart Melania» y «America’s Karen» sin ningún miedo y sus atuendos se han convertido en un tema de moda que ha logrado la primera página del ‘New York Times’ porque su vestuario parece hacer referencia a otras primeras damas como Jackie Kennedy y Melania Trump.

Cuando la primera dama de Florida se presentó en la campaña electoral de Iowa con una espantosa chaqueta de cuero negro, la bandera estadounidense en el frente, un caimán y la silueta de su estado en la espalda, con las palabras burlonas: «Dónde el despertar ‘Woke’: Muere», la página ‘Daily Beast’ la coronó como la ‘Melania de Walmart’, una cadena de ropa donde la moda se distribuye al por mayor. El mensaje de Casey recordaba al abrigo de Melania con aquella frase -«no me Importa»- colgada de su espalda mientras se encerraba a inmigrantes en jaulas durante la presidencia de Trump.

El abrigo de Casey es otro altavoz a favor de su esposo. «Una cosa que los medios corporativos acertaron sobre mí es que compro en Walmart. Creo que es interesante, y probablemente puedas simpatizar conmigo, pero cuando te persiguen y sólo te insultan por la forma de vestir, es porque no tienen otra cosa con qué atacarte. Quieren insultarme. Quieren intentar que retroceda, pero puedo decirte que no pienso retroceder», confesó Casey en una entrevista reciente en la televisión, en la cadena Fox.

Comparaciones con Melania Trump

Las comparaciones entre Casey y Melania no terminan ahí. En un nuevo informe de ‘The New York Times’, los reporteros afirman que Melania siente curiosidad por Casey y hace preguntas a sus ayudantes, amigos y asociados sobre ella. «En privado, Melania ha expresado curiosidad por Casey DeSantis, la esposa del principal rival de Donald Trump, el gobernador Ron DeSantis de Florida», se lee en el informe. Que una esposa política se involucre y se coloque también en la línea de fuego, recuerda más a las parejas de poder político de izquierda. Los Clinton o los Obama, ambas parejas en las que la presencia de una esposa políticamente comprometida dio lugar a muchas críticas desde la derecha. Y aquí es donde la novedosa teoría de Ron DeSantis sobre por qué su esposa desencadenó la púa de «America’s Karen» podría contener una pizca de verdad: «Muestra que mi esposa es una primera dama increíblemente fuerte, una madre fantástica y una gran esposa, y eso amenaza a la izquierda».

Casey DeSantis no es simplemente una mujer, sino un arquetipo de la feminidad directa, ciertamente extravagante en los círculos progresistas. De todas las quejas legítimas que uno podría dirigir a la primera dama de Florida, la que sus críticos buscan con más frecuencia es: «¡Los guantes! ¡Las capas! ¡El pelo! ¡Las cejas!». La crítica a su estética personal encuentra dos elementos de amplio consenso. El primero es que intenta ser Jackie Kennedy. La segunda es que necesita dejar de sentirse primera dama del país antes de que su marido consiga las primarias. Ella se llama feminista y madre, mientras que la oposición la considera hortera. Casey es una mujer políticamente comprometida y franca denigrada sin ironía a ser caracterizada la «Karen de Estados Unidos».

Ronald DeSantis y Casey DeSantis llegando a una cena de estado organizada por Donald J. Trump y Melania Trump
Ronald DeSantis y Casey DeSantis llegando a una cena de estado organizada por Donald J. Trump y Melania Trump EFE

Lo cierto es que hay un inmenso bloque de mujeres indecisas en las próximas elecciones. Mujeres de clase media alta, educadas y suburbanas que se preocupan más por la política y la familia que por la afiliación a un partido. Casey DeSantis corteja a ese grupo demográfico sin vergüenza. «Las madres de los partidos de fútbol» las llama. Ella anima a la movilización en nombre del futuro de sus hijos en la guerra cultural que ahora existe. Es el nuevo ícono del feminismo empoderado de la derecha marinado en privilegios que se les están escapando.

Es la primera dama de la era ‘influencer’

Casey DeSantis canaliza a Jacqueline Kennedy Onassis y Melania Trump en su forma de vestir señalando sus aspiraciones para el futuro político de su esposo. Según sus admiradores, el guardarropa de Casey DeSantis no trata del patriarcado, sino del servicio público, o al menos, ella lo piensa de esta manera y así lo confiesa. Es una mujer que, como personalidad de la televisión local en su juventud, en vísperas de su boda, realizó un concurso en el que permitió a los espectadores elegir su vestido de novia. Casey entiende mejor que sus asesores la magia que existe en el nexo entre la moda y el populismo. En ese sentido, Casey DeSantis se ha convertido en una primera dama de la era ‘influencer’.

Políticamente involucrada, tremendamente fotogénica y completamente consciente de quién es su audiencia y cómo conectarse con ellos. Que ella también sea un ejemplo de esta raza de feminidad descarada y prácticamente contracultural puede o no ser algo que haya logrado sola, pero sin duda sabe cómo molestar a los progresistas. Cada vez que aparece con uno de sus conjuntos, cada vez que invoca su condición de esposa y madre en el frente de las guerras culturales, multiplica la exposición de Ron DeSantis. El slogan de Casey es «vístete para el trabajo que deseas» y su trabajo soñado es el de ser primera dama de los Estados Unidos. El ‘New York Times’ ya se ha rendido ante ella.

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