Año 2004. Un asturiano veinteañero levanta pasiones en un deporte que cuenta con ciertos adeptos en España pero que no termina de levantar la curva de las audiencias. Es Fernando Alonso, un piloto con una pericia pocas veces vista anteriormente al volante. Su ascenso es imparable. Tanto, que poco más tarde se proclama campeón mundial de Fórmula 1 con un bólido que no partía como favorito, dando lugar a una superestrella que dura hasta nuestros tiempos. Veinte años más tarde, un hispanogeorgiano, de 26 años y afincado en la Costa Blanca, está completando una hazaña similar, pero con diferentes herramientas: sus extremidades. Golpe a golpe, por si no lo han entendido. Su nombre es Ilia Topuria y ha logrado posicionar una disciplina otrora denostada, las artes marciales mixtas (MMA), en primera línea mediática. Su figura es apta para todos los públicos, y su deporte, el de mayor crecimiento en el siglo XXI, llegando a una audiencia de más de 300 millones de personas.
La culpa, el cóctel que encarna: un carisma inusitado, un talento extraordinario para noquear o finalizar a sus oponentes dentro de un octágono, una mentalidad de ganador inquebrantable y una red de contactos tejida con precisión. No hay puntada sin hilo en las acciones que protagoniza este peleador, que se rodea con asiduidad de Omar Montes, Pablo Motos o Alberto Contador. Hasta Sergio Ramos y Ferrán Torres ya han presenciado sus combates y admiran su manera de competir.
No hay duda: ha nacido la ‘Topuriamanía’, pero todavía queda la explosión: el próximo 17 de febrero buscará ser campeón del peso pluma de la UFC -la mayor liga de esta disciplina, en la que se encuentra invicto tras obtener seis victorias consecutivas- en Anaheim (California) contra el todopoderoso Alexander Volkanovski, quien ya ha defendido exitosamente en cinco ocasiones su cinturón. España no dormirá esa noche para disfrutar de un pleito histórico, que será el combate estelar del UFC 298 y que arrastrará al televisor a miles de personas en nuestro país. Se podrá ver a través de Eurosport (6.00 horas) y se prevé que en Estados Unidos venderá cientos de miles de paquetes de pago por visión (PPV), a un precio cercano a los 100 dólares.
En pleno campamento de entrenamiento, donde trabaja los aspectos técnicos y estratégicos para enfrentarse a su oponente, ABC acude al encuentro de El Matador, como se le conoce a este atleta por su capacidad de destruir a todo aquel que osa enfrentarlo. El destino es Alicante, el lugar donde vive, entrena y piensa jubilarse. Aquí ha pasado penurias trabajando de lo que había mientras forjaba su carrera en un deporte que era minoritario, pero ahora nos recibe en sus oficinas, porque Topuria ya no es solo un apellido, ni un luchador, ni siquiera un aspirante a un título; Topuria es una marca, una empresa multinacional, un valor en continuo ascenso que ya surca las nubes en busca de consolidar su estrellato en apenas cuatro semanas.
– Queda menos de un mes para que disputes el combate más importante de tu carrera, pero a la vez el de mayor relevancia para los deportes de combate en España. ¿Qué posibilidades de victoria tienes contra el campeón, Alexander Volkanovski?
– Soy completamente diferente a todos los rivales a los que se haya enfrentado en el pasado y él mismo lo va a experimentar. Yo no le quito sus méritos. Él ha sido campeón del mundo por alguna razón, es un tipo duro. Ha defendido su título todas las veces, pero porque nunca se ha enfrentado a nadie como yo. El 17 de febrero verá lo que le pasa a todo el mundo, disfrutas de tu momento hasta que llega uno y te quita el legado.
– En tus redes sociales ya figuras como campeón de UFC.
Hago lo que me nace y, desde el primer día que comencé con el deporte, me sentía con las posibilidades de convertirme en el mejor del mundo. Si he llegado hasta aquí creyendo en mí, ¿qué derecho tengo ahora mismo de no creer que voy a cumplir el objetivo marcado? Si estoy a un paso, ahora es cuando más confío en mí, y es donde no tengo ninguna duda de que voy a ser el mejor del mundo.
– Tu rival es uno de los mejores luchadores de todos los tiempos en su categoría y cuenta con un gran alcance para golpear. Dice que le va a dar una lección, que será su maestro. ¿Qué estrategia cree que seguirá en el combate?
Estoy convencido de que no va a querer intercambiar conmigo, porque no hay persona en el mundo que se pueda plantar a pelear conmigo. El que intercambie golpes es un hombre que va a dormir seguro y él lo sabe. Va a intentar mantener la distancia, pero ahí es donde verá la verdadera obra de arte. Cuando nos encierren en ese octágono [el ring de MMA], vamos a estar él y yo, nadie más, y que haga lo que pueda hacer, yo tengo muchísimas dudas de que pueda hacerme nada. Que pueda hacerme de maestro… ¿A cuántos maestros les he quitado ya la ilusión? No va a ser algo nuevo para mí. Yo no tengo ninguna duda de ello, ninguna, si me vierais entrenar vosotros tampoco las tendríais.
Su ascenso ha sido exponencial, pero tiene tintes meteóricos. Este peleador, nacido en Alemania, criado en Georgia y profesionalizado en España, siempre tuvo clara su meta desde su llegada a nuestro país con 15 años. Lo suyo no era el instituto: él quería ser campeón del mundo. Por ello, cuenta el aspirante al título, «trabajaba en cuatro sitios al mismo tiempo: en la playa de Alicante con las hamacas, en una tienda de ropa como cajero, en un gimnasio de Murcia dando clases y los fines de semana de seguridad en locales de ocio».
Fueron tiempos duros, donde el sustento pasaba por sacrificar horas y horas en trabajos que servían para complementar la carrera deportiva que ya estaba emprendiendo. «Dormía prácticamente en el gimnasio», recuerdan desde su entorno más cercano. Luego llegaron las victorias profesionales, su entrada en la UFC y su ascenso hasta ser contendiente al título más prestigioso de las MMA.
– Hace ya muchos años vaticinaste que llegaría este momento.
– Nunca dudo, es que cuando permites que en tu subconsciente nazca alguna duda, las dudas se multiplican y te hunden, por lo que yo nunca dudo, también porque siembro tanto esfuerzo y tanto trabajo, que es que no hay ninguna duda, yo hice lo que tenía que hacer cada día del combate.
La seguridad que transmite el luchador hispanogeorgiano en sus palabras no es pura fachada, su capacidad psicológica para afrontar este tipo de retos es extraordinaria. Y es que se dice que ningún estado suele permanecer inmutable en el tiempo, a excepción de la mentalidad de Ilia Topuria. El aspirante al cinturón, clasificado en el número 5 de la categoría, atiende a este periódico mientras comienza el recorte de peso, una práctica en la que los peleadores pueden llegar a perder hasta 20 kilos para dar en la báscula el peso que requiere la división, un día antes de subirse a la jaula a competir. En esos momentos extremos, que en un deporte tan duro no son pocos, el de Alicante, que cuenta con fuertes convicciones religosas, asegura que se entrega completamente al Señor y visualiza su triunfo.
– ¿Qué importancia tiene Dios en tu vida y en tu carrera?
– Muchísima. Dios es lo primero para mí, porque en los momentos más difíciles de mi vida, fue el que me iluminó el camino, el que me dio la fortaleza, el que siempre me mantuvo en el camino correcto y el que me dio una identidad. Él nos guía en el trayecto que nos lleva hacia nuestros objetivos y que nos ayuda a cumplir nuestros sueños.
– Hablemos también de tu hijo, Hugo, al que le hemos visto en varias ocasiones en tus redes sociales. ¿Cómo se lleva eso de ser un aspirante al título de la UFC y padre a la vez?
– Es complicado, cuesta compartir tiempo con él, porque carezco muchísimo del tiempo. Desde que me despierto hasta que me duermo es un no parar. Tengo que entrenar mucho y lidiar con un montón de cosas que tengo fuera fuera del octágono, tengo muchos viajes, muchos compromisos…. Igualmente, nosotros nos lo pasamos bien cuando estamos juntos y llegará un momento en nuestras vidas en el que compartiremos mucho más tiempo.
– ¿Él es consciente de todo lo que está logrando su padre?
A ver, no sé si es consciente o no del todo, pero él es súper inteligente, la verdad. Voy a decir una frase súper típica que todo el mundo suele decir, pero es la verdad. No es que sea mi hijo, pero es un chico bastante inteligente (risas). Podría estar aquí ahora mismo sentado con nosotros y nos daría conversación.
– Ilia, no me cabe duda de que has hecho más por la marca España que muchísimos políticos. ¿Qué supone para ti España?
– Cuando estoy en España es cuando realmente me siento en casa, para mí, hasta que tenga aliento, va a ser siempre mi casa. Aquí fue donde me formé como profesional, donde maduré, donde terminé de hacer todos mis amigos, donde está mi hijo, donde vive hoy en día mi familia, donde vivo yo… Me encanta la comida que tenemos aquí. Me siento de aquí y lucharé por esta bandera hasta que viva.
Y aquí, su patria de acogida, es donde quiere traer la UFC, una liga con un valor estimado en más de 10.000 millones de dólares. Ya suenan en las quinielas el WiZink Center o el Santiago Bernabéu para acoger el evento en 2024. «En un 99%, mi próximo combate va a ser en España», afirma tajante Topuria.
– Estás logrando que se acerquen muchas personas a este deporte a través de tu figura. ¿Cómo les venderías las MMA para que se queden?
– No me gusta vender las cosas con palabras, sino con hechos. Es un deporte y a mí me gustaría que lo vieran como tal y no confundieran el personaje de los atletas dentro de su profesión y fuera de ella. Somos personas y somos atletas profesionales.
Fuente: ABC
