¿A qué edad querrías volver si pudieras? Las razones por las que nadie responde que a los 14 o los 16

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Xavier Fàbregas, médico especialista en adicciones y salud mental responde a si tener depresión en la adolescencia implica que también se sufrirá de adulto

Xavier Fàbregas, fundador y director médico del centro de desintoxicación Mas Ferriol, es consciente de que las señales de depresión en los adolescentes no son fáciles de interpretar y es habitual que se confundan con los cambios propios de la esta etapa vital. Matiza que, quizás una señal diferenciadora, sería «la persistencia en la sintomatología en un mismo sentido; es decir que los síntomas no sean cambiantes y contradictorios, sino que se mantengan en el tiempo. La tristeza, el aislamiento y la apatía que no varían podría ser un indicador de episodio depresivo, cuando lo más habitual en la adolescencia

es el “sube y baja”. Pero hay que señalar que una manifestación especial de la depresión en adolescentes puede ser la irritabilidad, cosa que a veces no se detecta como síntoma de depresión».

¿Cómo afrontar con ellos una conversación para saber qué les ocurre?

Hay que decir que la relación con un adolescente nunca es fácil. La adolescencia es una etapa de conflicto con uno mismo y con los demás, en la búsqueda de una identidad propia que precisa inicialmente de la destrucción de los vínculos anteriores. Para diferenciarse se cuestionan las relaciones más cercanas, en la confianza que son las relaciones más sólidas y que resistirán las turbulencias. Hay que enviar la señal de que como adultos seremos capaces de resistir ese periodo de conflicto, que normalmente se resolverá en unos pocos (que se nos hacen larguísimos) años. Y es esencial utilizar nuestra experiencia de haber pasado por lo mismo para tirar de paciencia, de cariño y de comprensión en un fenómeno necesario y inevitable para adquirir madurez y autonomía personal.

¿En qué momento debemos acudir a un profesional?

Los profesionales estamos también para poder valorar si lo que está pasando requiere de intervenciones profundas y sistemáticas o a veces sólo de un diagnóstico diferencial. No hace falta esperar a que la situación llegue a situaciones extremas porque a veces explicando al adolescente y a su familia lo que sucede como adolescencia normal ya es suficiente para reconducir un poco la situación. Y si hay síntomas de algo más grave se puede intervenir a tiempo. El único elemento positivo del aumento de psicopatología derivado de la pandemia es el que la gente ha entendido que hay que hablar sin tapujos de la salud mental.

¿Cuál sería el itinerario a seguir en caso de necesitar ayuda?

A veces el proceso se inicia por indicación del psicólogo escolar si ha habido conflictos en la escuela, o a través del médico o del pediatra del ambulatorio. Otras veces será por la propia demanda del adolescente al no sentirse bien o porque conoce la experiencia positiva de una persona de su círculo de amistades que ha ido a ver a un psicólogo y se ha sentido ayudado. Incluso, la experiencia que cuenta en las redes un personaje de referencia puede provocar un sentimiento de identificación y le motiva esta petición de ayuda.

Si hay una mínima demanda de ayuda se puede aprovechar una primera entrevista sin compromiso de continuidad para romper el hielo. A veces, en la consulta hacemos una entrevista para valorar la situación y demanda, y no es extraño que en muchos casos pasen meses desde el primer contacto hasta establecer un pacto de colaboración. Pero si ese primer contacto ha podido desmontar algunos de los miedos y las reticencias que existían antes de acudir puede ser un buen comienzo para una futura terapia efectiva.

Mientras le dan cita para ir al médico, ¿qué podemos hacer como padres para ayudarle en el día a día?

Es esencial la coordinación entre los padres para no enviar mensajes contradictorios. Y tienen que primar la calidad sobre la cantidad de los mensajes. A veces pueden compartir alguna actividad conjunta para mantener un contacto positivo (como practicar algun deporte o afición en común, un viaje, ver un partido de fútbol, una serie…) aunque inicialmente se manifiesten muchas reticencias y nos sintamos rechazados. Es importante evitar las escenas dramáticas, al menos por nuestra parte, ya que se supone que somos los adultos aunque sin la pretensión de que aguantemos todo. Hay que poder transmitir que algunas situaciones son inaceptables, como la violencia contra los demás o contra uno mismo.

¿Qué es lo que nunca debemos hacer en estos casos?

Tirar la toalla. La depresión es una enfermedad crónica, pero en muchos casos se puede curar con un tratamiento adecuado. Y la adolescencia se cura casi siempre con los años. Hay que buscar ayuda profesional si no hay avances significativos. Ya hemos hablado antes de la necesidad de no enviar mensajes contradictorios y buscar consensos para acercar posiciones. Tampoco debemos dejar de pedir ayuda cuando nos sentimos sobrepasados.

¿Cuáles son los motivos más frecuentes de la depresión a estas edades?

Los adolescentes son hipersensibles. Y están sometidos a una etapa de grandes cambios en el camino de ser autosuficientes y responsables. El despertar del sexo, la incomodidad por el propio cuerpo que está cambiando, el acné, el primer amor y la primera desilusión, el miedo al futuro, los cambios educativos hacia modelos menos dirigidos de forma externa como en los primeros años de Primaria y más enfocados a la autogestión, la exigencia de mayor responsabilidad porque “ya no eres un niño”….

Hay una pregunta que siempre hago cuando doy charlas a padres de adolescentes: ¿a qué edad querrías volver si pudierais? Nadie responde que a los catorce o a los dieciséis. Todos querríamos volver a los 25 porque ser adolescente es un drama. Por causas hormonales, la parte del cerebro que gobierna durante esta etapa es el sistema límbico, que es la parte donde fabricamos las emociones. Estas emociones tienen que matizarse gracias a la influencia de otra parte del cerebro, la corteza prefrontal del neocortex, para conseguir no hacer solo lo que nos apetece, sino lo que nos conviene. Hoy me pondría a jugar con la videoconsola, pero mañana tengo un examen, por tanto primero me pongo a estudiar. Controlar el deseo primario, lo visceral por lo necesario y adecuado. En eso consiste la madurez.

Hay una tolerancia a la frustración que hay que desarrollar, una necesidad de entrenar el retraso de la gratificación inmediata que es la base de la inteligencia emocional. Y eso se trabaja. Y en individuos vulnerables hay la posibilidad de que exista un episodio de depresión que complique todavía más esta etapa vital.

¿Qué métodos médicos son los más habituales para que salgan de esta situación?

El esencial es la psicoterapia. En algunos casos es necesario medicar también esta depresión para facilitar la recuperación. También hay que descartar otras patologías que enmascaran o complican el cuadro: los trastornos obsesivos, los consumos de drogas, los trastornos alimentarios, los trastornos de personalidad, las psicosis, la ansiedad… Afortunadamente, la adolescencia tiene en la mayoría de los casos buen pronóstico porque va a ser una crisis vital más, quizás la primera o la segunda en nuestra vida y nos coge desentrenados e inseguros. Vendrán otras, pero esa es de las potentes.

Es imprescindible hacer un buen diagnóstico entre adolescencia normal y adolescencia más depresión. El elevado número de intentos de suicidio durante a esta edad se ha disparado con la pandemia. Ese es el mayor reto. La prevención de todos los casos en los que podamos intervenir da una segunda oportunidad para aprender a sobrellevar nuestras angustias.

¿Tener depresión en la adolescencia implica que también la sufrirá de adulto?

En los casos en los que hay un primer episodio claro de depresión es posible que sea un factor que predispone a futuros episodios aunque no puedo ser taxativo con esto porque creo que todavía no tenemos datos suficientes como para hacer esta afirmación de manera absoluta. El estudio de las depresiones en adolescentes tiene muchas dificultades metodológicas por la gran cantidad de factores que concurren. Los cambios físicos, los factores culturales y educacionales, las relaciones familiares, el acceso a sustancias complican el poder elaborar conclusiones definitivas. Pero, es cierto que la comprensión de la enfermedad mejora el pronóstico.

fuente: https://www.abc.es/familia/vida-sana/abci-edad-querrias-volver-si-pudieras-razones-nadie-responde-14-o-16-202201290019_noticia.html

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