No mendigues la aprobación de unos padres tóxicos

Resulta curioso ver cómo personas que han carecido de amor cuando más lo necesitaban son capaces de ponerle una generosa dosis de amor a todo lo que hacen

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He conocido a grandes personas. A personas de esas que mueven el mundo. Personas que son admiradas en medio planeta gracias a sus logros, sus aportaciones o sus capacidades.

Personas que son admiradas allí donde van. Personas que tienen la atención de manera instantánea, personas, en definitiva, que son respetadas, queridas y valoradas.

Personas, muchas de ellas, que cada noche, cuando se van a dormir piensan en que tienen la admiración de todo el mundo menos la de una persona. La de sus padres.

Curioso mecanismo tiene la mente que te impulsa a dar lo mejor de ti para contentar a alguien que jamás estará contento contigo. Hagas lo que hagas.

Y así, día a día, esfuerzo a esfuerzo, el mundo se rinde a tus pies mientras que el orgullo de tus padres les impide reconocer tu valor.

También he conocido a personas que dan lo mejor de sí mismas. Personas anónimas con las que interaccionamos cada día. A veces nos ayudan a subir al metro, a veces nos sirven ese café que tanto necesitamos acompañado de una sincera sonrisa, a veces nos indican en qué estantería está la pasta de dientes.

Personas que son buenas, que están implicadas en su trabajo y que intentan que el mundo sea un lugar mejor dentro de sus posibilidades. Personas que desprenden amor. Personas queridas y respetadas por todo el mundo menos por unos padres que se avergüenzan de ellas.

De nuevo resulta curioso ver cómo personas que han carecido de amor cuando más lo necesitaban, son capaces de ponerle una generosa dosis de amor a todo lo que hacen.

Quizás te sientas reflejado en alguno de estos casos. Quizás esperes ese reconocimiento o ese amor. Tengo una mala noticia para ti. Hagas lo que hagas jamás cumplirás sus expectativas. ¿Sabes por qué? Pues porque son tóxicas, irreales, crueles o retorcidas. Jamás podremos estar a la altura de unas expectativas tóxicas. Jamás seremos suficientes para unos padres crueles. Jamás despertaremos el orgullo de unos padres narcisistas.

Tengo un consejo para ti. No mendigues la aprobación de unos padres tóxicos. ¿Sabes una cosa? Pues que no necesitas su reconocimiento. No tienes que demostrarles nada. Puedes vivir libre de culpa y de vergüenza, puedes conectar mejor con tu esencia, aceptarte y validarte, puedes reconciliarte con la vida que tienes y puedes cerrar esa etapa en la que «decepcionaste» a tus padres.

Esa decepción suele estar provocada cuando no estudiamos lo que ellos quieren, no tenemos a la pareja que ellos quieren o no vivimos en el piso que ellos quieren. Siempre lo que ellos quieren, lo que ellos creen que es mejor para ti, lo que ellos tienen diseñado para ti.

Yo decepcioné a mis padres cuando decidí estudiar psicología. Bueno en varias ocasiones más, pero qué le vamos a hacer. Cada uno debe encontrar su camino. ¿Cuál es esa decepción «tan terrible» que has «provocado» a tus padres?

Sé lo que sientes y sé lo que se experimenta al vivir con el peso de esa decepción y tengo un mensaje para ti. El mundo es un lugar mejor gracias a ti. Yo sí que estoy muy orgulloso de ti. Sigue dándolo todo, pero deja de mirar hacia atrás. Levanta la cabeza e infla el pecho sabiendo que no estás solo, que no estás sola y que no tienes nada de qué avergonzarte.

Fuente: ABC

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