Chelonia: un contrato de 25 años con el planeta que nació de una servilleta

Una de las primeras oenegés ambientalistas de España llega a su cuarto de siglo de vida con la vida submarina como referente

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La cafetería de la Universidad de Ciencias de la Biología de la Universidad Complutense de Madrid ha sido testigo, y aún lo es, de repasos de última hora para un examen final, de parloteos, de cafés con leche en el desayuno, de alguna que otra partida de mus, de historias de amor… y también por amor a la naturaleza. En las aulas de esta facultad madrileña hace casi un cuarto de siglo se firmó un ‘contrato’ con el planeta y se hizo casi como los grandes fichajes del mundo del fútbol: en una servilleta.

«En un restaurante cerca de la universidad dibujamos en una servilleta el logo de la asociación», explica Manuel Merchán, presidente de esta ONG ambientalista. «Esto se venía fraguando desde años anteriores con colaboraciones, trabajos…», añade Ana María Fidalgo de Las Heras, vicepresidenta. Así, hace un cuarto de siglo nació Chelonia, una de las primeras oenegés ambientalistas de España.

Un nombre que adoptan de una de las tortugas marinas verdes más famosas del planeta. Este galápago recorre miles de kilómetros durante su vida y siempre vuelve la playa donde nacieron para el desove. La historia de esta asociación es muy similar a la de estos animales. Chelonia ha llevado sus mensajes e iniciativas por todos los rincones del planeta y tiene sedes en Uruguay, Brasil, Costa Rica, Senegal o Rumanía entre otros. Pero siempre vuelve al lugar donde comenzó todo. Merchán es profesor de la universidad que vio nacer esta organización. «Sigue ese interés de los más jóvenes», asegura Merchán en conversación telefónica. «El nivel de concienciación es mucho mayor que cuando nosotros iniciamos Chelonia en la década de los 90», explica Fidalgo de Las Heras.

Sin embargo, señala la vicepresidenta de la organización, ese aumento de la concienciación no va unido a una mayor acción. «Falta un poco de compromiso real», advierte. «Falta cooperación entre las distintas instituciones públicas y privadas para que podamos llevar a cabo esta labor, porque si no colaboramos todos a una es difícil que al final las cosas avancen más», añade.

En la hoja de servicios de esta gran ‘tortuga’ española hay proyectos en diferentes rincones del planeta y con empresas privadas, administraciones públicas, pero siempre con la protección de los ecosistemas como norte. «Lo más destacable de estos 25 años, más allá de todos los amigos que hemos hecho, es ver la importancia de la necesidad de participación de todos los actores posibles. Es difícil, pero con el tiempo aprendes a hacerlo y conseguirlo», señala Merchán.

En su viaje por las aguas marinas de todo el planeta han encontrado el apoyo del gobierno de España, de varias fundaciones -entre las cuales están la Fundación Biodiversidad o la Príncipe Alberto II de Mónaco- y de la esfera privada como Coca-Cola o Lacoste. «Si no cuentas con toda la sociedad, la solución no funciona», señala el director de la oenegé ambientalista.

Con esta premisa, Chelonia y sus compañeros de travesía han conseguido proteger y limpiar ecosistemas marinos en las costas españolas. «Principalmente, al principio, nos centramos en tortugas, pero con el paso del tiempo nos hemos ido abriendo a la protección de otras especies como cocodrilos y primates», relata Ana María Fidalgo de Las Heras. Ahora, ya pasada la adolescencia y en plena madurez camino de los 30 la misión de Chelonia «es involucrar a la sociedad en la conservación de la biodiversidad global y de la naturaleza a través de la ciencia, la cooperación, el desarrollo sostenible y la circularidad», defiende su equipo directivo.

De ello se encargan cerca de medio centenar de personas con diferentes formaciones. Si una de las servilletas que se firmaron allá por los 2000 llevó a Zinedine Zidane al Real Madrid para dar inicio al Real Madrid de los Galácticos. Chelonia ha conseguido reunir a casi medio centenar de galácticos de la biología, del mundo de la veterinaria y hasta informáticos y algunos de ellos fuera de las fronteras ibéricas. «Lo más impactante de todo este viaje es cuando empezamos a hablar de Europa», recuerda Merchán. «Eso nos abrió la mente y te vas dando cuenta cómo vas cambiando con el paso de los años», asegura.

No obstante, el objetivo no ha cambiado: «Soy optimista y todas las acciones que se están iniciando al final harán que todos colaboremos y sigamos peleando por el planeta. Hay que ponerse ya, el objetivo está claro y nos tenemos que poner de acuerdo en andar este camino. El planeta ya está hablando», responde la vicepresidenta de Chelonia. «Vamos a seguir, humildemente, aportando soluciones a este problema global», añade Merchán.

De momento, si ocurre como sus gemelas marinas, las Chelonias Mydas, esta asociación está en plena madurez y todavía le queda mucho mar que recorrer, al menos durante unos 80 años que es la esperanza de vida de estas tortugas verdes. «Estamos y estaremos ojo avizor», sentencia el presidente de esta asociación.

Fuente: ABC

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