Estados Unidos, eliminada del Mundial

La selección campeona de todo cae en octavos ante Suecia, en una tanda de penaltis en la que falló Rapinoe y que terminó con suspense al decidirse el último lanzamiento por la tecnología de la línea de gol

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Si ya era un Mundial revolucionado con grandes potencias como Alemania y Brasil eliminadas en la fase de grupos, Australia y Nueva Zelanda viven otra de las grandes sorpresas del torneo con la eliminación de Estados Unidos en octavos ante Suecia. Y en la tanda de penaltis, y con error de Rapinoe.

La vigente se marcha de vacío mucho antes de lo que se esperaba. Aunque había síntomas de que esta Estados Unidos no era aquella que dominaba el planeta fútbol hasta hace un par de años.

Cae ante una Suecia que se mostró firme y superior por momentos, y que supo frenar el mayor empuje físico rival en los últimos minutos. Incluso tuvo el balón en dos jugadas que pusieron a temblar a la superpotencia deportiva. Ya en los penaltis, que nunca es una lotería, se esperaba el mayor bagaje de estas jugadoras, como Rapinoe, a las que las impulsa el orgullo y las cicatrices de los títulos perdidos. Pero incluso la gran estrella estadounidense no pudo marcar desde los once metros. Ni siquiera podía imaginar lo que vendría en los lanzamientos posteriores.

Porque, después de dos lanzamientos sin fallo, llegó el turno a Hurtig. Su disparo lo paró Naeher, y todavía con el balón en el aire, lo apartó de la línea de gol con la mano izquierda. Pero Stéphanie Frappart, la árbitra, solicitó al asistencia para ver si había traspasado la línea. La tecnología sentenció: sí l había hecho, con un margen minúsculo, pero era Suecia la que celebraría el pase a cuartos, y, Estados Unidos, la que lloraría la despedida. Nunca antes una tan temprana en una Copa del Mundo.

La cuatro veces campeona del mundo (1991, 1999, 2015 y 2019) y cuatro veces campeona olímpica (1996, 2004, 2008 y 2012) se marcha de vacío cuando llegó a Australia y Nueva Zelanda cargada de ambición, en busca de ese triplete mágico para mantenerse por encima del bien y del mal en esto del fútbol. Incluso Kristie Mewis dejó un recado demasiado pronto y demasiado soberbio a principios de torneo: «Quiero jugar contra España, nos ganaron en octubre y realmente tengo ganas de jugar contra ellas. Quiero aniquilar sus sueños; eso sería genial». Pero, a pesar del palabrerío también llegaba con desavenencias en el vestuario y un relevo entre las veteranas y las jóvenes que no acababa de enganchar.

Hubo más que palabras de Caryl Lloyd a sus excompañeras después de que tres de ellas celebraran con un baile el empate ante Portugal, que las dejaba segundas de grupo. «Nunca he visto algo así. Estar bailando, estar sonriendo… Tenéis suerte de no iros a casa ahora mismo. Estoy a favor del optimismo y la alegría, pero al mismo tiempo, los vítores, el baile… no. Hay una diferencia entre ser respetuoso con los fans y saludar a tu familia», concedió en una retransmisión.

Desde 1991, inicio de los mundiales femeninos, nunca había bajado Estados Unidos del podio, terceras en 2003 y 2007 como peor resultado. Pero se vio desde el inicio que esta Estados Unidos, a pesar de su puesta en escena, jugadoras en traje y gafas sofisticadas para salir al campo, no era la superpotencia que fue.

Pasó muchos apuros en la fase de grupos, una victoria ante Vietnam (3-0) y dos empates, ante Países Bajos (1-1) y Portugal (0-0), con un lanzamiento al poste de Ana Capeta que podría haber supuesto un terremoto. Un terremoto que acabó por cumplirse en esta jornada de domingo, con esa derrota en los penaltis, de nada sirvieron los 22 intentos de gol en los 90 minutos reglamentarios, y que tuvo como notas picantes el error de Rapinoe y esa finísima línea que decidió la balanza cuando la tecnología observó que el lanzamiento de Hurtig había hecho que el balón superara por completo la línea de gol.

Pero este terremoto lleva fraguándose mucho tiempo. Porque desde hace mucho tiempo las selecciones inferiores estadounidenses no consiguen un éxito de los grandes. Al contrario que pasa en España, que es la absoluta la que sigue luchando por completar el círculo de medallas que logran las más jóvenes, a Estados Unidos se le ha secado la cantera. Ha pasado una década desde que ganaran el Mundial sub-20 (2012), con un cuarto, un octavo y sin pasar de grupos en las siguientes citas. El último mordisco a un trofeo en la sub-17 fue en 2008.

La revulsiva Estados Unidos, la referente Estados Unidos, la pionera Estados Unidos, la que ha marcado el paso del fútbol femenino, y del deporte femenino en general, se va a casa en octavos. Batacazo para repensar las raíces y los fundamentos. Se marcha Rapinoe, se busca la siguiente.

Fuente: ABC

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